La calma del encinar
MAS
CARA QUE ESPALDAS
Tomás Martín Tamayo
Leo en la prensa del régimen que el PP se ha reunido “después del fiasco
de la noche electoral” y que Pedro Sánchez y Adriana Lastra, por separado, señalan
el fracaso de los populares porque “lo único que han conseguido es dar alas a
la extrema derecha”. Eso es lo único que ha conseguido el PP, pese a sacar tres
escaños más que el PSOE. Sorprendente. Las elecciones para los voceros y
apesebrados de la “gauche divine” fueron un fiasco para el partido que las ganó
y un éxito para los que las perdieron. No recuerdo un análisis más grotesco, se
necesita mucha desvergüenza para intentar vender semejante patraña. ¿Idiocia o estulticia?
Ambas, amasadas con cinismo y osadía. Y no lo dijeron de broma, ni era la
entradilla de un chiste. Pedro Sánchez, que se mantiene en la presidencia del
Gobierno por el pacto con comunistas (que en Extremadura sostuvieron al PP),
anarquistas, separatistas …, con aire triunfador le pidió a Pablo Casado que
rompiera con la extrema derecha “en toda España”. ¿Alguien puede creer que
Pedro Sánchez, que es capaz de gobernar con los que le quitaban el sueño y de
pactar incluso con los proetarras, iba a tener escrúpulos en hacerlo con Vox si
pudiera? Más cara que espaldas.
La explicación de Tezanos sobre el nuevo tropezón demoscópico del CIS,
ese juguete que nos sale más caro que el papel higiénico barato, se ha
materializado en un comunicado rebosante de cinismo, en el que aclara que “su
actividad no es la magia ni la adivinación”. Contra todo pronóstico, como
siempre, dieron ganador al PSOE y desplazaron al PP, confundiendo deseos con
realidad. Inflaron los resultados de Unidas Podemos y ahora también a
Ciudadanos, porque le convenía al PSOE. ¿No es eso hacer magia demoscópica y
adivinación estadística ante una bola de cristal? Más cara que espaldas.
En la retahíla post recuento de las elecciones del pasado domingo,
tuvimos la oportunidad de ver/oír cómo representantes de Podemos se lamentaban
del error del electorado por haber dado alas a VOX, partido al que ellos
consideran un peligro por sus posturas extremas. “Quítate allá, que me tiznas”,
dijo la sartén al cazo. Ellos, que han pasado de tener poco a tener menos, se
sienten legitimados para señalar a un electorado que les acababa de dar un
zasca monumental. Curioso que la extrema izquierda considere un error votar
otros supuestos extremos, porque los únicos permitidos en su democracia
orgánica son los suyos. Más cara que espaldas.
La piedra angular del “Síndrome
del PP”, es un complejo de culpa que lo mantiene en vigilia permanente, siempre
en guardia y receloso de que le puedan acusar de no se sabe que males del
averno. Parece que incluso se avergüenzan de ganar, porque el triunfo lo
enarbolan los que han perdido. Ahí está el PSOE, que incluso cuando pierde
vende el éxito y, además, señala la derrota de los que han ganado. En la última
sesión de control, Pedro Sánchez se mostraba exultante y desafiante, poniendo
deberes a un Pablo Casado, desconcertado y en un “quiero y no puedo” que lo
aleja cada día más de los postulados que dice defender. Parece que le gustaría
ser Pedro Sánchez y pactar con los progresistas de UP. Para no sentirse
señalado. Más cara que espaldas.
De vox hablaremos otro día.
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