La calma del encinar
PREGUNTAS
IMPERTINENTES
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a Día
Pedro Sánchez llena hasta la bandera las plazas que visita y esto debe ser
como un retortijón de tripas para los que pretendieron apuntillarlo
políticamente. Para que no pudiera aprovechar el tirón del victimismo, la
gestora del PSOE alargó su cónclave todo
lo que pudo, pero esto también le ha servido “al muerto” para llenar un hueco
importante en la memoria de las bases socialistas. Pierre Corneille, lo
resumiría como “el muerto que vos matasteis goza de buena salud”.
El harakiri incontrolado del PSOE debe tener sus porqués y alguien, en
algún sitio, tendrá la hoja de ruta de tanto disparate, pero desde fuera, a los
que observamos con cierta curiosidad lo que están haciendo, nos surgen interrogantes
para las que no encontramos respuesta. Y esto lo digo desde la lejanía y
también desde la admiración que siempre me produjo un partido tan ahormado y
con una base social tan sólida.
¿Por qué empezaron a segarle la hierba debajo de los pies a Pedro Sánchez,
mucho antes de los cien días que se conceden incluso a los adversarios
políticos? ¿Lo elevaron para hacerle caer tan temprano? ¿Si es un “niñato
inconsistente”, por qué no eligieron a Madina o a Pérez Tapia? ¿Los notables
del partido pueden derribar, pica en mano, lo que ha levantado la militancia?
¿Qué calificativos usarían esos notables si lo que ellos han hecho se hiciera
en el PP?
¿Por qué, desde el primer día, tuvo Pedro Sánchez sobre la mesa la alternativa
de Susana Díaz? Apenas había tomado posesión y ya tenía en su nuca el aliento
crítico de la que, según dicen, lo había llevado de la mano hasta la secretaría
general. ¿Se confundieron los que pretendían que fuera un secretario marioneta?
¿Por qué no se puso ella desde el principio? ¿Lo maté porque era mío? Después de las candidaturas de Patxi López y
Pedro Sánchez, ¿Susana Díaz se atreverá a dejar el cacareo dando un paso al
frente? De momento se deja querer, pero sabe que si los poderes fácticos del partido
están con ella, las bases pueden pasarle factura, y meterla en el ataúd que
entre unos pocos le fabricaron a Pedro Sánchez.
¿Por qué Vara, que suele huir de las estridencias en sus manifestaciones,
dio el pistoletazo de salida para que la contestación se agrupara detrás de él,
usándolo como un señuelo para venganzas personales, como las de Madina, Tomás
Gómez, Antonio Miguel Carmona, Bono, Susana y otros barones que se han sentido
“incomunicados” con la dirección del partido? ¿Por qué las declaraciones de
Felipe González, detonante último del “golpe”, se emitieron estratégicamente
tres días después de haberlas hecho a la SER y horas antes de la dimisión de
los 17 miembros del Comité Federal?
¿Quitaron a Pedro Sánchez para impedir que se aliara
con Pablo Iglesias o para dejar que gobernara Rajoy? Eso confirmaría una
conspiración dirigida desde las alturas económicas, con portavoces tan eficaces
como Felipe y Bono. ¿El “no es no” a Rajoy era contrario a la opinión de las
bases o al poder económico? ¿Tan inminente era el peligro que suponía Pedro
Sánchez, como para abrir en canal al partido, dividiéndolo y quedándose sin
cartel electoral? ¿Y si ahora sale de nuevo elegido? ¿Ha pasado el peligro, van
a repetir cartel electoral con Pedro Sánchez, después de haberlo liquidado
porque es un “perdedor de libro”, un “sin rumbo falaz, demagogo y engañoso que
sólo obedece a su ego personal”? ¡Pues vaya que vaya!