sábado, 28 de septiembre de 2019

EL 10 DEL 11


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                                 La calma del encinar
                            10 del 11
                          
                                       Tomás Martín Tamayo
                                       tomasmartintamayo@gmail.com
                                       Blog Cuentos del Día a Día

Remi, una señora gaditana, neolectora, que lleva cincuenta años trabajando como “empleada del hogar”, escuchaba con mucho interés la entrevista que le estaban haciendo a Pedro Sánchez en La Sexta, asintiendo con la cabeza a cada uno de sus argumentos. Me intrigó. Yo estaba a su lado y al concluir le pregunté: “¿Remi, usted le cree?” “¿Creer a este pollo pera? ¡Por Dios, si solo hay que mirarle a los ojos para saber que no dice una verdad!”. Fue la lección del día. Solemos juzgar a la gente por lo que dice, su presencia, su fotogenia, sus contradicciones, su capacidad de convicción e incluso acudiendo a la hemeroteca para refrescarnos la memoria y olvidamos algo tan básico como mirar el continente, los ojos, el parpadeo delator, el agitar de las manos que se hacen palomas al vuelo…

Remi no necesitaba acudir a hemeroteca alguna y en lugar de diseccionar las respuestas que daba a las preguntas de Antonio Ferrera, se fijaba en los ojos, que era lo que Pedro Sánchez no controlaba. Como Remi me ha dado muestras de poseer una inteligencia notable, después busqué la entrevista, la visioné sin voz y… ¡oí a Pedro Sánchez afirmar que dos más dos suman nueve! Sabia Remi. Y ya no paro, ahora escucho a Rivera, Casado, Iglesias, Abascal… sin audio y los  oigo mejor que nunca. Tanto es así que los tengo clasificados según el nivel de sus trolas más recurrentes. ¿Cuál de los cinco es el más mentiroso? Hagan la “prueba Remi” y comprobarán que es infalible, seguro que coincidimos en la clasificación porque, entre los cinco, hay uno que triplica al siguiente.

Pero, con mentiras y verdades, todos ellos, porque no han hecho su trabajo, nos obligan a votar, otra vez, el 10 del 11. Hasta que acertemos, hasta que el voto coincida con lo que les interesa, porque el mandato de las urnas a ellos, tan democráticos, no les concierne y extreman sus cuitas personales, sin importarles los casi 200 millones que cuesta la fiesta. Ellos pueden esperar ya que, aunque no han dado un palo al agua en estos seis meses, no han dejado de cobrar y, además, para que puedan secarse el sudor por tanto esfuerzo, los diputados que han perdido su condición, tienen derecho a una indemnización de 7.200 euros, porque también cobran el periodo que va desde la disolución al día de reflexión. Vamos que el que hizo la ley hizo la trampa y a la hora de poner el cazo las diferencias ideológicas son de filo de cuchilla. El Gobierno en funciones, aunque no funcione, nos cobra el mismo peaje. ¿Lloramos entonces por los senadores? Tampoco necesitan que hagamos una derrama en su favor porque lo que se acordó para los diputados lo tienen ellos. A la hora de cobrar, todos en fila india, ninguno se suelta de la teta. Mejor llorar por la gente que necesita que revisen su situación y que está padeciendo la ausencia de un Gobierno que ni está ni se le espera.

Deberían juntarse para decirnos a quien debemos votar, porque puede que no acertemos tampoco el 10 del 11 y nos suspendan hasta febrero...
Si no les cuadran los números, volverán a convocarnos para que les demos el resultado de una suma que no saben hacer. Tampoco tienen prisa, a ellos el agua no les llega al cuello… Podemos entrar en un bucle diabólico porque no saben irse ni quedarse. Si pudiera, yo votaría por Remi.




sábado, 21 de septiembre de 2019

Por el mar corren las liebres



La calma del Encinas
POR EL MAR CORREN LAS LIEBRES

                   Tomás Martín Tamayo
                    tomasmartintamayo@gmail.com
                    Blog Cuentos del Día a Día


Es verdad que es el electorado el que debe limpiar, con su voto, la herrumbre  que se acumula durante muchas legislaturas  de gobierno. Democráticamente me parece que limitar los mandatos es  una decisión política tan razonable como la de levantar la limitación. En una tertulia en Ondacero, su directora, María Ortiz, sacó el tema de la limitación en la Junta de Extremadura, porque, según argumentaba “una ley impide más de dos mandatos consecutivos...”. Julián Carretero y yo apenas le dejamos concluir y, casi a dúo, dijimos que una ley se modifica o se suprime con otra ley. Es lo que va a ocurrir. Las leyes cambian, avanzan, retroceden, se modifican, evolucionan...Si no fuera así aún quemaríamos brujas y mantendríamos el derecho de pernada. Más que en los cambios, el problema surge cuando se explican las razones para hacerlos, partiendo de la premisa de que el electorado está lleno de lelos que creen que por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas... ¡Tralará!


¿Tan vergonzante es la verdad como para tener que envolverla en disimulos y mentiras? Digan lo que digan desde el PSOE, el cambio nada tiene que ver con la eficacia, que puede verse  mermada y distraída en un ejecutivo interino...bla, bla, bla.  La verdad no es tan alambicada y es que , tras el éxito electoral, Fernández Vara se ha crecido en confianza y ha comenzado a considerar que ocho años consecutivos es poco para quien saca mayoría absoluta, cuando parecía que estas habían desaparecido. Si en vez de 34 diputados hubiera sacado 32, yo no estaría escribiendo este artículo. Es legítimo rectificar o cambiar de criterio, porque las circunstancias mandan y en situaciones complejas no caben respuestas simples. ¡La uniformidad para los soldados! Que el PSOE intente vendernos que la limitación de mandatos es poco menos que antidemocrática, porque limita la legítima opción del electorado...es salir con una triste petenera. ¡Vaya trola! 

¿Tan poco razonable les resulta decir: A) “No queremos líos sucesorios, ni  codazos entre los posibles pretendientes.B) “GFV sigue siendo un valor en alza, como lo demuestra el resultado de las últimas elecciones”. C). "A GFV le votan sectores que habitualmente no apuestan por  el PSOE. D) “Los inventos mejor con gaseosa . E) No hay que cambiar lo que funciona y F). Si lo hizo Monago... Todas esas razones se  entenderían, como se entiende que con una mayoría absoluta Fernández Vara no necesita vender embustes para hacer lo que le conviene. ¿Mienten  por costumbre o es que no quieren sentar precedentes peligrosos diciendo la verdad alguna vez?

Antes de las elecciones Fernández Vara aspiraba a su último mandato pero, con semejante resultado electoral, le revolotean las mariposas en la cabeza y, pese a ser un hombre  sensato, puede caer en el error de seguir porque  “¿como tú no hay ninguno?”. Emulando al gran padrecito que tuvo por predecesor, puede caer en la tentación de continuar como aquel, hasta que el electorado, el tiempo o la salud le señalen la puerta. 

Es verdad que GFV ha dicho que suprimir la ley de limitación de mandatos no le obliga a repetir como candidato, pero al respecto me acuerdo de un cartel que mi amigo Jose (sin tilde) tiene colgado en una pared de su bar “El Campeón”: “El que vino y no bebió vino ¿a qué coño vino?”.
Tiberio levantó durante tres años una magnífica villa en Capri y cuando dijo que se iba definitivamente, muchos le imploraron que no dejara Roma:”¿Creéis que he levantado aquello para que aniden las gaviotas?”. 


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sábado, 14 de septiembre de 2019

EGOS Y CALENTURAS



                                      La calma del encinar
                            EGOS Y CALENTURAS
                           

                                       Tomás Martín Tamayo
                                        tomasmartintamayo@gmail.com
                                     
                                       

Me fui en junio adelantando el temor de que en septiembre estaríamos en campaña electoral y quedan días para que se haga realidad. Ojalá, aunque sea por la campana, nos libremos del disparate que supone volver otra vez a las urnas, porque el electorado ya ha hablado. No soy ningún visionario y cada día sé menos de política, pero “por sus obras los conoceréis” y, a estas alturas, los perfiles de los líderes políticos están muy definidos. Pedro Sánchez, un ególatra, enamorado de sí mismo y que se quiere hasta el imposible, tiene una memoria larga para los agravios y es difícil que concilie un acuerdo con quien le negó un flotador cuando se estaba ahogando, pero parece que lo ha intentado. Lo parece.

Pablo Iglesias supo aglutinar en torno a Podemos a la supuesta izquierda de la izquierda, IU, separatistas, anticapitalistas, anarquistas… y se vio como el elegido para dar incluso el “sorpasso” a los socialistas por lo que, tras la negativa de “don Tancredo Cagalera”, cuando Pedro Sánchez presentó su alternativa a la presidencia del Gobierno, con un tacticismo electoral vergonzante, le negó los votos de Podemos, garantizando así la continuidad del PP en el Gobierno.

Y, como quien hace un cesto hace ciento, Pablo Iglesias ha vuelto a negarle a Pedro Sánchez el auxilio que necesitaba para superar la investidura, menospreciando una vicepresidencia y varios ministerios, con la falacia de que son “menores”. Con un coordinador como Pablo Iglesias, Podemos, o como quieran llamarle, entró en descomposición interna y lleva camino de la insignificancia, disolviéndose en su propio jugo, porque si de las partes surgió el todo de Podemos, ahora, del todo disgregado, resurgen las partes. Incluso los de IU están en fila para sacar billete de vuelta. A Pablo Iglesias se le está poniendo cara de enterrador y aunque sostenido por los carpinteros que hacen las cajas, es un yogur agrio y con la fecha de caducidad en la tapa. Encantado de haberle conocido, usted lo pase bien.

¿Y los otros? La nueva camada de políticos parece haber mamado de la misma teta y todos van sobrados de egos y calenturas. Rivera quiere ocupar tanto espacio que cualquier galaxia se le hace pequeña. Debió leer mal a Ortega y Gasset y donde este escribió “yo soy yo y mis circunstancias”, el leyó “yo soy yo y todos los demás mis circunstancias”. Está crecida la criatura y, como el otro, también aspira a un sorpasso que acabará poniéndole frente al espejo: “¡Jó, pero qué requetebonito soy!”, exclamará cuando se vea. Hoy, aunque él vaya de orquesta sinfónica, es una “guitarra de mesón”, que igual suena jota que petenera. Escaño arriba, escaño abajo, seguirá como tercera o cuarta fuerza, aunque se empeñe en ser el que más lejos mea.

¿Y Pablo Casado? Creo está demostrando temple y resistencia porque le ha tocado bailar con un PP feo y cojo, pero parece que se viste despacio y se atrinchera deprisa, aunque con su nuevo  look yo no sé si es él o es el rey. Si consigue desprenderse de los lastres del pasado y de los fantasmones de púlpito que le quedan en municipios, provincias y comunidades, puede configurarse como relevo natural, porque después de las cantadas de los renovadores de “Barrio Sésamo”, el bipartidismo vuelve como una solución viable. Mal que nos pese.

La política, como la propia vida, tiene más de cambio que de evolución y después de las riadas los ríos recuperan su curso, los murciélagos luchan por sus asentamientos y los elefantes reclaman sus sendas.


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sábado, 7 de septiembre de 2019

Buenos días a todos. Septiembre nos une de nuevo. Gracias


                            La calma del encinar
                            ESTAFA O ALGO PARECIDO


                                       Tomás Martín Tamayo
                                        tomasmartintamayo@gmail.com

No conozco a nadie que descorche cava cuando la Guardia Civil de Tráfico le entrega un recadito, aunque hay ocasiones en las que los conductores lo aceptamos, resignadamente, porque la infracción  es tan evidente que nos produce hasta vergüenza. Pero en otras nos vemos como tórtolas sorprendidas en el bebedero por un cazador oportunista, porque se sitúan en lugares estratégicos que evidencian afán recaudatorio. Los conductores somos una teta fácil de succionar, son tantas las normas y los factores a tener en cuenta al ponernos al volante, que resulta prácticamente imposible no cometer alguna infracción. Pero vale, si se hace, se paga, que pagando se aprende.
 
Cambia nuestra actitud, hasta pasar al grado de cabreo mayúsculo, cuando nos sentimos estafados, o algo parecido, porque nos denuncian por no pasar un trámite administrativo que la propia Administración  impide cumplir: La ITV. En Badajoz, en el centro oficial, dan cita con casi cuatro meses de retraso, lo que nos obliga a desplazarnos a otra ciudad, no utilizar el vehículo o incumplir la norma, exponiéndonos a que  llegue un saludo de 200 euros de la DGT. Existe la falsa creencia de que, teniendo la cita concertada y la tasa pagada, no denuncian, pero la evidencia demuestra todo lo contrario. Si tienes que pasar la ITV, aunque la propia Administración te lo impide, por absurdo que parezca, es tu problema. “Te ahorco gratis, pero te cobro la cuerda”. Búscate la vida, deja el coche aparcado tres meses pero cuidado, porque ya no tienen que pararnos para comprobar si llevamos seguro o hemos pasado la inspección.

¿Es razonable obligarnos a salir de la capital de la provincia, para pasar la ITV en un pueblo, pagar más y perder la mañana o el día entero, haciendo cola en un centro privado? Lo de la ITV de la Junta en Badajoz es para llorar. (Por cierto, que sorprendió encontrar a Guillermo Fernández Vara, el pasado sábado, en un estación privada, haciendo cola desde las ocho de la mañana, para pasar la ITV de su vehículo. Es evidente que pisa suelo y no se lo tiene creído, lo que dice mucho en su favor). Al respecto, el diputado del Partido Popular, Víctor Píriz, ha formulado varias preguntas al Ministerio del Interior en el Congreso, pero ha pasado el tiempo reglamentario para responder  y… ¿Eso no lleva sanción? Un alto responsable de la DGT considera que “Es necesario ajustar la norma porque es una situación “kafkiana” que la Administración obligue al administrado a cumplir un trámite que ella misma impide, por su mala organización”. ¿Y si lo que se busca es desviarnos hacia las privadas, como en la Educación y la Sanidad? Retrasos de cuatro meses en Badajoz son muy sospechosos. Ya podían cogerse de la manita los tres mandamases del Ayuntamiento pacense, para resolver un problema que afecta a Badajoz y a muchos pueblos de la provincia.

Y por último un aviso a navegantes: Si te denuncian no recurras porque el Centro de Denuncias Automatizadas, en León, como indica su nombre, está “automatizado”. Los recursos los contesta una máquina  programada para escribir “no procede”, “se desestima” y “ratificamos”. Al recurrir se renuncia al descuento del 50% y, después de agotar los tres inútiles “diálogos” con la máquina, el recurso final es el contencioso administrativo, para lo que se necesita abogado, procurador, esperar tres meses y rezar al cielo. O sea… Lo mejor es “chitón en boca”, el  ajo, agua y resina de siempre... Como verán, las vacaciones me han sosegado mucho.

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