La calma del encinar
ERNESTINO
CONTRA FIDEL
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a Día
Ernestino Abreu y Fidel Castro eran amigos desde la
infancia, tenían la misma edad, compartían las mismas inquietudes y fallecieron
con siete meses de diferencia. Los dos coincidieron en la Universidad de la
Habana y en ambos anidó la rebeldía por una situación política que había hecho
de la isla una propiedad privada y “el mayor prostíbulo de Miami”, bajo la bota
de un sátrapa como Fulgencio Batista. Ernestino fue de los primeros en
sublevase activamente y muy pronto
capitaneó una de las primeras células de resistencia, en la zona boscosa de
Pinar del Río. Allí, con una escopeta de cañones recortados y un cuchillo
matancero, fue uno de los pioneros en plantar cara a la guardia del dictador.
Meses después se incorporó a la revuelta Fidel Castro que, con su verborrea
revolucionaria, unió y dio visibilidad a todos los movimientos guerrilleros. El
Ché era la idea, Ernestino el trabajo y Castro la voz.
Ernestino, herido, enfermo y agotado tuvo que retirarse en
un par de ocasiones, pero, aun así, fue uno de los históricos que, junto a
Castro y el Ché, entraron victoriosos en La Habana, tras la huida de Batista. La
luna de miel de Ernestino con Castro fue tan corta como la de Castro y el Ché,
pero ambos cogieron derroteros diferentes, el Ché intentando expandir el
movimiento revolucionario a toda América latina y Ernestino, asqueado de la
burocracia y de los fusilamientos indiscriminados que estaba llevando a cabo
Raúl Castro, se sublevó, fundando el MRR (Movimiento Revolucionario de
Recuperación), perseguido con saña por los dos hermanos. Ernestino era joven,
ingeniero agrónomo, pertenecía a la élite de la revolución y si se hubiera
aclimatado a la nueva tiranía lo hubiera tenido todo a su favor en la Cuba que
estaba despertando, pero la represión feroz, el asesinato masivo de jóvenes,
los fusilamientos sin juicio y las violaciones de las libertades de los nuevos
tiranos, disfrazados de libertadores, lo hicieron levantarse de nuevo: “No
hemos luchado para quitar a un dictador y poner a otro”.
Muchos de los que
entraron victoriosos en La Habana, cayeron en los dos primeros años por
oponerse a un dictador al que habían ayudado a llegar. Ernestino tuvo que
asilarse en la embajada de Brasil para escapar de las garras de quienes lo
buscaban para llevarlo al paredón de fusilamiento, como hicieron con dos de sus
lugartenientes. Consiguió huir y, desde Miami, organizó la resistencia contra
los Castro, con el mismo ímpetu que había puesto contra Batista, sufragándola
con su propio dinero. ¿Calmó el tiempo su espíritu libertario?
A los setenta y cuatro años logró reclutar para la
causa a Vicente González, de 64, a
Miguel, hermano de Vicente, de 63 y a Rolando
Corrales, de 51 y tras un exhaustivo entrenamiento militar, superando etapas muy duras de supervivencia, el 14 de
mayo de 1998, a las once de la noche, en una lancha motora lograron desembarcar en las costas de Cuba, con el
propósito de acabar a tiro limpio con la dictadura de Fidel Castro. El comando,
el cuarteto, estaba decidido a morir intentándolo pero fallaron los apoyos
interiores, que los delataron… Fueron detenidos y condenados a 15 años de
cárcel, lo que suponía el fin para los cuatro aguerridos combatientes, pero a
los tres años Ernestino logró huir y hasta
su muerte, hace siete meses, mantuvo encendida la antorcha de la rebelión
para liberar a la Cuba de sus sueños… ¡Qué guión para una película!
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