viernes, 27 de febrero de 2009

FUMANDO ESPERAN


Han pasado tres años desde la aprobación de la mal llamada “ley antitabaco” y durante este tiempo se ha demostrado que aquello fue un “ni quiero ni puedo”, porque la Ley ignoraba la picaresca de los españoles, que solemos buscar el mínimo resquicio para burlar cualquier normativa y seguir haciendo lo que nos da la gana. La Ley se hizo con tanta ingenuidad y dejando tantos huecos que finalmente cayó por ellos, precipitándole en el vacío. Hoy sólo queda un articulado arrinconado e inservible, que nadie respeta y que nadie hace respetar. Toda España se ríe de la Ley, pero en Extremadura lo que se oye es una carcajada, porque aquí estamos tan al margen que la Junta ni se plantean desarrollarla.

Tres años después todo sigue prácticamente como estaba, porque del 24´2% que fumaba, hemos pasado al 24%1 que fuma, lo que en si mismo demuestra la inutilidad de una Ley que no ha cumplido sus objetivos y que desde el principio se vio ninguneada por las propias autoridades sanitarias... ¡Pero si se fuma incluso en los hospitales! Desde que entró en vigor han muerto En España por causa directa del tabaco más de 150.000 fumadores activos y 12.000 pasivos. ¿Cuántas de esas víctimas corresponden a Extremadura? La Junta no lo sabe ni lo quiere saber, porque se ha limitado a poner cataplasmas y ungüentos que sólo sirven para cubrir el expediente.

El tabaco mata diez veces más que el automóvil, pero es evidente que se ha logrado mayor concienciación social sobre el riesgo de conducir con una tasa de alcohol elevada, mientras que se ha frivolizado con el consumo del tabaco y sus victimas directas e indirectas. La razón es muy sencilla: las leyes de Tráfico se respetan a golpe de talonario, pero las de Sanidad, como la Junta está ausente, silva y mira para otro lado, sirven a los fumadores para liarse un pitillo y hacerse fotos graciosas ahumando un cartel de “Prohibido fumar”. La consecuencia es que resulta prácticamente imposible encontrar en Extremadura un lugar sin malos humos, aunque la consejera de Sanidad ponga ese gesto doliente de “doña Perpetua Amargura” cuando se siente incomodada con estos temas tan insignificantes.

Pero la pasividad frente al tabaco tiene una consecuencia muy perversa, porque en Extremadura, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, fuman habitualmente el 20% de los alumnos de Primaria y Secundaria, siendo mayor el índice de consumo en las mujeres que en los hombres. Donde el hombre retrocede está avanzando la mujer, que en el tramo de 18 a 20 años también supera a los fumadores. En Extremadura se venden cerca de 60 millones de cigarrillos más todos los años, lo que demuestra la efectividad del parcheo legislativo de la Consejería de Sanidad. Estamos entre los más fumadores y, lo que es peor, entre los que comienzan con la adicción antes.
En Extremadura no hemos pasado de las grandes declaraciones, que finalmente se quedan en pequeñas anécdotas. El actual presidente de la Junta, antes consejero de Sanidad, llegó a defender la abolición del cultivo, la producción y la venta del tabaco, pero a la hora de la verdad lo más sonoro que ha hecho es... ¡no hacer nada! Dejémoslo así. ¿Fumando esperan? Los muertos, no

miércoles, 18 de febrero de 2009

RISITA DE HIENA


Creo que hace doce años, cuando murió, escribí un artículo sobre las atrocidades de los Jemeres Rojos camboyanos, capitaneados por una auténtica alimaña que se nutría del sufrimiento ajeno: Pol Pot, “risita de hiena”. Los Jemeres Rojos, de inspiración maoísta y en un principio espejo y ejemplo de todos los papanatas que iban de izquierdosos y revolucionarios, implantaron en Camboya un régimen de terror que superó incluso las atrocidades más conocidas de algunos emperadores romanos. En tres años asesinaron a más de dos millones de camboyanos, la cuarta parte de un país de ocho millones de habitantes, pero la sed de aquellos revolucionarios, que pretendían hacer de Camboya una cooperativa agrícola al margen de todo progreso y civilización, no se saciaba y cuando los fusiles ardían y les quemaban las manos, con el machete continuaban la labor de aniquilar pueblos enteros.

Era más fácil matar que enterrar y cuando los cuerpos se amontonaban y comenzaban a hincharse, hacían piras de hasta 5.000 personas, que ardían durante varios días. El artífice principal de aquel terror, de aquel horror que la humanidad no supo ni quiso saber evitar, fue Pol Pot, un ser menudo, fibroso y de mirada esquiva que, ironías del destino, murió plácidamente sedado en su cama, rodeado de los suyos, por malaria y después de haber degustado una generosa ración de chivo asado, su plato favorito. Pol Pot odiaba todo lo que fuera cultura o educación y mando ejecutar a muchos presuntos intelectuales a los que identificaba porque llevaban gafas o en su casa tenían un libro.

Pol Pot, risita de hiena, fue un ser enigmático al que temían incluso los más cercanos. Dicen que su risa producía escalofríos, vaciaba los pulmones, hacía temblar las piernas y soltaba los esfínteres. Su risita, a intermitencias, era en sí misma una sentencia de muerte. Se reía permanentemente, mientras sus ojos permanecían fijos, fríos e inexpresivos. Jamás miraba de frente, siempre de abajo- arriba, enseñando el colmillo izquierdo, como una hiena que disputa su pitanza. Por eso, con toda simpleza, sus propios soldados lo conocían como “risita de hiena”. Por donde Pol Pot pasaba, dejaba un reguero de muerte, tortura, horca o acuchillamiento, todo ello aderezado con sutiles torturas, con las que disfrutaba mientras cenaba su cabrito asado.

Aquella locura de los Jemeres Rojos apenas duró tres años, de abril de 1975 a octubre de 1978, pero fue un tiempo suficiente para dejarnos muestra de la destilada depravación que anida en el alma de algunos seres con apariencia de humanos. Pol Pot y la mayoría de su camada murió sin ser juzgado, pero aún quedan vivos algunos de ellos y ahora, treinta años después, un tribunal internacional los va a escuchar, en un juicio justo que ellos no facilitaron a los dos millones de infelices que se cruzaron en su camino, al grito de “si vives no se gana nada, si mueres no se pierde nada”.

Ahora, viejos, agotados, enfermos y usando casi todos ellos gafas como las de sus victimas, se sientan en el banquillo de los acusados, cuando alguno ya ni siquiera entiende las razones por las que se les juzga. ¡Viéndolos hay que hacer un esfuerzo para no sentir compasión! Compasión por ellos y por un mundo tan difícil de entender.

viernes, 13 de febrero de 2009

ACUSE DE RECIBO


Internet facilita la comunicación, la respuesta rápida, el desahogo inmediato y su facilidad ha arrinconado al ya obsoleto correo postal, al telégrafo, al teléfono e incluso el revolucionario fax. Casi cada artículo publicado en esta sección motiva respuestas o comentarios inmediatos de algunos lectores y eso es impagable. Los hay que se sienten agredidos por las opiniones que aquí se vierten, sin calibrar que lo que escribo es sólo mi opinión, que no represento a nada ni a nadie, que apenas voy conmigo mismo, que no hago seguidismo de ninguna idea colectiva y que, posiblemente, la única virtud de estos artículos es que suelen ser políticamente incorrectos y estar ideológicamente distanciados de cualquier mandamiento doctrinal. No me van las pirámides.

Yo no tengo guía espiritual y mientras HOY me lo permita, la libertad es el eje de lo que escribo. De todos modos, estoy muy agradecido a los que me leen, a los que se molestan en replicar e incluso a los que pretenden ofenderme, como Zacarías III, un lector de guardia que cada semana se toma la molestia de machacar lo que escribo. No hay forma de acertar con él y, diga lo que diga, siempre estoy confundido. Yo estoy contento de que él esté ahí, pero Zacarías III debería dejar de leerme porque creo que lo pasa mal. Lo entiendo porque a mi me pasaba algo parecido con un pequeño predicador radiofónico y desde que lo aparté de mi dial sonrío más y mejor.

Pero además de la respuesta urgente, Internet facilita en ocasiones pinceladas de fina inteligencia, que superan con creces a los brochazos de grueso calibre que se nos cuelan por la puerta abierta del correo electrónico. En ocasiones me llegan correos que me hacen reír abiertamente y que me apresuro a compartir. Hoy he recibido dos. Uno de ellos explica el efecto dominó de la crisis económica.

“En una tribu india fueron a consultar al hechicero si debían cortar mucha leña para soportar el frío. El hechicero, hombre moderno y de recursos, les pidió una hora para consultar a los espíritus y cuando se quedó sólo llamó al servicio meteorológico, que le confirmó que, efectivamente, iban a bajar las temperaturas. Llamó a su gente y les dijo que sí, que iba a hacer frío y que debían cortar mucha leña. Días después salió un sol esplendoroso y los indios volvieron al hechicero para preguntarle si debían seguir cortando leña. Como en la ocasión anterior, el hechicero volvió a llamar al centro de meteorología y allí le confirmaron que iba a hacer muchísimo, muchísimo frío. ¿Y cómo lo saben con tanta seguridad? ¡Pues porque los indios están cortando leña como locos!”

El otro correo es muy ingenioso en la utilización de las palabras: “Parece que a Franco no le gustaba mucho el Duque de Cádiz como futuro esposo de su nieta Carmencita. A Franco quien de verdad le gustaba era el cantante Ton Jones y para lograr su propósito incluso pidió la intermediación de la Reina de Inglaterra. Como insistía e insistía, la Reina intrigada le preguntó que por qué tanto interés por ese cantante y Franco se lo explicó: Es que si mi nieta se casa con Ton Jones y tienen un niño, se llamará... ¡Paco-Jones Franco!”

jueves, 5 de febrero de 2009

ZAPATERO: SOLUCIONES PARA TODO


Los conflictos milenarios suelen tener soluciones complejas, pero parece que Zapatero puede ver en la oscuridad y es capaz de resolver él solo el crucigrama de Palestina. Mientras los líderes europeos se mueven con mucha cautela por ese campo minado, nuestro presidente imparte doctrina sobre el pacifismo y se posiciona sin titubeos. Como él, mucha gente toma partido según proximidades ideologías que nada tienen que ver con lo que allí ocurrió, ocurre y, si no se remedia, seguirá ocurriendo, porque como sentenciaba nuestro poeta, Manuel Pacheco, “para matar el cáncer no sirven las libélulas” Zapatero cree que sí.

Ese triángulo sumido en una guerra permanente, fue durante diecisiete siglos un reino judío, al que masacraron todas las corrientes imperialistas, pasando de los persas a los macedonios, egipcios, seléucidas, romanos e ingleses. Tras las revueltas contra Roma (70-135 DC) Judea fue rebautizada con el nombre de Palestina. Destruida por los romanos, los judíos fueron dispersados. Apátridas en todas partes, han sufrido cruzadas, persecuciones e incluso el Holocausto exterminador, pero nunca renunciaron a reagruparse en torno a Jerusalén, fundada por el rey David. Los cinco millones de judíos, creen que esa tierra les pertenece y cuando volvieron en 1.948, al renunciar Inglaterra al protectorado, fue para quedarse. Desde entonces todos participan en la misión de preservar lo que históricamente consideran suyo y... ¡ morirán antes de salir de allí!

Pero los árabes tienen poderosas razones, porque también han estado allí durante siglos y tras la conquista musulmana en el siglo VII, la ocuparon totalmente. El anhelo de los casi cinco millones de árabes, como centro cultural, social y religioso es también Jerusalén, donde se encuentra la mezquita de al-Aqsa y de Omar, lugares sagrados para los musulmanes. La tradición árabe dice que allí subió a los cielos el profeta Mahoma, a lomos de su legendario caballo Al Buraq. Como los judíos, para los musulmanes esa es también la tierra de sus antepasados, un lugar al que no pueden renunciar y, como los judíos... ¡ morirán antes de salir de allí!

¿Quién tiene razón, de quien es esa tierra? Nadie ha logrado una fórmula magistral para acabar con el conflicto, hasta que ha llegado Zapatero. El enfrentamiento peina siglos y los dos exponen idénticas razones. Allí no es posible la convivencia porque ambos buscan la destrucción del adversario y su autodeterminación. Hoy Israel lleva las de ganar porque tiene una estrategia definida, más poder armamentístico y un impulso unido, frente a la división de los musulmanes, aunque las prácticas terroristas y de guerrilla de Hamás, asentados en Gaza, estén jaleadas por los países limítrofes que recelan de Israel y pretenden neutralizarlo, manteniendo sus conflictos internos.

En un desencuentro tan complejo, sangriento y dilatado, donde las dos partes creen luchar por lo que les pertenece, no parece muy sensato tomar partido por una de las opciones, porque ni a los cinco millones de musulmanes, ni a los cinco millones de israelitas se les va a convencer con artificios de conveniencia ni alianzas de civilizaciones. Allí hay que concretar dos estados independientes, en paz y con las fronteras perfectamente definidas, como se estableció en la Cumbre de Oslo. ¿Cómo se hace? ¡Nadie en el mundo lo sabe! Excepto Zapatero.


NOTA: En la foto, Zapatero luciendo el pañuelo palestino