miércoles, 22 de mayo de 2019

¿Y MAÑANA?


            La calma del encinar
            ¿Y MAÑANA?
           
                                          Tomás Martín Tamayo
                                             Blog Cuentos del Día a Día
                                             tomasmartintamayo@gmail.com

La Unión Europea sigue siendo una asignatura pendiente y después de 33 años en ella, no dejamos de verla como algo lejano, difícil y que nos afecta poco. De un programa televisivo salieron a la calle, otra vez, para dejar en evidencia al transeúnte, por su incultura o su desinformación, preguntándole si conocía las diferencias que hay entre la OTAN, UNESCO, ONU y la UE. Es posible que el resultado estuviera  maquillado, porque preguntaron a siete y ninguno supo establecer una diferencia mínima entre las siglas. La respuesta de una señora encopetada, collar de perlas y broche en solapa, en plena Gran Vía madrileña, resumía todas las demás: “Eso son cosas de Europa que a mí ni fu ni fa”. Poco o nada hemos avanzado porque todo lo referido a Europa sigue siendo “ni fu ni fa” ¡Ni campaña electoral hemos tenido!

Durante la movilización política que se montó, previa al referendo de la OTAN, a Federico Mayor Zaragoza le tocó desplazarse a Extremadura para explicar las consecuencias de la entrada de España en la organización.  Yo lo acompañé a muchos pueblos y en uno de ellos, Herrera del Duque, comprobamos la dificultad de la empresa.  La postura del CDS era ambigua porque queríamos dejar en evidencia a Felipe González por su  anterior “OTAN, de entrada NO”, pero sin oponernos a una pertenencia efectiva desde cuatro años antes. Es decir, queríamos que España permaneciera en la OTAN, pero sin una abrumadora mayoría,  que fortalecería al PSOE y, sobre todo, a Felipe González.

Federico Mayor Zaragoza, que años después fue director general de la UNESCO, uno de los políticos más inteligentes que he conocido, tenía un gran repertorio de ventajas pero, siguiendo el guion, durante su intervención se explayó en los inconvenientes, subrayando el coste económico que suponía la adhesión y la posibilidad de que nuestros soldados estuvieran desplegados por toda Europa, lejos de la familia, expuestos a guerras diversas… Después de dos horas de explicaciones y ejemplos, abrimos un turno de preguntas y un señor que había estado muy atento se levantó y sentenció: “¡Bueno, yo creo que no debemos preocuparnos, porque por lo que ha dicho usted, eso de la OTAN cae más bien al sur!”. Cuando volvíamos a Badajoz, después de un largo silencio, Mayor Zaragoza me preguntó: “¿Yo he dicho que la OTAN cae más bien al sur?”. Entre el señor de Herrera del Duque y la señora de la Gran Vía madrileña media la friolera de 33 años, pero el desconocimiento es muy similar porque UE, OTAN, ONU… siguen siendo “cosas de Europa, que ni fu ni fa”.

Siempre hemos votado en las elecciones europeas con evidente desgano, hasta el punto de que en el Parlamento Europeo tuvimos representándonos a Ruiz Mateos por su  “que te pego leches” a Boyer. Esas cuatro palabras, su programa electoral completo, le dieron dos escaños al de Rumasa…

 ¿Y mañana? Bueno, ya puestos votaremos también para el parlamento de  la UE, como podíamos hacerlo para la OTAN o la ONU, porque lo que creemos que nos afecta de verdad es nuestro municipio y la Junta que, con las gafas de cerca, es donde se decide lo inmediato. Somos dueños de nuestro voto y podemos aprovechar la ocasión para deshacernos de proyectos caducados o para ratificarlos si consideramos que son buenos. Lo razonable es no jugársela y votar por conductores seguros que, aunque no den espectáculo ni pongan música estridente, tampoco despeñen el autobús. Mañana es nuestro día y después a callar cuatro o cinco años.






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sábado, 18 de mayo de 2019

SOLUCIONES OCURRENTES



                    SOLUCIONES OCURRENTES


              Tomás Martín Tamayo
              Blog Cuentos del Día a Día
                                                 tomasmartintamayo@gmail.com


Un hermano de mi madre tenía un frigorífico que hacía mucho ruido, se movía tanto que a veces se desenchufaba solo,  gastaba mucha energía, cerraba mal y no enfriaba, pero cuando le decíamos que por qué no lo tiraba y se compraba otro, él lo golpeaba con los nudillos para mostrarnos su consistencia: “No sirve para nada, es verdad, pero tiene tan buena chapa…”. Pues igual que el frigorífico de mi tío, tenemos un montón de ocurrentes que no sirven para nada, unos porque han fracasado incluso en su profesión y la mayoría porque nunca la tuvieron fuera de la política, pero están aferrados a la teta y se han especializado en dar codazos para que nadie les retire el pezón. Como frigoríficos no enfrían y como estufas no calientan, pero cuentan unos chistes…

Las ocurrencias, como las pistolas, las carga el diablo y la tontuna que suscita una risotada puntual no merece un voto, pero las campañas electorales al uso están tan agotadas que, a falta de propuestas serias y mínimamente creíbles, los hay que suben al estrado para hacerse el graciosillo, divertir a la concurrencia y mostrar un perfil campechano y de cercanía que no tiene nada que ver  con la realidad. ¿El 26 votamos a gente capaz de resolver parte de nuestros problemas, a nivel municipal, autonómico y europeo o al vividor, jeta y caradura que se limita a sacarnos una sonrisa con la última gilipollez que le han susurrado al oído?

 ¿Da votos subir en globo, llegar en moto, pedalear en estática, presentarse con un casco de bombero o correr como un poseso con un chándal fosforito? ¿Nos importa que uno haga juegos malabares con cascos de cervezas y que a  otro le guste “Camela”? Si es así,  no se hable más, tenemos unos electores dignos de su electorado y a un electorado a la altura de sus electores, pero me barrunto que el electorado ha crecido más y que los batacazos no son tan imprevisibles como parecen. ¿Qué se puede esperar de gente que ha demostrado que para lo único que sirven es para medrar, pelotear, escurrir el bulto y pasar el cazo? El 27 todos lo tendremos muy claro porque dudo mucho de que el 26 votemos ocurrencias y ocurrentes. Y hasta los chistes los habremos olvidado, aunque ellos, pilas alcalinas, siguen y siguen porque van muy bien situados y siempre se libran de la quema.

Acompañé a Eduardo Punset en muchos actos por Extremadura y solía contar una historieta que viene a cuento: “A un granjero se le morían las gallinas porque no comían y no fue a consultar al veterinario, sino al curandero del pueblo, que le recomendó que con un palo hiciera un círculo en el corral y en el centro pusiera el trigo. “Es una solución genial, que no falla”. Pero falló y como las gallinas seguían sin comer y muriéndose, volvió al curandero, que le recetó que dentro del círculo dibujara un triángulo y que en el centro pusiera el trigo. “Es una solución genial, que no falla”, le dijo el curandero. Pero volvió fallar y cuando se murieron todas las gallinas, el granjero volvió al curandero: “Hice lo que me dijiste pero me he quedado sin gallinas…” “¿Se han muerto todas? ¡Ah, qué lástima, con la cantidad de soluciones geniales que todavía me quedan!”

 ¿Soluciones de curanderos y frigoríficos por la chapa? Si votamos ocurrentes tendremos ocurrencias. Y cuatro años para lamentarlo.


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jueves, 9 de mayo de 2019

VIENDO PASAR A LA GENTE



                           La calma del encinar
                           VIENDO PASAR A LA GENTE

                                     Tomás Martín Tamayo
                                                 Blog Cuentos del Día a Día
                                                 tomasmartintamayo@gmail.com


Me cuenta un amigo que en su pueblo, La Parra, había una señora, casi centenaria, que, indiferente a la climatología, se sentaba en la puerta de su casa en una silla bajita, con el botijo cerca y un abanico. Cuando alguien le preguntaba: “¿Qué hace usted en la calle con el calor que hace?”, ella miraba indiferente y respondía bajito: “Estoy viendo pasar a la gente”. La respuesta puede parecer recurrente, pero en el fondo tenía mucha enjundia porque la anciana vivía en una de las últimas casas de la calle que desemboca en el cementerio y por allí el trasiego del personal era muy reducido, aunque el que pasaba lo hacía  a lo grande, acompañado y sin retorno

Posiblemente la anciana ignoraba que con su actitud estaba dando réplica extremeña al aforismo: “Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo”, aunque ella lo dulcificaba porque cambiaba enemigo por vecino y se limitaba a verlos pasar a todos, que en su espera no discriminaba a nadie. Ella oía doblar la campana, se sentaba en su puerta y  en silencio veía el cortejo de todos los que no podrían ver pasar el suyo. Mientras se santiguaba, susurraba: “¡No semos naide, pero lo vemos!”.

El día que le tocó a ella hacer el paseo definitivo, cumpliendo su última voluntad, cerraron la casa y en la misma puerta levantaron la tapa del ataúd para dejar la llave en sus manos, entrelazadas con un rosario. ¿Pensaba que llevándose la llave se llevaba la casa?: “En este mundo no quiero dejar ni un suspiro”. Pero las últimas voluntades a veces son difíciles de cumplir y la vecina de al lado, en su memoria, sacó de su casa una silla, un botijo y un abanico,  se santiguó y mientras se sentaba, con un susurro sentenció: “No semos naide, pero lo vemos”.

Si se mira bien, vivir es un trabajo muy duro y de muchas horas, que no siempre se cobran como extraordinarias. ¿Cuántos días de nuestra vida hemos vivido? ¿Cuántos hemos estado ausentes o sentados en la puerta, alertados por el tañer de una campana? ¿Cuántos merecen una muesca para ser recordados y cuántos para olvidar? El tiempo, que muerde el acero y la espera,  pasa sobre nosotros, azotándonos como una tormenta de arena, aunque nunca falte una anciana que se conforme con haberlo visto desde el trono de una silla. Hasta es posible que cuando veía pasar a la gente, lo que de verdad veía pasar  era un tiempo prestado, que ella agotaba abanicándose para ayudarse en el trago.

La línea del horizonte de la anciana no iba más allá de la distancia que separaba su puerta de la del cementerio, aunque se consolara con un   “lo vemos”, como si ver fuera sinónimo de vida. Su poder lo tenía en un botijo,  un abanico era su lujo y su afán de perpetuarse tan limitado que incluso pretendió llevarse su casa al otro mundo, en un intento sincero de borrar sus huellas.

La parreña se fue con su silencio, cerrando la puerta a sus espaldas y sacudiendo sus zapatillas para no llevarse ni el polvo de esta plaza tan generosa en cornadas, pero conservando la llave para que nadie abriera su puerta o su herida. Tal vez ignoraba que nada nos pertenece y que lo que está estaba y estará. Deberíamos haberle preguntado   dónde residía la filosofía de su paciente aguardo y el afán por ver pasar el cortejo, santiguándose, pero sin participar.



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domingo, 5 de mayo de 2019

LUEGO AMÉN


                         La calma del encinar
                        LUEGO AMÉN
                     
                       
                                          Tomás Martín Tamayo
                                             Blog Cuentos del Día a Día
                                             tomasmartintamayo@gmail.com


Como no se pueden cambiar las reglas del juego una vez terminado el partido, tenemos que aceptar el resultado con todas sus consecuencias. (¿Sirve de algo quejarse, otra vez, de una ley electoral tan injusta que deja a Pacma, con  326.045 votos sin un solo diputado, mientras que Bildu, con 256.725, consigue cuatro?) Si el veredicto del electorado es sabio, bueno será analizarlo con cierta distancia para no caer en el ensimismamiento o en la melancolía. Yo defendí a Pedro Sánchez en este mismo espacio, cuando los varones dieron un golpe de mano en el PSOE y lo pusieron en la calle, pero por lo que ha hecho en su corta trayectoria, me parece que es un político poco escrupuloso y capaz de todo por seguir. Eso ha hecho que, muy tarde, me alinee con los que lo rechazaron porque lo conocían. Pero el electorado ha creído otra cosa, luego amén.

Creía y creo que ningún partido constitucionalista, ni ningún gobierno decente, puede establecer una entente cordial con el Bildu de Otegui o con el Otegui de Bildu, porque no se pueden olvidar 3.500 atentados, 8.000 heridos, 369 inválidos, 864 muertos…, pero el electorado ha considerado que hay que relativizar o pasar página, que es otro tiempo y que se imponen visiones menos encorsetadas, luego amén.

Los chalaneos de Pedro Sánchez con los separatistas vascos y catalanes me parece que les dan alas y legitiman sus aspiraciones rupturistas. Que sentarse en plan “colega, aquí no ha pasado nada” con Torra, es echar gasolina al fuego. Que hacer una campaña con banderolas que dicen que “Cataluña es una nación” es alentarlos con guiños de complicidad. Que cederles en los PGE la mayor parte de la tarta, en detrimento de las CC.AA. que son y se sienten españolas, es señalar una senda muy peligrosa. Que permitir el desafío y la rebeldía del gobierno de Cataluña es una contradicción. Que retirar el delito de “rebelión” a los que pretendieron dar un golpe de Estado, es alinearse con ellos, dejando contra las cuerdas a la Justicia, pero el electorado no ha visto tanto peligro y parece que ha relativizado las consecuencias de depender políticamente de los secesionistas, luego amén.

Creo que en estos diez meses el Gobierno de Pedro Sánchez ha derrochado con la patanería del rico nuevo, que la política económica ha sido de despilfarro continuo, clientelar, selectiva y basada en los intereses partidistas y que esas “juergas” las pagaremos todos, pero el electorado las ha bendecido, luego amén.

Me parece que tener la presidencia del Gobierno apoyada en  filoterroristas, separatistas, anticapitalistas, anarquistas, Podemos…, incapacita para programar políticas de Estado, pero el electorado ha dejado en bandeja de plata la posibilidad de que esos socios negocien exigencias o entren en el Gobierno, dándole a Pedro Sánchez un cheque en blanco, luego amén. ¡Amén y amén!

Muchas veces la osadía calculada es cinismo y desvergüenza, pero  obligado es reconocer que en el electorado han calado mejor los mensajes “guay” que los pusilánimes, cobardes y dubitativos de un Rajoy, también cegato y egoísta, que no supo ni dimitir a tiempo para evitar en su partido semejante catástrofe. Si, como estaba en su mano, hubiera dejado en la presidencia a la vicepresidenta ¿alguien duda de que el resultado hubiera sido diferente? Pablo Casado recogió un testigo lastrado de carotas, caraduras, caretas y chupones históricos. ¡Y le queda la cruz del 26M! El lamento del burlado: “Lo peor no son los cuernos, sino que se infecten y los adornen con guirnaldas”.