martes, 11 de noviembre de 2008

TARDE Y MAL


¿Se acuerdan ustedes del “crimen de Alcáser”? Tres niñas fueron raptadas, violadas, torturadas y asesinadas hace 16 años. El caso tuvo mucho eco mediático, porque los padres, evidentemente desgarrados de dolor, descompuestos y con la razón alterada, se pasearon por todos los canales de televisión, exigiendo una resolución que no llegaba. Durante aquellas comparecencias públicas y ante la lentitud de unas indagaciones que no avanzaban, uno de los padres, Fernando García, “juró en arameo” y bramó contra el fiscal, la Guardia Civil, la policía, los jueces, el cosmos, el ángel de la guarda, el sistema métrico decimal… Si existen las atenuantes y la enajenación sigue siendo una eximente, ese parecía un caso de libro, pero…

Pero aunque el caso no se ha cerrado, porque algunos de los asesinos siguen en paradero desconocido, todos los improperios que salieron por la boca del padre de Miriam, fueron cuidadosamente anotados en el cuaderno de los agravios y ahora, el próximo lunes, Fernando García y otros, se sentarán en el banquillo de los acusados para ser juzgados por calumnias e injurias, porque 16 años después, el fiscal pide para él una pena de 16 años de cárcel, multa de 113.400 euros, indemnización de 601.012 euros para el fiscal y 120.202 euros para cada uno de los forenses que fueron acusados de “ineptos”. En casos así uno mira al cielo y da las gracias a una Constitución que, menos mal, tiene abolida la pena de muerte, pero…

Pero uno no sabe cómo calificar a una justicia que, 16 años después, pide 16 años de cárcel para un padre que ha recogido en un chamizo el cuerpo de su hija destrozado por unos canallas que ni siquiera han sido localizados en su totalidad. Las fotografías de las niñas, mañana, tarde, noche y madrugada ocupando todas las pantallas debió ser un suplicio añadido al que ya llevaban encima y es muy posible que Fernando García, en su desesperación, se pasara escupiendo al mundo y cayera en calumnias, difamaciones e injurias contra los responsables de unas indagaciones que no prosperaban. No me atrevo a calificar –toco madera- al puntilloso fiscal que ha tardado 16 años en formular una propuesta penal de 16 años de cárcel para el padre, los mismos que puede cumplir finalmente el asesino de su hija, pero…

Pero en España tenemos asumido el corporativismo de los jueces y los garrafales fallos judiciales. Vemos como asesinos juzgados y sentenciados a miles de años, reciben un trato vip y se pasean por las calles pisando las cabezas de sus víctimas o se pierden en Irlanda, haciendo un corte de mangas al juez que -¡a buena hora! los reclama. Después de haber visto a Josu Ternera y a sus mariachis amamantados, escoltados y protegidos y después de haber oído al presidente del Gobierno tildar a alguno de ellos de “gente de paz”, lo de las injurias y calumnias de un padre atormentado aparece muy desdibujado. ¿Cuánto pediría el fiscal para mí, si supiera lo que estoy pensando?

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