sábado, 2 de junio de 2007

Bipartidismo galopante


En la Asamblea de Extremadura llegaron a convivir cinco fuerzas políticas, PSOE, PP, CDS, IU y regionalistas de diverso signo y condición. Era un parlamento más plural y más ajustado a las diferentes sensibilidades ideológicas que en cada legislatura ha ido mermando a favor de un bipartidismo galopante. Por primera vez, después de 29 años de andadura democrática, incluyendo la preautonomía, el electorado impone un bipartidismo puro y duro en su Asamblea, que también impera en la mayoría de los municipios extremeños. En lo concerniente a Congreso y Senado, fue así desde el principio.

Lo sorprendente en esta ocasión ha sido la desaparición de IU, pese a que creo que han hecho la mejor campaña electoral y pese a que presentaban a un candidato, Victor Casco, bien cimentado ideológicamente y de reflejos dialécticos. Las razones y consecuencias de este “desastre sin paliativos” deberán analizarlas ellos mismos, pero creo que deben retroceder mucho en el tiempo para captarlas en su justa dimensión. IU ha enarbolado, incluso más que el propio PSOE, el miedo recurrente a “¡que viene la derecha!” y, a la vista está, eso ha aglutinado el voto útil en el PSOE, que ha sabido movilizarlo de forma tan efectiva que ha sumado a su grupo los tres escaños que tenía IU, perdiendo uno propio a favor del PP.

La política dispersa y un tanto errática llevada a cabo en la anterior legislatura, con guiñós permanentes de complicidad hacia el PSOE, puede ser también una de las causas de esta pérdida de apoyos electorales, pese a la seriedad y rigor de José Antonio Jiménez y pese al desparpajo parlamentario de Cristobal Guerrero. En las actas plenarias de la Asamblea pueden encontrarse contradiciones de grueso calibre, porque en ocasiones buscaban más algún acuerdo con el PSOE, que la esencia de sus propias propuestas. Era puro sarcasmo que acusaran al PP de oportunismo por coincidir con ellos en la oposición a la refineria, al mismo tiempo que buscaban, casi a la desesperada, algún titular de coincidencia con el PSOE.

Pero al margen de criterios y diferencias puntuales, la pérdida de la representación de IU no es una buena noticia para el parlamentarismo extremeño, que pierde con ella una voz en ocasiones singular, oportuna y necesaria, como contrapunto desde la izquierda al oportunismo y pragmatismo que impone el PSOE.

El electorado extremeño parece que no quiere paliativos y se ha decantado con rotundidad por que el PSOE siga gobernando por mayoría superabsoluta, sin necesidad de acuerdo alguno, y que sea el Partido Popular el único que pueda ejercer las labores de control y oposición parlamentaria. Pues cada uno a lo suyo, pero no es una buena noticia que IU haya dejado su espacio en la Asamblea de Extremadura.

No hay comentarios: