Pese a la fanfarria y trompetería interesada, el Partido Popular concluyó su Congreso en unidad y armonía, preservando sus valores, ampliando sus ideas y con el norte puesto en el centro político. Eso sí, para los mercenarios, los correveidiles, voceros y agoreros que se han pasado los tres últimos meses anunciando el hundimiento y la división de la familia popular, “el Congreso ha sentenciado la división porque Rajoy sólo ha recibido el 84% de los votos”. Que Zapatero ganara el suyo con el 41´6 % , indicaba fortaleza, democracia y unidad, pero el 84% de Rajoy es sinónimo de contestación y división interna. ¿Y si logra el 90%? Dirían que había sido un Congreso a la búlgara… ¡Vaya jeta que tienen los tíos!
Bueno, pues con el consiguiente cabreo, todos los amamantados deben recoger su tenderete hasta mejor ocasión, porque el fracaso más estrepitoso ha corrido de su cuenta. De la cuenta de todos ellos, incluidos los córvidos que les pagan, graznando consignas que sólo anidan a sus miserables cabezas de pajarracos. Tristes deben andar los que habían sobredimensionado el poder de las ondas, convencidos de que el que manda en el micrófono podía mandar en el Partido Popular, para guiarlo a distancia, como si fuera un juguete… ¡Cómo se les ha visto el plumero!
¡Han fracasado en el fondo y en la forma! Y con ellos también han fracasado los jerifaltes que tras las cortinas les señalaban el objetivo, mientras que ellos, beatíficos, silbaban y miraban para otra parte. Pretender rectificar a toro pasado, cuando se ha hecho todo el daño posible, es propio de hipócritas, farsantes y cobardes. ¡Para redondear la faena, sólo faltaría que ahora colgasen al mensajero! ¿Será la culpa del radio predicador? ¡Qué gracia!
También han fracasado los tertulianos redentores, los bufones, los abonados del pesebre y cofrades de la cuchara, que se han paseado por todas las cadenas, repartiendo como octavillas, las consignas de sus amos. ¡Han pretendido hacer con Rajoy lo mismo que hicieron con Adolfo Suárez! ¡Que fracaso, porque el Congreso del Partido Popular se ha cerrado, pero los problemas reales de España siguen abiertos! Ni con el oxígeno de la Eurocopa, lograrán evitar la visión de desgobierno, de una crisis galopante, que afecta más a los que menos tienen… ¡Futbol y toros, como lo hacía Franco!
El Partido Popular vuelve a fijar su punto de mira en el centro político y ese es el acierto más notable del Congreso, porque ahí está la mayoría sociológica del electorado. En España siempre ha gobernado el centro, excepto ahora, que no sabemos quienes somos, ni dónde estamos, si a la izquierda, a la derecha, en la estratosfera o en el limbo de los imbéciles.
¿Dónde pondrán ahora su baratillo los profesionales de la mentira y el infundio? Teniendo en cuenta que viven de eso, ya andarán buscando nuevas ubicaciones para poder seguir pasando facturas. Facturas que, Dios que rabia, al final pagaremos entre todos.
Bueno, pues con el consiguiente cabreo, todos los amamantados deben recoger su tenderete hasta mejor ocasión, porque el fracaso más estrepitoso ha corrido de su cuenta. De la cuenta de todos ellos, incluidos los córvidos que les pagan, graznando consignas que sólo anidan a sus miserables cabezas de pajarracos. Tristes deben andar los que habían sobredimensionado el poder de las ondas, convencidos de que el que manda en el micrófono podía mandar en el Partido Popular, para guiarlo a distancia, como si fuera un juguete… ¡Cómo se les ha visto el plumero!
¡Han fracasado en el fondo y en la forma! Y con ellos también han fracasado los jerifaltes que tras las cortinas les señalaban el objetivo, mientras que ellos, beatíficos, silbaban y miraban para otra parte. Pretender rectificar a toro pasado, cuando se ha hecho todo el daño posible, es propio de hipócritas, farsantes y cobardes. ¡Para redondear la faena, sólo faltaría que ahora colgasen al mensajero! ¿Será la culpa del radio predicador? ¡Qué gracia!
También han fracasado los tertulianos redentores, los bufones, los abonados del pesebre y cofrades de la cuchara, que se han paseado por todas las cadenas, repartiendo como octavillas, las consignas de sus amos. ¡Han pretendido hacer con Rajoy lo mismo que hicieron con Adolfo Suárez! ¡Que fracaso, porque el Congreso del Partido Popular se ha cerrado, pero los problemas reales de España siguen abiertos! Ni con el oxígeno de la Eurocopa, lograrán evitar la visión de desgobierno, de una crisis galopante, que afecta más a los que menos tienen… ¡Futbol y toros, como lo hacía Franco!
El Partido Popular vuelve a fijar su punto de mira en el centro político y ese es el acierto más notable del Congreso, porque ahí está la mayoría sociológica del electorado. En España siempre ha gobernado el centro, excepto ahora, que no sabemos quienes somos, ni dónde estamos, si a la izquierda, a la derecha, en la estratosfera o en el limbo de los imbéciles.
¿Dónde pondrán ahora su baratillo los profesionales de la mentira y el infundio? Teniendo en cuenta que viven de eso, ya andarán buscando nuevas ubicaciones para poder seguir pasando facturas. Facturas que, Dios que rabia, al final pagaremos entre todos.
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