domingo, 20 de noviembre de 2005

La ensaladilla rusa


Durante el franquismo, intentaban erradicar o maquillar ciertas palabras para que se utilizaran las menos veces posibles y así, las medallas que conseguía la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) en los Juegos Olímpicos, la prensa española se las apuntaba a unos indefinidos “países del este”. Pero el colmo del ridículo era que a la ensaladilla rusa se la llamaba “ensaladilla imperial” y que se propagara desde los mentideros oficiales que el vodka era una bebida que debilitaba las paredes del estómago y producía úlceras sangrantes. A todo lo bueno que llegaba de Rusia se le ponía sordina, pero cualquier noticia negativa ocupaba portadas y editoriales. El tema era bastante ridículo pero a base de insistir, insistir e insistir, todo lo ruso tenía connotaciones peyorativas . ¿Qué por qué cuento todo esto? Pues porque finalmente todos los regímenes totalitarios, incluso los que tienen raíz democrática, acaban usando el mismo manual de las tonterías. Es ahora el caso de la traída y llevada enfermedad de Rodríguez Ibarra.

Ibarra tuvo un percance, del que parece estar completamente recuperado, pero aquello en los medios del régimen ocupó un espacio incluso superior al de la muerte de Juan Pablo II. Algunos, en su afán de testimoniar a Ibarra “lealtad inquebrantable” abrieron sus páginas para que el pueblo expresara sus sentimientos y durante días presenciamos atónitos el cortejo de las lágrimas impresas, los pasos de la intervención quirúrgica y los comentarios de los expertos. Pero finalmente, Ibarra se recuperó y desde el mismo día el PSOE/Junta comenzaron a acusar al Partido Popular de utilizar la enfermedad del secretario general de los socialistas y presidente de la Junta ¿Y cómo se utiliza semejante asunto? Eso no lo dijeron nunca porque infartados los hay a millares y por millares se pueden contar los que después del percance retorna a su trabajo, sin más complicaciones de las que exige algo de control. Yo tengo infartados en mi familia, entre mis amigos y compañeros y, afortunadamente, salvo la limitación de algunos excesos, como el tabaco o las grasas, en nada se les nota el trance. Por poner un sólo ejemplo, Mariano Gallego, diputado autonómico y alcalde de Don Benito, sigue en el tajo después de un trasplante y ni física ni mentalmente se aprecia en él disminución alguna. Así es que la marisabidilla Pallero, que cobra por sus grititos estrafalarios, debería explicarnos cómo se rentabiliza electoralmente un infarto.

Bueno, pues erre que erre, andan en el PSOE todo el día con la misma matraca de la utilización y ahora, como con aquello de la ensaladilla rusa por la ensaladilla imperial, resulta que no se puede decir que la Junta está enferma y agotada, porque eso atenta a no sé cuales principios éticos y morales y se traduce por una “utilización vergonzosa de la enfermedad de Ibarra”. No se puede decir que algo está enfermo, porque se desvía hacía Ibarra y salen las plañideras y los plañideros, abriendo los cielos por el dolor que les produce la vergonzosa utilización. La conclusión que se saca es que desde el PSOE/Junta buscan la conmiseración del electorado para, efectivamente, rentabilizar la enfermedad de Ibarra. Ibarra, lo ha dicho él, está perfectamente, pero los de su entorno no dejan que nos lo creamos, porque en su torpeza creen que se vende mejor presentándolo enfermito. ¡Déjense de mamoneo con la enfermedad, señores del PSOE! Ibarra está bien y yo, además de creérmelo, me alegro.

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