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El son de los asombros
EXTREMADURA, FIASCO CULTURAL
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del día a día
Llegó como la perla que iba a coronar la tarta de “el gobierno de los
mejores”. Trinidad Nogales no tenía experiencia política conocida, pero si un
buen currículo profesional que, al menos sobre el papel, la acreditaba como una
persona capaz y solvente para llevar la consejería de Educación y Cultura. Fui
uno de los que celebraron su nombramiento. La consejería de Educación, de mucha
más entidad presupuestaria que la de Cultura, se la aligeraron desde el principio,
porque, aunque ella firma como titular, le colocaron a un interpuesto -ahora
imputado por la Justicia-, que desde la secretaría general se hizo cargo del
departamento, dejándola relegada para la foto y la ocasión. Ella lo aceptó sin
aparcar la sonrisa, demostrando que es persona acomodaticia y política
relativista, capaz de asumir la titularidad de una competencia que en realidad
no lleva. Figureo puro, duro y de la peor especie. Como a veces ha escrito Jaime Álvarez-Buiza, “¡ahí es donde el puerco tuerce el rabo!”. La señora consejera no tiene problemas para encogerse de
hombros y firmar en barbecho lo que el interpuesto le pasaba desde la
secretaría general de Educación, pasando así a ser subordinada de su
subordinado... ¡Qué más da, París bien vale una misa!
Si con semejante farsa inició su
camino político como responsable de la Educación, peor aún ha sido su deambular como responsable de
Cultura, departamento en el que ha demostrado elitismo, clasismo ridículo y
trasnochado, desconocimiento y carencia de ideas, aunque, para remediarlo, ha
intentado epatar al personal con redobles estridentes, como el de los Premios
Ceres de teatro, que finalmente concluían en regüeldos. Su afán no ha estado en
potenciar nuestra cultura ni en promocionar lo nuestro y mientras dejaba en la
imposibilidad a grupos extremeños de teatro, se ufanaba de facilitarle a Monago
el manoseo ramplón y la foto con los relumbrones de la escena nacional, demostrando que vive en una realidad paralela
y que la cultura en Extremadura es para ella un mero escaparate promocional
para uso y disfrute del que se la confió. Vaya fiasco.
Consejera de Educación y Cultura, pero que no lleva Educación y acepta, con impertérrita sonrisa, que dentro
de la propia Junta le monten una consejería de Cultura paralela, a la que
llaman “Organics Extremadura”. A ella le da igual, traga saliva y “ande yo
caliente y ríase la gente”. Con semejante bagaje incluso la recordaremos mejor
como consejera de Educación, lo que ya es mérito para alguien que se ha
limitado a poner su firma donde veía una crucecita, como así se encargan de
recordar desde el propio departamento. En la consejería bis, la del “organics”
ni siquiera firma. Desde allí reparten el dinero a Extremoduro, Pablo Alborán,
Huecco, Sínkope, Loquillo, Woody Allen…, según vaya apuntando Monago, que ahora
demuestra una vocación irrefrenable de representante musical. Mejor de manager.
¡“Organics Manager”, queda guay!
Nuestro folclore, tradiciones, música, teatro, bibliotecas, museos… han
quedado relegados y hasta los tres palacios de Congresos y Exposiciones -Badajoz, Mérida y Cáceres-, han visto pasar
estos cuatro años como morada de telarañas, porque, sin aparcar la sonrisa, la menguada
consejera ha ido viendo y aceptando cómo cada año el presupuesto se le achicaba
hasta lo testimonial (0´96% del
Presupuesto de la Junta), aunque, eso sí, no le ha faltado calderilla para
gratificaciones discrecionales. ¿Y el programa electoral, aquel “compromiso
férreo con el electorado”? ¿Dónde está el Centro de Cultura Popular y
Tradicional, la Biblioteca a domicilio para personas mayores y discapacitados,
la Hemeroteca digital de periódicos, el Museo Etnográfico de Extremadura, el
Consejo Extremeño de Cultura, la Fundación de Amigos del Patrimonio…? Trinidad
Nogales, la consejera más acomodaticia de la autonomía extremeña, retornará
pronto a su trabajo, dejando en Educación y Cultura el vacío de su mediocre
gestión. Se irá, pero con menos prestigio del que trajo, porque tanta tragadera
la ha dejado muy retratada. Para ella el “ser o no ser” ha sido “estar o no
estar”. Y estuvo.
1 comentario:
Lo dicho, malos tiempos para la cultura que no sea la de unos cuantos (los señalados por el dedo monacal). A vé...
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