La interrogante de Mariano Rajoy, “¿a qué ha venido usted, Sr. Zapatero” era la interrogante de casi todos los que habían escuchado la larga perorata de Zapatero sobre la crisis económica. El discurso de Zapatero, nada por aquí, nada por allí, evidenciaba que todavía no ha dedicado a la economía las dos tardes que le recomendó Yordi Sevilla. Fue al Congreso para hablar, aunque todavía no se sabe de qué. Zapatero dijo que “he venido a dar la cara”, pero no debemos preocuparnos, porque de eso tiene para llenar muchos cestos.
A Zapatero la situación le preocupa poco, porque un sondeo después de las pasadas elecciones, señalaba que los sectores más desprotegidos económicamente y los más afectados por la crisis, son los que con más decisión habían apostado por él. ¡Zapatero logró convencerles de que iba a acabar con el paro y de que la crisis era un invento del PP, con lo que se demuestra que el Limbo existe!
Después de negar la evidencia de una crisis que galopaba a sus anchas, no ha tenido más remedio que apadrinarla, aunque tarde, porque de la crisis pasamos a la recesión, es decir, al crecimiento negativo y él sigue igual de contento consigo mismo. Zapatero cree que todo se resuelve sólo y que no necesita conocimientos de economía para hablar de economía, igual que cree que no es necesario saber inglés para hablar en inglés.
Negando la crisis pretendía combatirla, siguiendo aquello de “el mejor desprecio es no hacer aprecio”. Lo suyo es prometer, enfatizar, gesticular y poner caritas de niño bueno, con buenas palabras y guiños zalameros. “¿Prometer hasta meter y una vez metido se olvida lo prometido?”. Es posible que ni se acuerde de su compromiso electoral de “pleno empleo”, que finalmente se ha traducido en 456.579 parados más. ¡Un 11% más alto que en la Unión Europea! 2.530.001 parados, nos colocan en la senda del paro de la etapa de Felipe González. ¡Ahí es nada! Zapatero, como Michael Phelps es un rompe récords.
Aseguró, con esa solemnidad que le caracteriza, que la inflación era coyuntural y que se moderaría en marzo, pero lo que ha hecho ha sido crecer desde marzo y ya la tenemos en el 4´9%, frente al 2´2% del año anterior. En este parámetro también vamos siguiendo la estela de Felipe González.
Frente al excedente de 7.524 millones de euros en las arcas del Estado y pese a que Zapatero garantizó que se mantendría el superávit, en siete meses ya se registra un déficit de 9.965 millones. Sólo se confundió en 17.489 millones de euros ¡Tres billones, para los que sigan calculando en pesetas! Y lo peor aún no ha llegado.
Y si no tuviéramos bastante con el optimismo de Zapatero, llega el relativismo cansino de Solbes, ex de Felipe González, que dice que “la crisis servirá para depurar a las empresas mal gestionadas”. ¡Una buena noticia, si lo depuran a él como gestor!
A Zapatero la situación le preocupa poco, porque un sondeo después de las pasadas elecciones, señalaba que los sectores más desprotegidos económicamente y los más afectados por la crisis, son los que con más decisión habían apostado por él. ¡Zapatero logró convencerles de que iba a acabar con el paro y de que la crisis era un invento del PP, con lo que se demuestra que el Limbo existe!
Después de negar la evidencia de una crisis que galopaba a sus anchas, no ha tenido más remedio que apadrinarla, aunque tarde, porque de la crisis pasamos a la recesión, es decir, al crecimiento negativo y él sigue igual de contento consigo mismo. Zapatero cree que todo se resuelve sólo y que no necesita conocimientos de economía para hablar de economía, igual que cree que no es necesario saber inglés para hablar en inglés.
Negando la crisis pretendía combatirla, siguiendo aquello de “el mejor desprecio es no hacer aprecio”. Lo suyo es prometer, enfatizar, gesticular y poner caritas de niño bueno, con buenas palabras y guiños zalameros. “¿Prometer hasta meter y una vez metido se olvida lo prometido?”. Es posible que ni se acuerde de su compromiso electoral de “pleno empleo”, que finalmente se ha traducido en 456.579 parados más. ¡Un 11% más alto que en la Unión Europea! 2.530.001 parados, nos colocan en la senda del paro de la etapa de Felipe González. ¡Ahí es nada! Zapatero, como Michael Phelps es un rompe récords.
Aseguró, con esa solemnidad que le caracteriza, que la inflación era coyuntural y que se moderaría en marzo, pero lo que ha hecho ha sido crecer desde marzo y ya la tenemos en el 4´9%, frente al 2´2% del año anterior. En este parámetro también vamos siguiendo la estela de Felipe González.
Frente al excedente de 7.524 millones de euros en las arcas del Estado y pese a que Zapatero garantizó que se mantendría el superávit, en siete meses ya se registra un déficit de 9.965 millones. Sólo se confundió en 17.489 millones de euros ¡Tres billones, para los que sigan calculando en pesetas! Y lo peor aún no ha llegado.
Y si no tuviéramos bastante con el optimismo de Zapatero, llega el relativismo cansino de Solbes, ex de Felipe González, que dice que “la crisis servirá para depurar a las empresas mal gestionadas”. ¡Una buena noticia, si lo depuran a él como gestor!
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