La calma del encinar
PODEMOS, MUCHA VISTA
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a Día
¿Cuántos quesos/tendencias/familias diferentes se integran en Podemos?
He dejado de contar al llegar a 50. Complicado me parece mantener la cohesión
en una formación con tanto tembleque emocional y unida por una argamasa tan
inconsistente. Aunque no le resto méritos a lo hasta aquí conseguido, han
cometido errores de principiantes, pagando la novatada a alto precio, porque su
cabeza visible, amén de sesgos de divismo trasnochado, se comporta como un
niñato cabreado, que no es capaz de montar el puzle que tiene entre manos. Lo
peor de Pablo Iglesias es que se quiere en exceso y eso le empuja a demostrar
que, junto a sus no sé cuántas matrículas de honor, es el más listo. Mal
asunto. Con él han llegado hasta aquí, pero con él no irán muy lejos.
Charles De Gaulle, para explicar la dificultad de armonizar la
diversidad francesa, preguntaba: “¿Cómo
se puede gobernar un país que tiene 246 clases de queso?”. Se quedó muy corto. Los
teóricos mantienen que la variedad es un elemento de cohesión, pero en la
práctica se demuestra que en una pajarera con diferentes clases de aves, no es
posible el canto armónico de ninguna de ellas y el resultado es un guirigay.
¿Se acuerdan de la Torre de Babel? La
amalgama más cercana la tenemos en una UCD integrada/desintegrada por dos partidos democristianos, cuatro
socialdemócratas, siete de derecha, once liberales y cuatro regionalistas.
Aquello fue una grillera, que cumplió una misión e hizo mutis por el foro. El
harakiri, vamos.
El futuro de Podemos no es
previsible y si en su seno se permitiera la autocrítica, ya habrían llegado a
la conclusión de que lo más importante
que han aportado a la vida política española, ha sido mantener a la derecha en
el Gobierno. Puede molestar, pero es una verdad inapelable porque en su bagaje
no se conoce otra decisión de mayor calado. Pudieron elegir y eligieron no
hacerlo, porque les importó más el estar que el ser. Y Pablo Iglesias quería
estar en la vicepresidencia y mandando como presidente.
Podemos lleva tres meses
acaparando titulares con la supuesta división interna entre “pablistas” y
“errejonistas” y cada día veo más claro que ahí hay una estrategia para que se
hable de ellos y de su famoso Vista Alegre II, calentando el ambiente y seguir
en la pomada sin hacer prácticamente nada más. Creo que los novios no se
devolverán las fotografías y que a la conclusión del encuentro se abrazarán
para cerrar filas en torno a Pablo Iglesias y demostrar que son capaces de unir
el descosido pregonado durante tanto tiempo. Diferencias programáticas de mucho
redoble, pero de más calado en la forma que en el fondo. Vamos, que no, que ahí
hay gato encerrado y una estrategia muy definida.
En la disparidad de criterios
entre Iglesias y Errejón no está el problema de Podemos, sino en su diversidad,
a veces incluso antagónica. Trotskistas, anticapitalistas, duros, moderados,
marxistas, populistas, obreristas, clase media, comunistas, desdeñados,
resentidos, leninistas, eurocomunistas, subjetivistas, objetivistas,
rupturistas, federalistas, derechistas, socialdemócratas, socialistas,
reformistas, oportunistas, nacionalistas, regionalistas…
Los principales partidos afrontan
estos meses sus congresos, pero del que más sabemos es de el Vista Alegre II, el
de Podemos, que a mí me suena a mucha vista, aunque no sea muy alegre, y ya
veremos si me confundo. Si todo acaba con el abrazo fraternal y nos cuentan que
finalmente han primado las ideas, bla, bla, bla… ¡Lagarto, largarto!
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