sábado, 25 de febrero de 2017

PREGUNTAS IMPERTINENTES

                                 La calma del encinar
                            PREGUNTAS IMPERTINENTES

                                                     Tomás Martín Tamayo
                                                      tomásmartintamayo@gmail.com
                                                      Blog Cuentos del Día a Día
                                         



Pedro Sánchez llena hasta la bandera las plazas que visita y esto debe ser como un retortijón de tripas para los que pretendieron apuntillarlo políticamente. Para que no pudiera aprovechar el tirón del victimismo, la gestora del PSOE alargó  su cónclave todo lo que pudo, pero esto también le ha servido “al muerto” para llenar un hueco importante en la memoria de las bases socialistas. Pierre Corneille, lo resumiría como “el muerto que vos matasteis goza de buena salud”.

El harakiri incontrolado del PSOE debe tener sus porqués y alguien, en algún sitio, tendrá la hoja de ruta de tanto disparate, pero desde fuera, a los que observamos con cierta curiosidad lo que están haciendo, nos surgen interrogantes para las que no encontramos respuesta. Y esto lo digo desde la lejanía y también desde la admiración que siempre me produjo un partido tan ahormado y con una base social tan sólida.

¿Por qué empezaron a segarle la hierba debajo de los pies a Pedro Sánchez, mucho antes de los cien días que se conceden incluso a los adversarios políticos? ¿Lo elevaron para hacerle caer tan temprano? ¿Si es un “niñato inconsistente”, por qué no eligieron a Madina o a Pérez Tapia? ¿Los notables del partido pueden derribar, pica en mano, lo que ha levantado la militancia? ¿Qué calificativos usarían esos notables si lo que ellos han hecho se hiciera en el PP?

¿Por qué, desde el primer día, tuvo Pedro Sánchez sobre la mesa la alternativa de Susana Díaz? Apenas había tomado posesión y ya tenía en su nuca el aliento crítico de la que, según dicen, lo había llevado de la mano hasta la secretaría general. ¿Se confundieron los que pretendían que fuera un secretario marioneta? ¿Por qué no se puso ella desde el principio? ¿Lo maté porque era mío?  Después de las candidaturas de Patxi López y Pedro Sánchez, ¿Susana Díaz se atreverá a dejar el cacareo dando un paso al frente? De momento se deja querer, pero sabe que si los poderes fácticos del partido están con ella, las bases pueden pasarle factura, y meterla en el ataúd que entre unos pocos le fabricaron a Pedro Sánchez.

¿Por qué Vara, que suele huir de las estridencias en sus manifestaciones, dio el pistoletazo de salida para que la contestación se agrupara detrás de él, usándolo como un señuelo para venganzas personales, como las de Madina, Tomás Gómez, Antonio Miguel Carmona, Bono, Susana y otros barones que se han sentido “incomunicados” con la dirección del partido? ¿Por qué las declaraciones de Felipe González, detonante último del “golpe”, se emitieron estratégicamente tres días después de haberlas hecho a la SER y horas antes de la dimisión de los 17 miembros del Comité Federal?

¿Quitaron a Pedro Sánchez para impedir que se aliara con Pablo Iglesias o para dejar que gobernara Rajoy? Eso confirmaría una conspiración dirigida desde las alturas económicas, con portavoces tan eficaces como Felipe y Bono. ¿El “no es no” a Rajoy era contrario a la opinión de las bases o al poder económico? ¿Tan inminente era el peligro que suponía Pedro Sánchez, como para abrir en canal al partido, dividiéndolo y quedándose sin cartel electoral? ¿Y si ahora sale de nuevo elegido? ¿Ha pasado el peligro, van a repetir cartel electoral con Pedro Sánchez, después de haberlo liquidado porque es un “perdedor de libro”, un “sin rumbo falaz, demagogo y engañoso que sólo obedece a su ego personal”? ¡Pues vaya que vaya!



lunes, 20 de febrero de 2017

A DIOS SE LE TUTEA

                              La calma del encinar
                       A DIOS SE LE TUTEA

                                                          Tomás Martín Tamayo
                                                          tomasmartintamayo@gmail.com
                                                          Blog Cuentos del Día a Día
 
A Dios se le tutea, pero los diosecillos llevan delante al conductor y el “excelentísimo señor”. Siguen siendo “presidentes” para los pelotas del entorno más inmediato y hasta conservan el tratamiento de “hipermegaguays” en la correspondencia y en los actos oficiales. De por vida. A ellos no se les puede bajar del pedestal de lo que fueron y unos por otros –hoy por ti y mañana por mí- mantienen los privilegios, aunque sea a la baja, porque no todos tienen el mismo desparpajo y desvergüenza. Entre los jetas también hay escalas.  Eso sí, al cochecito no renuncia nadie. Diez años después de haber pasado a la escala de ex, el excelentísimo señor don Juan Carlos Rodríguez Ibarra sigue manteniendo coche oficial, conductor y dos funcionarios para alimentar su ego personal. ¿Qué quién lo paga? Qué pregunta.

 Va y viene a capricho, se pasea por España disparando con nuestra pólvora,  mientras Extremadura, su querida Extremadura,  con la más alta tasa de paro, le pone  coche en su puerta, le paga conductor y le llena el depósito para que su excelencia disponga según le venga en gana. En estos diez años se le conocen cero servicios a la comunidad y su sabiduría parece reservarla para abrocharse la chaqueta.  Espero que no se confunda de botón o que se la abrochen los dos funcionarios que tiene a su servicio.

¿Funcionarios? Sí, funcionarios de 56.283,  37.475 y 32.667 euros/año, que están a su disposición y a nadie más tienen que rendir cuenta en ese ente fantasmal  que se ha inventado para perpetuar su nombre: “Fundación Centro de Estudios Presidente Rodríguez Ibarra”.  ¡Desde luego es un caso para estudiar! Y no se trata de un miembro de la saga norcoreana de  Kim Jong, sino de un líder socialista con superextra paga de jubilado, que se pasó 24 años peleándose con marqueses y duquesas porque no soportaba que, con su dinero, vivieran como duquesas y marqueses. A él no le viene la alcurnia de ninguna nombradía real, ni ha heredado dehesas del bisabuelo que  regaló caballos al rey, pero pisó la alfombra a los veintipocos y se ha jubilado sin tocar suelo, porque para eso parece tener un lema que bien podría subir a su escudo heráldico: “Porque yo lo valgo”.

Manda güev con el líder socialista, que después de diez años sigue aferrado a la teta de los privilegios y que, encima, tiene el rostro tan curtido como para no avergonzarse de mantener semejantes canonjías y seguir en la mamandurria de una tierra que el único mal que le hizo fue confiar en él. Y que no nos salió gratis, porque aunque la soga ahogara a otros, a él nunca le faltó su paga de general.

 No apelo a los socialistas porque, por razones obvias de corporativismo cateto, se callarán y jamás harán nada contra el gran mandarín, pero ¿y los del PP, los de Ciudadanos y los de Podemos? Podemos lo ha intentado, pero ahí sí que tienen un compromiso de sangre PSOE y PP, para no perder prebendas mutuas. Ninguno de los dos partidos quiere ponerle el cascabel al gato, porque eso supondría tirar de la cuerda y no se sabe lo que puede aparecer al final de ella.

A Dios se le tutea, pero a las estatuas de las deidades ripiosas, propias de murga de Carnaval, no hay quien le mueva la peana.

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sábado, 11 de febrero de 2017

LIBROS VIEJOS

                               La calma del encinar
                               LIBROS VIEJOS

                                                                                                 Tomás Martín Tamayo
                                                                                                 tomasmartintamayo@gmail.com
                                  Blog Cuentos del Día a Día


         La pasada semana, en la Feria del Libro Viejo y de Ocasión de Badajoz, compré varios ejemplares: “Campo y Pueblo” de Pedro Belloso,  tres Libretillas Jerezanas, que dirigía Feliciano Correa, “Cuentos Extremeños” de Marciano Curiel Merchán y, por dos euros, “Abstracción de la Culpa”, 2ª Edición, un intento fallido de poemario/desahogo, con prólogo de Ángel Sánchez Pascual, que publiqué en 1982. Me emocionó encontrar ese libro, del que  conservaba un par de ejemplares, y me produjo una sensación contradictoria encontrarme allí, en aquel montón confuso, como morrallas apretujadas en el mar impreciso de un mostrador sin etiquetas. Éramos lo más parecido al pescado que se tira por la borda, alimento fácil para las gaviotas.

      Como resto del naufragio de alguna biblioteca o como solitario andarín por un camino que no parece haberle sido muy grato, tornó el blanco de su portada por el amarillo mortecino que ahora tiene. Ha servido incluso como posavasos y la base de alguno dejó un tatuaje circular sobre su piel. Mi libro ha envejecido y vuelve agotado, lleno de cicatrices, vencido como un elefante que sigue la senda de sus antepasados para descansar. Me intriga su peripecia vital, la elipse de su  trayectoria y esa dedicatoria que escribí, en el Hogar Extremeño de Madrid, el 18 de noviembre de 1982: “Para A. Castaño, con el ofrecimiento de mi amistad”. ¿Quién es A. Castaño y cómo ese libro, que le firmé en Madrid, 35 años después arriba a la playa de una caseta en Badajoz? ¿Cuánto tiempo lleva naufragando de feria en feria, esperando que alguien lo rescate? El librero no lo sabía con exactitud,  cree que procede de una biblioteca que compró hace un par de años en Toledo… ¡Ay, si mi libro pudiera hablar!

       Como los libros viejos, como mi libro  -que yo no sé si lo encontré o me encontró-, a todos nos vuelven con frecuencia vivencias que quedaron ensartadas en un rincón apartado de la memoria: un mueble, la puerta herida de lluvia y viento, el chirriar de un postigo, el cadente sonido del afilador callejero, las caras difusas del enlosado, el desconchado de una pared, el olor dulzón de unas perrunillas, con su corteza de clara batida, azúcar y canela. La memoria, como mi libro, se niega a bajar la persiana para siempre y nos devuelve la lejana caricia, el primer desengaño,  la retahíla de los reyes godos, el soniquete cantarín de la tabla de multiplicar, el bullicio en el recreo, el paso firme del maestro, el chirriar de la tiza en la pizarra, el crepitar del brasero... Y en la puerta de la escuela sigue esperando mi perro, moviendo la cola y reclamando una caricia.

      Restos de la memoria y restos de una biblioteca que se vende a ojo de buen cubero, libros y recuerdos que emprenden un viaje hacia ninguna parte y que vuelven derrotados, como el hijo pródigo, buscando un techo o un lecho que no encontraron, porque los libros y los sentimientos que no hallan acomodo, deambulan sin rumbo y vuelven siempre con los pies heridos. Mi libro ya está a salvo, en un estante de libros dedicados, flanqueado por otros que también llevan orgullosos las firmas de sus autores, aunque es el único que lleva mi propia firma y el ofrecimiento de mi amistad a un enigmático A. Castaño, al que espero que le haya ido bien. En todo caso, que encuentre posada y paz, como mi libro.
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sábado, 4 de febrero de 2017

ESTUPEFACTO

                                                 La calma del encinar
                                     ESTUPEFACTO

                                                  Tomás Martín Tamayo
                                                  tomasmartintamayo@gmail.com
                                                  Blog Cuentos del Día a Día


Hace un par de años, al entrar en una sala de los multicines de Badajoz, oímos al público abuchear  y silbar con evidente inquina. Me quedé perplejo porque no sabía lo que había pasado o lo que estaba pasando. Con las luces apagadas, antes de buscar nuestras butacas nos sentamos en la primera fila, esperando que concluyera el chaparrón, pero al mirar la pantalla lo entendimos todo. Era un anuncio publicitario de Monago, ataviado de chándal fosforito, zapatillas verde pistacho, corriendo por un monte. ¡Se anunciaba incluso en el cine! Me pareció algo tan surrealista que aquella imagen, dos años después, me sigue acompañando como una pesadilla. De vuelta a casa, el corto estelar del correcaminos inundaba las redes, con comentarios que llegaban incluso desde Lima. Deduje que semejante parida era otra mamarrachada del consejero de Ocurrencias, el que gobernaba al que nos gobernaba… Aquella gripe pasó pero, como suele hacer la gripe, ha vuelto dos años después, porque el testigo de las ocurrencias lo ha recogido Vara. ¿Habrá fichado al duende?

Sensación parecida a la del cine he sentido esta semana, cuando me han pasado unos videos que ha colgado el presidente de la Junta en los que muestra el mundo que bulle en su cabeza. Si  aquello me dejó perplejo, esto me tiene estupefacto. Un día después de que la Encuesta de Población Activa situara a Extremadura como la de mayor tasa de paro de España, superando  incluso a Andalucía y coincidente con una ola de frío que ha mantenido aterida a media España por la brutal y antisocial subida de la luz, Fernández Vara se peliculea y aparece ante las cámaras relajado, satisfecho, descansado, en mangas de camisa, arrellenado en un cómodo sillón, mientras los leños crepitan en una chimenea a sus espaldas. Estanterías con libros, estatuillas, cuadros, fotos familiares… La imagen idílica de una persona bien situada que nos habla del éxito –David contra Goliat, dice- de nuestro equipo de futbol Santa Teresa, por la proeza de vencer a otro de Barcelona. Es el tercer video sobre el mismo tema, lo que evidencia el interés del presidente.



¿No tiene Vara asesores, compañeros, amigos, consejeros, familiares, vecinos… que le siseen al oído lo inadecuado de asomarse de esa guisa al escaparate público, hablando de fútbol horas después de hacerse pública nuestra penosa situación? Esa imagen es de puro contraste con la Extremadura real y viene a ratificar la deriva mental y la visión deformada que se sufre cuando se está en el poder. No me parece mal que se ensalce a un equipo humilde por sus logros deportivos, pero hay momentos y momentos y el elegido por el presidente de la Junta demuestra, siendo generoso con él, poca sensibilidad. Esa nueva aplicación de video, con la que ya ha colgado cuatro películas, bien podría aprovecharla hablándonos de sus planes inmediatos para solucionar la precaria situación de Extremadura, para llevar un aliento a los que la sufren, para mostrarse solidario con los que no ven salida o para esbozar un punto de optimismo. Él habla de lo que quiere, de futbol.


Es desagradable escribir esto, pero llueve sobre mojado y no lo digo como justificación de nada, porque a nadie ni a nada me debo. Ya está bien, ya basta de prácticas onanistas y de ver el mundo, aislado en una jaula, como un perdigón de reclamo. Digo yo.

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