Pisemos el freno, que Zapatero puede no ser lo que parece y hasta cabría la posibilidad de resultarnos tan inteligente como milagrero, logrando una reedición moderna de la multiplicación de los panes y los peces. Lo suyo es puro malabarismo dialéctico, pero a juzgar por lo satisfechos que salen del encuentro todos los presidentes autonómicos, más bien parece el listillo de la clase entre un montón de ciruelos regionales, que salen de allí con la sonrisa puesta y convencidos de que lo suyo, la singularidad que cada uno lleva en la bocamanga, va a llegar a buen puerto a la hora de la financiación autonómica. ¿Quién dijo que el aceite y el agua no mezclaban bien? Zapatero, abra cadabra, está logrando que todos se sientan privilegiados y que por tener muchos habitantes o por tener pocos, todos se crean favorecidos.
Zapatero dice sí a todas las propuestas que se le hacen y no se anda con distingos entre los que piden por razón del idioma, la población, la dispersión, la vejez, los fandangos, el tinto de verano o la boina capada. Zapatero dice que si, que si y que sí y los excelentísimos ciruelos y ciruelas que pasan por su diván casi levitan de satisfacción cuando salen del encuentro, convencidos de que lo suyo es prioritario para el malabarista de la Moncloa, que sin perder la sonrisa ha repartido talante a espuertas entre todos ellos. ¿Cómo puede primar al mismo tiempo al alto por alto, al bajo por bajo, al moreno por moreno y al ciruelo por ciruelo, sin que se oiga una carcajada nacional? Eso no la ha explicado, pero ya nos enteraremos cuando llegue la hora de la verdad. De la verdad verdadera.
Pero por mucho talante que le eche al asunto del dinero, al final todos habrán de pasar por caja y allí se volverá a ver que este genio de la política circense todos sus huevos los pone en el nido de Cataluña, que es la comunidad que desniveló el criterio generalizado de España, permitiéndole seguir en la presidencia del Gobierno. Mientras los catalanes tengan el mejor pezón para seguir amamantándose, Zapatero puede seguir de malabarista financiero, porque al final lo que cuentan son los votos/escaños y los extremeños en este terreno tenemos muy pocas voces que dar. Lo nuestro, como siempre, es chitón en boca.
¿Tenemos que contentarnos con lo que nos llegue en la pedrea? Práctica no nos falta porque es lo que venidos haciendo en los últimos 25 años. Aquí, como máximo, nos llega el reintegro, pero no por eso se nos descuelga la sonrisa que lucían los braceros en Los Santos Inocentes, cuando la señora marquesa les daba los reales de las celebraciones.
¿Quién impone la reforma del modelo de financiación autonómica? El Estatuto de Cataluña, que votaron afirmativamente los diputados socialistas extremeños. ¿Pueden quejarse ahora por lo que votaron ayer? Ni ellos pueden quejarse por haber votado el Estatut, ni Extremadura puede quejarse por haberlos votado a ellos. ¡Feliz año nuevo!
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