Ibarra se ha puesto el careto de pacifista universal y pide de forma solemne que cesen las agresiones físicas y verbales. Y lo hace dos días después de tildar a los jueces del TSJE de irresponsables y de llamar inútil al alcalde de Mérida. El mismo día que José Santiago Copión, el alcalde pacifista de Los Santos de Maimona, da manotazos a un miembro de “Refinería NO” y -¡que progre es este fulano!- llama “mariquitas” a los que no piensan como él y, según él, se esconden y no dan la cara. ¿Qué dirá el gran Cerolo de semejante apelativo?
Ibarra ha entrado en trance pacifista y, a partir de ahora, va a ser Ibarra de Calcuta, Ibarra el Pacificador, Ibarra de Asis e incluso Ibarra Gandhi Mandela. Sus 23 años de ofensas “urbis et orbis” quedan en el pasado y ahora se nos aparece con el sayón blanco de los santones del desierto y con cara de comer saltamontes y de beber su propia orina. La sensibilidad de don Vito Corleone que algunos le reconocen no tiene nada que ver con esta nueva etapa que ahora abre. Ahora trabajará más y hablará menos. Ya no dará voces, ni amenazará, ni difamará, ni injuriará, ni ofenderá a nadie. Ya no hará más el ridículo, ya no volverá a vender la Extremadura de los Paletos y evitará humildemente ser la carcajada nacional. El tiempo que le quede será presidente de todos y los fondos públicos los distribuirá equitativamente y al margen del color político. Recibirá a todos, suprimirá el aparato de propaganda personal y los 60.000 euros diarios que gasta en autobombo, pagar silencios y comprar titulares, los usará para mitigar el paro que gracias a su suprema inutilidad ha estado manteniendo durante los últimos 23 años. Ya no enviará avisos a los medios de comunicación, recordándoles que los canales de televisión los dará él y como le salga de los ... y abrirá un proceso en el que todos tendrán su oportunidad.
Tampoco pagará sus rabietas quitando y poniendo suscripciones a los periódicos, dando y retirando publicidad institucional a su antojo y servicio. No perderá más tiempo defendiendo a delincuentes condenados en sentencia firme y llamando delincuentes a los que no le dicen “amen”, además de respetar el Estado de Derecho, la Constitución y los principios democráticos. En definitiva, que se va a dedicar a trabajar en Extremadura y por los extremeños, lejos de la imagen de estos últimos 23 años en los que no ha pasado de ser un diosecillo de barro, con la cabeza de paja y el corazón de un tirano. ¡Viva el nuevo Ibarra Gandhi-Mandela de Calcuta!
Ibarra ha entrado en trance pacifista y, a partir de ahora, va a ser Ibarra de Calcuta, Ibarra el Pacificador, Ibarra de Asis e incluso Ibarra Gandhi Mandela. Sus 23 años de ofensas “urbis et orbis” quedan en el pasado y ahora se nos aparece con el sayón blanco de los santones del desierto y con cara de comer saltamontes y de beber su propia orina. La sensibilidad de don Vito Corleone que algunos le reconocen no tiene nada que ver con esta nueva etapa que ahora abre. Ahora trabajará más y hablará menos. Ya no dará voces, ni amenazará, ni difamará, ni injuriará, ni ofenderá a nadie. Ya no hará más el ridículo, ya no volverá a vender la Extremadura de los Paletos y evitará humildemente ser la carcajada nacional. El tiempo que le quede será presidente de todos y los fondos públicos los distribuirá equitativamente y al margen del color político. Recibirá a todos, suprimirá el aparato de propaganda personal y los 60.000 euros diarios que gasta en autobombo, pagar silencios y comprar titulares, los usará para mitigar el paro que gracias a su suprema inutilidad ha estado manteniendo durante los últimos 23 años. Ya no enviará avisos a los medios de comunicación, recordándoles que los canales de televisión los dará él y como le salga de los ... y abrirá un proceso en el que todos tendrán su oportunidad.
Tampoco pagará sus rabietas quitando y poniendo suscripciones a los periódicos, dando y retirando publicidad institucional a su antojo y servicio. No perderá más tiempo defendiendo a delincuentes condenados en sentencia firme y llamando delincuentes a los que no le dicen “amen”, además de respetar el Estado de Derecho, la Constitución y los principios democráticos. En definitiva, que se va a dedicar a trabajar en Extremadura y por los extremeños, lejos de la imagen de estos últimos 23 años en los que no ha pasado de ser un diosecillo de barro, con la cabeza de paja y el corazón de un tirano. ¡Viva el nuevo Ibarra Gandhi-Mandela de Calcuta!
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