viernes, 18 de julio de 2014

Y ENCIMA DE CACHONDEO

       


SI DESEA RECIBIR MIS ARTÍCULOS DIRECTAMENTE, FACILÍTEME UN CORREO ELECTRÓNICO: tomasmartintamayo@gmail.com                


  
                                          El son de los asombros
                                          Y ENCIMA DE CACHONDEO
                                                        Tomás Martín Tamayo
                                                 Blog “Cuentos del día a día”
                                                 tomasmartintamayo@gmail.com

“El ejercicio de las funciones asignadas a los consejeros (del Consejo Consultivo) se desarrollará en régimen de dedicación absoluta”  ¿Está claro, se entiende? ¿Necesitan ustedes leerlo cien veces? Yo he tenido alumnos con cierta dificultad para la lectura comprensiva, pero no hasta el punto de no entender un texto tan corto y claro. ¿Qué pensarían esos alumnos, neolectores al fin, recién salidos del túnel del analfabetismo, a los que yo les daba periódicos para que leyeran alguna noticia y después la comentaran en voz alta, si se enteraran de que un catedrático de nuestra Universidad, como Clemente Checa, un profesor de la Universidad de Salamanca, como Pedro Nevado Batalla, todo un Consejo Consultivo, encargado de emitir dictámenes sobre proyectos de ley… y un Consejo de Gobierno no lo entienden? ¿Qué pensarían?

No pensarían nada  extraño, excepto que ahí hay gato encerrado y que esa gente, al margen de títulos y titulillos, son unos caras empeñados en demostrar que dos y dos son cinco, poniéndose divinos de la muerte y argumentándolo con razones matemáticas. Y mis alumnos llevarían razón. “Si por sus obras  los conoceréis”, Clemente Checa no es un lumbreras y Pedro Nevado en nada desaparecerá de Extremadura y se le recordará como el chico de los recados que Monago se trajo de Salamanca. Sobre el Consejo de Gobierno tampoco dirían nada porque, a fin de cuentas, incluso los analfabetos saben que la obcecación tiene mucho de chulería y la chulería mucho de ignorancia. El caso es que unos y otros se empeñan en cerrar el capítulo, sacralizando el disparate del colega “sotacaballoyrey”, actual presidente del Consejo Consultivo, para vergüenza de los demás vocales que, por activa o por pasiva, han formado parte del elenco de figurantes. Este mes, además de la paga extra, deberían pagarle un plus por “tragaderas”.
 
El Consejo Consultivo, que nunca se supo para qué servía, fue un invento de Ibarra para colocar, entre gente de prestigio, a unos cuantos de la cuerda y en esas sigue, aunque los hay, como Clemente Checa, que son siempre de la cuerda del que está. Con Ibarra, con Vara, con Monago y con lo que venga detrás, porque sus principios doctrinales, como se comprobó con el dictamen para regular el debate de la moción de censura, son más elásticos que los tirantes de  Fraga. Y el sustituto ya ven, “sotacaballoyrey”, un dechado de objetividad doctrinal que de una sola tacada nos ha mostrado para lo que sirve el invento. Después de la batallita de Batalla, lo mejor sería cerrarlo, fundir la llave, hacer con ella un cascabel y colgarlo en el cuello de la eminencia para el resto de sus días.


El caso es que se han reído de las normas, de las leyes, de los decretos y del sentido común que regula las incompatibilidades, pero todavía no están conformes y ahora, encima, de cachondeo con el personal, diciendo que van a regular su funcionamiento para que en lo sucesivo no se pueda hacer los que ellos acaban de perpetrar…  “¿Qué se puede esperar de gente así?”,  diría mi abuela.

No hay comentarios: