SOLUCIONES OCURRENTES
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a Día
Un hermano de mi
madre tenía un frigorífico que hacía mucho ruido, se movía tanto que a veces se
desenchufaba solo, gastaba mucha
energía, cerraba mal y no enfriaba, pero cuando le decíamos que por qué no lo
tiraba y se compraba otro, él lo golpeaba con los nudillos para mostrarnos su
consistencia: “No sirve para nada, es verdad, pero tiene tan buena chapa…”.
Pues igual que el frigorífico de mi tío, tenemos un montón de ocurrentes que no
sirven para nada, unos porque han fracasado incluso en su profesión y la
mayoría porque nunca la tuvieron fuera de la política, pero están aferrados a
la teta y se han especializado en dar codazos para que nadie les retire el
pezón. Como frigoríficos no enfrían y como estufas no calientan, pero cuentan
unos chistes…
Las ocurrencias,
como las pistolas, las carga el diablo y la tontuna que suscita una risotada puntual
no merece un voto, pero las campañas electorales al uso están tan agotadas que,
a falta de propuestas serias y mínimamente creíbles, los hay que suben al
estrado para hacerse el graciosillo, divertir a la concurrencia y mostrar un
perfil campechano y de cercanía que no tiene nada que ver con la realidad. ¿El 26 votamos a gente capaz
de resolver parte de nuestros problemas, a nivel municipal, autonómico y
europeo o al vividor, jeta y caradura que se limita a sacarnos una sonrisa con
la última gilipollez que le han susurrado al oído?
¿Da votos subir en globo, llegar en moto,
pedalear en estática, presentarse con un casco de bombero o correr como un
poseso con un chándal fosforito? ¿Nos importa que uno haga juegos malabares con
cascos de cervezas y que a otro le guste
“Camela”? Si es así, no se hable más,
tenemos unos electores dignos de su electorado y a un electorado a la altura de
sus electores, pero me barrunto que el electorado ha crecido más y que los
batacazos no son tan imprevisibles como parecen. ¿Qué se puede esperar de gente
que ha demostrado que para lo único que sirven es para medrar, pelotear,
escurrir el bulto y pasar el cazo? El 27 todos lo tendremos muy claro porque
dudo mucho de que el 26 votemos ocurrencias y ocurrentes. Y hasta los chistes
los habremos olvidado, aunque ellos, pilas alcalinas, siguen y siguen porque
van muy bien situados y siempre se libran de la quema.
Acompañé a Eduardo
Punset en muchos actos por Extremadura y solía contar una historieta que viene
a cuento: “A un granjero se le morían las gallinas porque no comían y no fue a
consultar al veterinario, sino al curandero del pueblo, que le recomendó que
con un palo hiciera un círculo en el corral y en el centro pusiera el trigo.
“Es una solución genial, que no falla”. Pero falló y como las gallinas seguían
sin comer y muriéndose, volvió al curandero, que le recetó que dentro del
círculo dibujara un triángulo y que en el centro pusiera el trigo. “Es una
solución genial, que no falla”, le dijo el curandero. Pero volvió fallar y
cuando se murieron todas las gallinas, el granjero volvió al curandero: “Hice
lo que me dijiste pero me he quedado sin gallinas…” “¿Se han muerto todas? ¡Ah,
qué lástima, con la cantidad de soluciones geniales que todavía me quedan!”
¿Soluciones de curanderos y frigoríficos por
la chapa? Si votamos ocurrentes tendremos ocurrencias. Y cuatro años para
lamentarlo.
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