La calma del encinar
PERROS DE MAJÁ
Tomás Martín Tamayo
tomasmartintamayo@gmail.com
Los perros de majá están de guardia permanente e incluso
cuando duermen, se levantan ladrando ante cualquier presencia extraña. Ladran
para ahuyentar, corretean los límites de
la finca, avisan a sus amos, y a los
intrusos de que han sido localizados y de que corren un peligro inminente si
osan acercarse al terreno vallado. La contraprestación que exigen es un
mendrugo de pan, unos huesos, algo de agua y, de tarde en tarde, alguna caricia
del amo. Ah, para que no se vea discriminación machista, caigo en el
despropósito de proclamar que, cuando me refiero a los perros, también incluyo
a las perras. A las perras de majá.
Estoy aprovechando el confinamiento para poner orden en
papeles y biblioteca, y para bloquear, en la única red social que uso, a unos
cuantos perros y perras de majá, que andaban por ella aturdiéndome con sus
ladridos. Si no son tiempos para la lírica, tampoco lo son para los plastas,
los cansinos, los “jartimbres”, modorros y modorras de piñón fijo, incapaces de
un mínimo de criterio personal. ¡Siempre agazapados tras alguna mata para ladrar
incluso al silbido del viento! No los soporto, creo que, por necios, los perros
y perras de la majá ideológica son todavía más perniciosos que los propios
dueños. Y los veo tan rematadamente zoquetes que su empecinamiento cegato me produce
menos conmiseración que desprecio.
¿Tienen los perros de majá que justificar cualquier parida
del Gobierno/amo, barnizar sus torpezas, sus pedos, sus eructos, contradicciones
y mentiras? Lo hacen y lo hacen sin pudor, sin parpadear, poniéndose al
servicio del disparate que llegue desde arriba porque lo suyo es ladrar. Y en
el caso de algunos medios y emisarios, cobrar.
¿Recuerdan cuando Ivancito Rasputín Maquiavelillo inventó
para Monago el bochorno de “Curro de Camas” y “Paco de Zafra”? Pues siguiendo
el mismo manual, porque todo lo que está haciendo es lo que aquí hizo y todas
las memeces que pone en la boca de Pedro Sánchez ya la puso en la de
Monago, ahora ha rescatado al “Capitán A
Posteriori”, que pretende poner en evidencia a los que critican la gestión del coronavirus. Los
perros y perras de majá, acogieron la “genialidad” con entusiasmo y, para
difundirla, ladraron hasta a las piedras del camino. ¡Pobres y pobras, porque
no se les ha hecho ni puñetero caso!
El cierre de
filas, sin un mínimo de raciocinio, y
tragárselo todo como manjar exquisito, es propio de mentes endebles, de
brutos, de gente servil y vacía, adoctrinada para el vasallaje e incapaces de elaborar una idea propia. Vienen a ser la
subespecie, la carne que vaticinaba Aldous Huxley en “Un mundo feliz”.
¿Adónde van
con esa idiotez de que a los discrepantes nos mueve el odio? ¿Y de llamarnos
fascistas y de extrema derecha a todos los que tenemos un criterio propio?
Precisamente uno de los postulados más aborrecibles del fascismo es el
alineamiento, la verticalidad en el mando, la obediencia jerárquica, la
sumisión, la pleitesía y la incapacidad
de pensar. El fascista más cercano que tienen los perros y perras de la majá ideológica
es el que llevan encima. En el “Chavo del 8” lo resumirían: ¡Chusma!
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1 comentario:
Realmente me resulta magnífico tu artículo por lo bien que describes a esa “casta” de segunda fila que goza de privilegios, aunque menores (mendrugos de pan), por el seguimiento incondicional e interesado que dispensan al “amo”. Privilegios menores pero suficientes para condicionar su pensamiento apartándolo de todo sentido común. No en vano saben que su subsistencia depende, como la del mastín, de la máxima racionalista “pienso, luego existo”. Y como para el mastín ese “pienso” es el mendrugo de pan.
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