Los amantes de las cúpulas catedralicias, tienen que anotar en su agenda que después de visitar la Capilla Sixtina, en el Vaticano, deben pasarse por la Capilla de Zapatero, en Ginebra. No se lo tomen a broma porque la insigne majadería de “la alianza de civilizaciones” va a quedar anotada para la posteridad, previo pago de su importe, dando nombre al salón noble de la ONU. Para lograrlo los españoles hemos tenido que poner 20 millones de euros, unos 3.327 millones de pesetas, pagados a escote. En semejante despropósito Extremadura participa con 150.000 euros. ¡No debemos andar tan mal cuando nos apuntamos a estos fuegos artificiales!
¿Crisis, recesión, paro galopante, caída libre del PIB, ruina de las familias, imposibilidad de pagar las hipotecas? La ONU ha pasado la hucha a todos los países integrantes, con sugerencias concretas. Calcularon que España podría estirarse hasta los cuatro millones de euros, pero debieron quedarse boquiabiertos cuando España -¿será por dinero?- llenó la hucha ella solita. El Gobierno español determinó que la prioridad más prioritaria de España es regalar a la ONU el salón de plenos, con capacidad para 2800 personas. La cúpula, de 1500 metros cuadrados, ha sido ornamentada, con manguerazos a presión, por Mikel Barceló, uno de los artistas del dedito en la ceja e integrante de la Plataforma de Apoyo a Zapatero. Aunque eso no merma su ingenio y capacidad creativa ¿le habrían hecho el encargo de haber firmado un manifiesto a favor de Rajoy? ¡Já!
Nadie nos torció el brazo para que soltáramos 20 millones de euros, pero si nosotros vamos sobrados y tenemos el capricho de bautizar aquello como “La Alianza de las Civilizaciones” hay que pagar las facturas y eso es lo que hemos hecho, a mayor gloria de Zapatero y de su alianza consigo mismo. En mi pueblo los ricos que querían perpetuar su nombre, tenían que correr con los gastos del bautizo, dotar a la criatura y apadrinarla. No se sabe muy bien en qué consiste la “alianza de civilizaciones”, término acuñado por Zapatero y que puede ser como el “abracadabra” el “aserejé” o el “Código de Voynich”, pero ya tiene un sitio principal en la ONU y cuando no quede nada ni de Zapatero ni de su puñetera alianza, allí está la cúpula para recordarlo.
Eso sí, en toda Europa están admirados de la grandeza y el desprendimiento de una España quijotesca que, en plena crisis económica y encabezando el paro en la Unión Europea, ha tenido la generosidad futurista de ofrecer a la Humanidad la Capilla Sixtina del siglo XXI. La cúpula, o más bien la cópula de Zapatero con su “alianza de civilizaciones”, es un regalo artístico que no tiene precio, aunque nos haya costado más de 20 millones de euros. El mar invertido que ideó Barceló ya cuelga del techo, haciendo que el día de la inauguración, todos los presentes tuvieran altura de miras. ¡El mundo se lo merece, Zapatero se lo merece y, qué coño, nosotros también nos lo merecemos!
¿Crisis, recesión, paro galopante, caída libre del PIB, ruina de las familias, imposibilidad de pagar las hipotecas? La ONU ha pasado la hucha a todos los países integrantes, con sugerencias concretas. Calcularon que España podría estirarse hasta los cuatro millones de euros, pero debieron quedarse boquiabiertos cuando España -¿será por dinero?- llenó la hucha ella solita. El Gobierno español determinó que la prioridad más prioritaria de España es regalar a la ONU el salón de plenos, con capacidad para 2800 personas. La cúpula, de 1500 metros cuadrados, ha sido ornamentada, con manguerazos a presión, por Mikel Barceló, uno de los artistas del dedito en la ceja e integrante de la Plataforma de Apoyo a Zapatero. Aunque eso no merma su ingenio y capacidad creativa ¿le habrían hecho el encargo de haber firmado un manifiesto a favor de Rajoy? ¡Já!
Nadie nos torció el brazo para que soltáramos 20 millones de euros, pero si nosotros vamos sobrados y tenemos el capricho de bautizar aquello como “La Alianza de las Civilizaciones” hay que pagar las facturas y eso es lo que hemos hecho, a mayor gloria de Zapatero y de su alianza consigo mismo. En mi pueblo los ricos que querían perpetuar su nombre, tenían que correr con los gastos del bautizo, dotar a la criatura y apadrinarla. No se sabe muy bien en qué consiste la “alianza de civilizaciones”, término acuñado por Zapatero y que puede ser como el “abracadabra” el “aserejé” o el “Código de Voynich”, pero ya tiene un sitio principal en la ONU y cuando no quede nada ni de Zapatero ni de su puñetera alianza, allí está la cúpula para recordarlo.
Eso sí, en toda Europa están admirados de la grandeza y el desprendimiento de una España quijotesca que, en plena crisis económica y encabezando el paro en la Unión Europea, ha tenido la generosidad futurista de ofrecer a la Humanidad la Capilla Sixtina del siglo XXI. La cúpula, o más bien la cópula de Zapatero con su “alianza de civilizaciones”, es un regalo artístico que no tiene precio, aunque nos haya costado más de 20 millones de euros. El mar invertido que ideó Barceló ya cuelga del techo, haciendo que el día de la inauguración, todos los presentes tuvieran altura de miras. ¡El mundo se lo merece, Zapatero se lo merece y, qué coño, nosotros también nos lo merecemos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario