La calma del encinar
OBJETIVO: CLING, CLING
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a Día

Una muchachita, muy de la actualidad, se ha especializado en
vender sus amoríos, cama incluida, porque ha aprendido que lo importante es el negocio y
que, en su caso, lo que más cotiza es retozar, solazarse hasta con los colores
del arco iris. Mientras más cama, más “cling, cling”. Otra rememora
“encuentros” remotos con famosos, vendiendo los escarceos cameros como si
hubieran ganado un Pulitzer. Se han vendido amoríos extraños, encuentros
furtivos, paternidades inexistentes y persistentes hasta la exhumación,
delitos, exculpaciones, condenas y, lo peor, enfermedades pasadas, presentes y
hasta futuras... Y creo que este es el capítulo más vomitivo.
Me parece plausible que algunos famosos afronten
públicamente una enfermedad porque eso puede desmitificarla y, al hacerla
visible, ayudan a los que sufren la misma, desde el silencio, el anonimato y a
veces, el rechazo social. Abren así la conciencia colectiva y dejan el aviso a
navegantes de que nadie está libre y de que en el bombo también gira nuestra
papeleta. No son inútiles los gestos públicos de solidaridad con determinadas
dolencias, que han permanecido marginadas como castigos bíblicos.

Pero también hemos visto a
sinvergüenzas ordeñando enfermedades reales o imaginadas, patologías de sus propios
hijos, enseñando junto al dolor una
cuenta bancaria para el “cling, cling”… El cáncer no es una infidelidad en la
pareja, ni un cambio estético, de sexo o peso, aunque veamos a unas hermanas,
que venden hasta los suspiros, venderlo para hacer caja en programas de
“escandaleras”. Una porque lo tiene y la otra porque lo tuvo, “cling, cling” y
hasta el próximo capítulo. Otro famosillo del cotilleo vendió el de un familiar
muy cercano, pero lo hizo publicitando un restaurante de su propiedad… Una
enfermedad como el cáncer, contra la que muchos luchan con estoica heroicidad,
no se debe frivolizar, llevándolo a plataformas del cotilleo por intereses
económicos. Para algunos/as el “cling, cling” es la banda sonora de su vida.
Hasta la muerte.
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