La calma del encinar
¿Y MAÑANA? SAN LEÓN MAGNO
Tomás
Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a Día
Mañana, vaya casualidad, es el día que el santoral dedica
a San León Magno, el papa que acabó con la
amenaza de los bárbaros, persuadió a Atila y salvó a Roma. También es día de
elecciones generales, en las que el banquillo se moverá algo pero, salvo
sorpresas, el electorado devolverá la papela a los políticos, para que de una
puñetera vez elaboren el gazpacho con
los ingredientes que se les facilita. Entre los cinco principales no hay ningún
León Magno y de los periféricos San León
nos libre, pero parece razonable que, si no logran elaborar el plato,
entregaran el mandil y fueran expulsados de la academia. Claro que, como en la cocina también mandan ellos, no hay
que descartar que en febrero vuelvan a convocar al rebaño para que vayamos
balando, otra vez, camino de las urnas.
Nadie me impone ni sugiere nada porque en HOY, periódico
donde escribo con absoluta libertad, tienen la doble manía de considerarme
responsable y respetar mi opinión, pero eso me obliga mucho y si estamos en
“jornada de reflexión”, no es día para sobrepasarse con opiniones que puedan
conducir el voto de alguien, aunque el
mío lo tengo decidido antes, durante y después del debate, que
ciertamente lo fortaleció.
No votar es una opción legítima y democrática, pero yo no la
he usado nunca porque hay opciones para todos los gustos e incluso para cuando
no guste nada, aunque el sistema electoral, impuesto para dar respuestas a las
necesidades de… ¡hace cuarenta y dos años!, “no nos represente” por su desviación
de la realidad. Que el PNV, con 394.627 votos, logre seis diputados y Pacma,
con 328.300 no tenga ninguno ya lo dice todo, pero esto es algo recurrente para
los días posteriores a las elecciones, donde todos lamentan una Ley Electoral
que ninguno quiere cambiar. Gritan los perjudicados, que apenas tienen voz y se
ponen de perfil los beneficiados, que van sobrados con una representación que,
en puridad democrática, no les corresponde. Falsedad de falsedades, en el Congreso
habrá muchos diputados impostados, que
ocuparán escaños que no les corresponden, regalados por un sistema tramposo y viciado. ¡Si los
eligieran a dedo no sería más descarado!
En la Ley Electoral que tenemos, y que seguiremos teniendo, está la mayor
trampa y mientras permanezca, nuestra democracia será menos representativa que hija de un contubernio de
intereses partidistas, porque en el Congresos no entra lo que sale de las urnas,
pero ¿quién le pone el cascabel al gato?
Nadie, porque los que pueden hacerlos son los beneficiarios.
¿Quién se atreve a
imponer un mínimo del 3%, a nivel nacional, para evitar que los que se declaran
enemigos de España sean manigeros de la política española? ¿Por qué son más
importantes, lucen y valen más los diputados que no quieren a España y se sienten “incómodos”
en ella? ¿No es ridículo que en el Congreso se sienten diputados que niegan y
reniegan de España, mientras cobran para romperla? Qué sarcasmo que, además,
sean ellos los mayores beneficiarios y, al mismo tiempo que se llevan la talega
llena, a costa de los demás, propaguen y adoctrinen con que “España nos roba”… ¡Qué
tragaderas tiene España!
Pero hay que votar, yo lo haré aun sabiendo que nos han
tatuado en el cerebro que “es la fiesta de la democracia” y, lo más gracioso, que
“es el día en el que habla el electorado”… Que San León Magno nos guíe. ¡Viva
España! Y el vino.
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