sábado, 23 de diciembre de 2023

 

Tontos útiles

Antes que volver a España en plan triunfal, dedos en V y pisando moqueta, Puigdemont tiene objetivos más prioritarios, como el de humillar al Gobierno, humillar a España, humillar al Rey, evidenciar ante Europa que España no es un aliado fiable y rendir al sistema judicial. Van paso a paso. Ya dijeron que el discurso del Rey, tras la intentona golpista, «ha tenido, tiene y tendrá consecuencias para la Corona» y lo han hecho efectivo con los desplantes continuos al jefe del Estado. Atentos, vienen curvas, eso es solo el principio. Si también logran anular la independencia del poder Judicial, enjuiciando a los jueces que no les gustan y sometiendo al sistema a sus intereses, habrán dado un paso de gigante para conseguir la independencia, su objetivo último. Es una oportunidad única y ellos lo saben, porque cuentan con la colaboración del propio Gobierno que, por seguir, lo asume todo.


Los separatistas catalanes no se conforman con ganar, quieren divertirse y entre sus exigencias han metido de rondón la necesidad de una fotografía, en plan colegas, de tú a tú, de president a presidente, entre el huido y el presidente del Gobierno, buscando la «rehabilitación definitiva». Pedro Sánchez lo negó y dijo que eso no estaba en su agenda, pero el encuentro, foto incluida, ya se ha anunciado. Los golpistas de los que depende el Gobierno quieren que se visualice que la confundida era España, que es la que se ha rendido y llevarán a Pedro Sánchez hasta Bélgica para que escenifique la nueva Rendición de Breda, entregando la llave al fugado. Puigdemont conoce a Pedro Sánchez y sabe que con él puede recorrer el túnel de las ocurrencias, porque está abierto a cualquier exigencia para seguir en la Moncloa. Uno pide, el otro da y los dos tan contentos. ¿Imaginan quién pagará la factura?


En el acuerdo que firmaron Junts y PSOE, que hará suyo el Congreso de los Diputados, se asume la politización de la Justicia en España y justifica las descalificaciones de la portavoz de los golpistas que, desde la tribuna del Congreso, señaló a jueces «indecentes» a los que harán pasar por un tribunal de la inquisición progresista, unida para la ocasión. Gran espectáculo, los delincuentes administrando el Código Penal y juzgando a los jueces que los juzgaron.


Pero ellos tienen una hoja de ruta bien planificada y saben que no faltarán tontos útiles que soplen sus velas, como así ha ocurrido. Con toda la Judicatura negando el «lawfare», el Tribunal Supremo considerando que «son los prolegómenos a la supresión del Estado constitucional», Europa alertada por un ataque a la independencia judicial sin precedentes en la UE y un PP muy activo contra la acusación hacia los jueces, el listillo de turno –la cabra tira al monte–, ha sido nuevamente Monago, senador del PP que, desde la tribuna del Senado se hizo un ‘miriamnogueras’, derramando pringue y reconociendo la corrupción del sistema: «El mayor caso de ‘lawfare’ lo hicieron ustedes porque un juez, el juez De Prada, introdujo un párrafo en la sentencia de la Gürtel que provocó la caída del Gobierno de Rajoy». No es que al PP se le tuerza cualquier iniciativa por mala suerte, es que tiene un ejército de bobos en el banquillo, esperando su oportunidad.


Gran espectáculo, los delincuentes administrando el Código Penal y juzgando a los jueces que los juzgaron

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