Me horroriza que la vicepresidenta del Gobierno se horrorice por haberse hecho una foto con un señor de Níger, sus dieciocho hijos y sus tres esposas oficiales. ¿Es que ya no somos modernos? ¿Hemos apostatado de “la alianza de civilizaciones”? Si un señor puede casarse con otro señor y una señora matrimoniarse con otra señora ¿no debemos ser comprensivos y tolerantes con otras civilizaciones que, desde siempre, asumen con naturalidad que un hombre pueda tener tres mujeres? Níger es un país eminentemente musulmán y allí la poligamia, como en otros lugares la poliandria, forma parte de su cultura más ancestral. Aunque Níger es una excepción, porque es de los más tolerantes, los musulmanes se escandalizan, hasta llegar a la lapidación, de las prácticas homosexuales que aquí defendemos y auspiciamos con auténtico ardor guerrero.
Resultaría horroroso que los nigerinos nos dieran lecciones de progresismo acelerado y que un icono de la moda y de la modernidad, como es la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, se viera relegada al capítulo de las antiguallas y, lo que es peor, señalada por su intolerancia, incapacidad, falta de talante, mentalidad retrógrada y ceguera multicultural. No se entiende que tras posar con el empresario y sus tres esposas, una de las mujeres más modernas del universo, como es nuestra vicepresidenta, mostrara abiertamente sus reparos y se sintiera “sorprendida y horrorizada”. Parece que ella accedió a la foto porque creyó que se trataba de un matrimonio “normal” con sus dos hijas y que en lo apresurado de la solicitud que le hicieron, no tuvo tiempo para discernir que era para fotografiarse con un polígamo y su familia. ¡Qué horror!
También resulta sorprendente que la Vicepresidenta, la ministra de Igualdad y la secretaria de Estado para la Cooperación Internacional, vayan de visita oficial a un país musulmán y que las tres ignoren que allí la poligamia está asumida con absoluta naturalidad. Tan natural que incluso se considera egoísta y desclasado al que no la practica ¿Por qué, doña Maria Teresa, no es “normal” un matrimonio entre un hombre y tres mujeres, si hemos hecho “normal” el de un hombre con otro hombre? No creo yo que el empresario polígamo que quiso perpetuar su momento de gloria junto a la señora Fernández de la Vega, ande ahora “sorprendido y horrorizado” por haber contaminado a sus dieciocho hijos y a sus tres esposas, fotografiándolos con la ideóloga de la “alianza de civilizaciones”.
Y hasta puede que las esposas y las hijas del polígamo, se escandalizaran de los continuos cambios de vestimenta y del fastuoso “fondo de armario” que acompaña siempre a la señora vicepresidenta. En Níger, tan pobres y necesitados, lo que más sorprende y horroriza es el derroche de los nuevos ricos. ¿Ya no somos modernos?
¡Ay, doña, que error y que horror!
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