sábado, 27 de abril de 2019

LIBROS ABANDONADOS


                           La calma del encinar
                           LIBROS ABANDONADOS
                          
                         
                                                      Tomás Martín Tamayo
                                                          Blog Cuentos del Día a Día
                                                          tomasmartintamayo@gmail.com

De cada libro que publico, y ya van quince, aparto una veintena de ejemplares para dejarlos, de forma aleatoria, en parques, ventanas, lugares de paso, bancos…Son libros que buscan lectores y dentro de la misma edición, los desafortunados de la familia que tienen que enfrentarse con la calle. Si los libros tuvieran sentimiento, que yo no estoy muy seguro de que no los tengan, esos más de 300 que he ido dejando para que se busquen la vida, podrían preguntarse qué han hecho ellos para merecer esa suerte y qué pena tienen que purgar para caer en manos que no los han reclamado.

Son libros abandonados, pero el abandono es relativo porque suelo vigilar para conocer al destinatario que al pasar los recoge. Y las reacciones de los que los encuentran son tan dispares que resulta evidente de que, incluso entre los abandonados, corren diferente suerte. ¿Qué habrá sido de ellos? ¿Los habrán regalado o abandonado en algún banco? Sé que alguno ha muerto, como esas mariposas que caen abatidas sin apenas salir de la crisálida. Hay de todo, por ejemplo…

En el banco de un parque, “olvidé” uno, al que pronto le salió  pretendiente. Se acercó, se sentó cerca, puso un jerséis encima, lo recogió con disimulo y se lo llevó sin siquiera mirarlo. Bien, ese tuvo suerte, al menos en la apariencia había interés. Otro lo recogió un quinceañero, iba con su bicicleta, paró al lado del macetón donde yo lo había dejado y sin bajarse lo cogió, le dio la vuelta, lo abrió con desgano y lo tiró a un parterre. No se le ocurrió dejarlo donde estaba y lo arrojó a una fronda de hierbas y hojas mojadas… Tuve que saltar un seto y de allí lo recogí mojado, como aterido de frío, de soledad y de desprecio.

Otro lo dejé en la ventana de una academia que prepara a opositores.
Los alumnos suelen salir a la calle para fumar y después de mucho tiempo sin verlo, una lo cogió, lo miró con interés y se lo enseñó a los demás. Pasó por unas cuantas manos y después la joven lo metió en su mochila. ¿Se acordó del hallazgo al llegar a casa? ¿Alivió su soledad colocándolo en un estante con otros libros, lo tiene en su mesita?


En la puerta de una casa de juegos y apuestas, en un saliente, dejé otro. Entraron muchos que lo miraron al pasar, pero no lo recogieron. ¡Jo, podía haber sido un libro de García Márquez! Mi libro estaba gritando su presencia, pero parecía invisible para todos. Cuando iba a recogerlo, salió una pareja y él lo cogió. Se lo enseñó a ella, lo miraron, creo que leyeron algo en la contraportada y lo volvieron a dejar donde lo habían cogido. A ese lo rescaté, me dio tanta pena que me lo llevé y lo puse en la fila donde se exhiben sus hermanos.

Pero tentar tanto la suerte es un riesgo y lo peor que podía llegar, llegó: Encima de un seto puse uno y esperé. Pasaron varios y no lo vieron o no lo quisieron ver. Después se acercó otro, cojeando, con un perro que defecó en la base del seto. Se buscó en los bolsillos pero el clinex no apreció y entonces vio mi libro. Lo cogió sin mirarlo, arrancó varias páginas, recogió con ellas la caca y con el libro -¡qué civilizado!-, la depósito en una papelera. No lo rescaté, lo di por muerto, descanse en paz.
________________________________________________________



*Si desea recibir mis artículos directamente envíe un correo electrónico a: tomasmartintamayo@gmail.com.  Todas las remisiones se efectúan por consentimiento expreso del remitente.  Si no quiere seguir recibiéndolos, indíquelo a ese mismo correo.

*A excepción del correo electrónico facilitado, no disponemos de ningún otro dato y en la mayoría de los casos ni siquiera de la identificación del titular del mismo.

*En los artículos remitidos no se incluye ninguna publicidad.

*Todos mis artículos están abiertos en el blog Cuentos del Día a Día y se publican en la edición impresa y digital del periódico HOY.







No hay comentarios: