viernes, 7 de octubre de 2011

LA CONSEJERÍA DEL LLANTO


Todos, unos más que otros, hemos vivido por encima de lo que la sensatez exigía. Parecía que la bonanza artificial en la que estábamos asentados no podía acabarse nunca y el aldabonazo de la crisis nos cogió en pleno dispendio. En las instituciones públicas, por aquello de “la pólvora del rey” se hicieron gastos tan faraónicos que analizándolos hoy nos resultan verdaderas aberraciones. En mancomunidades, ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autonómicos y Gobierno central, se hacían piras con el dinero público para divertirse saltando sobre ellas. Campos de futbol iluminados, piscinas climatizadas, plantilla de jardineros, administrativos, letrados, limpiadoras, coches oficiales, locales sociales para cualquier colectivo y hasta cocineros impartiendo cursos, en municipios que no superan los 3000 habitantes. Al rebufo de lo que hacía Zapatero y sus mariachis de la champión league, España, pueblo a pueblo, ha sido durante los últimos ocho años la “C

Extremadura no fue una excepción y sólo la campana de la crisis nos libró de la tontería del Aeropuerto Internacional de Cáceres, algo parecido a los de Ciudad Real y Castellón, el primero cerrado y el segundo abierto para que la gente pueda pasear por sus pistas. La administración ha ido engordando, sin ninguna dieta de equilibrio y hoy es una masa amorfa de funcionarios innecesarios, altos cargos y bajas cargas. Bien, es verdad, esto está muy mal y con el PSOE o con el PP, la costosísima torre de babel tenía que caer por insostenible. Si ha habido temas mayores, el juzgado de guardia es un buen sitio para residenciarlos y el que lo haya hecho que lo pague y lo devuelva, pero algún día la Junta deberá dedicarse a algo más que levantar alfombras y analizar auditorias, porque llevan ya más de tres meses ordeñando la vaca de “lo mal que lo hemos encontrado todo”.

Deberían crear la consejería del llanto para ubicar en ella todos los dolores, mientras los demás se dedican a trabajar. De plató en plató, no encuentran consuelo y las píldoras del dolor las anuncian, las enseñan una a una y, a veces, de media en media. ¿Cuándo van a comenzar a poner en práctica sus soluciones programáticas? La sensación inicial que vendieron es que traían “ungüentos para todo”, pero pasan los meses, han pasado los famosos cien días, y aquí seguimos angustiados en la terraza del llanto. Hasta ahora el único movimiento que se ha visto ha sido el del DOE y el del dedo. ¡Incluso ha recuperado algo tan moderno como la figura de “el cuñadísimo”! Mucho paseíllo mediático, pero ni un solo movimiento en el tablero del paro. Lo del paro está parado, esperando que acaben de revisar las facturas. Es como no barrer la casa con la disculpa de que las escobas están deterioradas.

Ya tenemos “la administración de los mejores” y sabemos que “lo primero es el empleo”, pero ¿cuándo se van a dedicar los mejores en resolver lo primero? El paro ha vuelto a subir y no se va a detener en su escalada con fuegos de artificio. No pueden hacer nada, porque están suspirando. La consejería del llanto puede ser la solución.

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