jueves, 26 de mayo de 2016

                                 La calma del encinar
                             EL MAL DE LA DESMEMORIA

                                                     Tomás Martín Tamayo
                                                       (martintamayo.com)


                                         
Mañana se cumple el vigésimo quinto aniversario del brutal atentado de ETA en Cataluña, contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Vic, con el resultado de diez muertos, cinco de ellos niños que jugaban en el patio. De los 44 heridos, muchos  con secuelas físicas que le impedirán una vida normal, casi no merece la pena hablar. De los muertos tampoco. Y si el Parlamento catalán parece haber olvidado el atentado de Vic, ¿qué pensar de la bomba que pusieron estratégicamente en el  Hipercor de Barcelona, cuyo 29 aniversario se cumple el 19 de junio y en el que sólo murieron 21 personas, que estaban haciendo sus compras? ¿Hubo otros veinticuatro atentados, todos con muertos, heridos y lisiados de por vida, de la banda terrorista en Cataluña? En el disco duro de muchos de los diputados catalanes no figuran, se ha producido un borrado total y por eso han recibido entre abrazos y aplausos a Arnaldo Otegui, el dirigente etarra recién salido de la cárcel, que  anda de promoción de su candidatura para presidir el gobierno vasco. Como considero risible la solidaridad del Parlamento catalán con el resto de España, habrán reparado en que solo me he referido a las gracietas de ETA en aquella Comunidad. ¡Pues tampoco las recuerdan sus señorías!

Un amigo que pasa por el doloroso trance de ver a su mujer con el mal progresivo de Alzhéimer, me dice que, aún peor que el deterioro físico acelerado, lo más insoportable es la desmemoria. En poco más de una año ya no lo identifica, pese a que ha ido a verla un mínimo de dos veces por semana. No reconoce a sus hijas y le asustan sus nietos. La degeneración de las células nerviosas de su cerebro tiene como manifestaciones básicas la desorientación temporal, el deterioro intelectual y la dolorosísima pérdida de la memoria, que ha concluido por  sumergirla en un estado vegetativo en el que apenas se manifiesta el dolor físico y el estímulo de alguna sonrisa imprecisa…Es un hombre fuerte y enérgico, pero al hablar del mal del olvido que está aislando a su mujer, apenas podía reprimir un profundo gesto de dolor. Pensando solidariamente en su sufrimiento, creo que, además de esa situación individual que afecta a tantas familias, es posible que podamos hablar de un Alzhéimer social o colectivo.

Se sabe que no todas las pérdidas de memoria son causadas por el Alzhéimer y también que el tiempo pone bálsamo a las alegrías y tristezas, que se debilitan con los días hasta hacernos caer en el olvido. El viaje triunfal de Otegui en Cataluña, recibido como un Nelson Mandela en su cámara de representación, bien puede enmarcarse en el nihilismo político y ciudadano de una sociedad desmemoriada que, en apenas 25 años, ha echado paladas de indiferencia sobre las paladas de tierra que cubren las tumbas de muchos catalanes, a los que representan los diputados que estos días han recibido, como a un héroe legendario, al dirigente etarra. El almuerzo homenaje con el que lo agasajaron, también lo han pagado las víctimas, aunque victimas somos todos. De la banda terrorista y de los sinvergüenzas que ahora los aclaman.
 
Después de haber visto a Josu Ternera presidiendo la comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco, pese a la inhabilitación que en teoría le impide presentarse a unas elecciones, a mí no me extrañaría ver a Otegui, con el fajín de lehendakari, recibiendo los honores del aurresku.


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sábado, 21 de mayo de 2016

ASÍ SE ESCRIBIÓ EL QUIJOTE

La calma del encinar
               ASÍ SE ESCRIBIÓ EL QUIJOTE

                                                 Tomás Martín Tamayo
                                                 tomasmartintamayo@gmail.com
                                                          (martintmayo.com)




Les voy a desvelar un secreto histórico, aún sabiendo que no se lo van a creer: Miguel de Cervantes estuvo durante años recortando letras de un montón de libros de caballería y puso tal empeño que llegó a perder la movilidad de su brazo izquierdo. Cuando tuvo diez baúles de letras llenos, subió con ellos a la torre de la iglesia y los vació un día en el que el viento estaba calmado. Las letras al caer fueron bailando, cruzándose, entremezclándose, planeando caprichosamente sobre la liviana resistencia de su peso, hasta posarse mansamente sobre el suelo. Cuando Cervantes bajó de la torre comprobó que habían caído en un orden concreto, formando palabras, frases, capítulos…El los leyó con voracidad de alucinado y se limitó a recoger todas las letras en el orden en el que habían caído sobre la cantería de la plaza, las pegó pacientemente en una base estable y… ¡Eureka! Así apareció el primer “recortaescrito” de una historia alocada, a la que Cervantes puso por título “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, que esa fue su única aportación... ¿Qué no me creen? Pues sí que empezamos bien. Veamos esta otra.

Mariano Rajoy es el presidente del Gobierno que más ha luchado y legislado contra la corrupción. No solo no ha dejado pasar ni un solo caso en sus filas, sino que desde el primer atisbo se puso al frente del “batallón anti corruptos”, para que se supiera toda la verdad, llegando hasta las raíces más profundas del problema… ¿Tampoco cuela? ¿Y por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas?

A pesar de la inexplicable ayuda del fiscal, del Gobierno, de la abogacía del Estado, de la Agencia Tributaria… un juez pérfido y con afán de notoriedad, imputó a una hija de regio padre. La torturan haciéndola pasar por “la pena de banquillo”, pese a ser una víctima porque ella no supo, no participó y jamás se lucró de la tropelías de su marido, un avieso que la tenía engañada, haciéndola presidir, participar y firmar en sociedades fraudulentas. Todo va de mal en peor para ella, pero la divina providencia acude en su socorro, desvelándonos que está en esa situación tan penosa por haberse negado a pagar el chantaje nauseabundo de dos maleantes que le pedían un pastizal a cambio de dejarla en paz con sus labores pías. Ella se niega, lucha con la duda y para mantener la dignidad, elige el cadalso antes que ceder a los seres del averno que pretenden arrastrarla hasta el fango… ¿Tampoco? Difícil me lo ponen. A ver si ahora...

Hace cinco años la indignación de la calle se materializó en un movimiento de protesta al que se llamó 15-M. De él surgieron unos muchachos ingenuos, que apenas habían salido de su pueblo, con el afán de luchar hasta vaciarse en favor de los oprimidos, buscando una redistribución de la riqueza para que llegara a todos. No tenían otra pretensión, no querían sillones ni cargos, renunciaban a sueldos y prebendas, traían nuevas formas y una visión diferente de lo que debe ser la política del futuro, huyendo del dirigismo vertical, propio de las castas. ¡Democracia participativa, democracia! Después... ¿Qué no siga? Bueno, pero que conste que a mí lo de Cervantes me parece bastante posible. Seguiremos.



sábado, 14 de mayo de 2016

AGUSTÍN MUÑOZ SANZ



                               La calma del encinar
                               AGUSTÍN MUÑOZ SANZ

                                                             Tomás Martín Tamayo
                                                               (martintamayo.com)

Desde hace muchos años  sostengo que el túnel de Miravete viene a ser  frontera entre la calidad excelsa y la mediocridad provinciana,  aunque las dos partes del túnel estén en Extremadura. Todo queda muy limitado si cae en la parte interior, en la que, al parecer, hasta las liebres son más pequeñas. Se puede escribir una novela como “Aunque sean soberanos los empeños”, de Agustín Muñoz Sanz, y pese a su enjundia histórica, compleja arquitectura e incuestionable  calidad literaria, pasar como una sombra que se desvanece dentro del magma confuso y comercial de un mundo en el que priman intereses editoriales, que poco o nada tienen que ver con la literatura. Y no voy a señalar a los y las lumbreras literarias del momento porque lo que repugna no es el que aprovecha su situación para venderse incluso como autor, sino el zafio, mostrenco y papanatas ignorante que muerde semejante anzuelo, empujado por la televisión.

Agustín Muñoz Sanz, un extremeño, médico y escritor, que está en la élite de los epidemiólogos,  permanece en la parte del olvido del túnel de Miravete, con lo que como autor, se hace invisible incluso para sus vecinos, porque en Extremadura colgamos las medallas a los que nos señalan desde fuera, aunque se disponga de una veintena de publicaciones de calidad contrastada como “La leyenda negra”, “Diario de invierno”, “El romadizo de Colón” o “En busca de Ítaca”. Con sordina, de compromiso y casi como de relleno, se le presta algo de atención en nuestros medios, a veces, algunos, más empeñados en importar idioteces que en exportar lo mucho y bueno que tenemos en Extremadura. Aquí seguimos mirándonos de reojo e incluso para reconocer a los nuestros exigimos que nos los señalen desde fuera. El oro, el incienso y la mirra para los que previamente han sido bendecidos al otro lado del túnel.

¿Se han enterado ustedes de que en la programación  del Teatro Romano de Mérida se incluye en esta próxima edición una obra de Agustín Muñoz Sanz? De la mano de Teatrapo y dirigida por el chileno Eugenio Amaya, se representará  “Marco Aurelio”, una obra no versionada sobre uno de los emperadores más lúcidos del Imperio romano y que Muñoz Sanz ha extraído de “Patobiografía de Marco Aurelio”,  su segunda tesis doctoral. No es la primera vez que la obra de un extremeño sube al escenario emeritense, pero sí es la primera vez que la voz de Marco Aurelio llegará a las piedras milenarias.

Haciendo su camino con mucha dificultad, tragando saliva, sonriendo y manteniendo el tipo, uno de nuestros mejores escritores del momento da un paso más, desde dentro, empeñado en levantar su obra en esta parte del túnel. Vamos, que por aquí siguen correteando grandes liebres, porque el que las hace pequeñas es el ojo del idiota que no sabe verlas. Como aplaudimos lo que se aplaude fuera y despreciamos con arrogante ignorancia los valores que tenemos si son vecinos o se toman una caña a nuestro lado, puede que algún día y cuando así nos lo ordenen, aquí dentro descubramos a Agustín Muñoz Sanz para incluso ponerle una calle en Badajoz o en Valle de la Serena, su pueblo.

¿Cambiaremos? Bart Simpson dice que: “No prometo prometer lo que prometeré ahora, pero prometo prometer lo que prometeré algún día”, pero Pablo Guerrero canta que tiene que llover a cántaros. Esta semana se ha cumplido.
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miércoles, 4 de mayo de 2016

SOSTENELLA Y NO ENMENDALLA





                            La calma del encinar
                     SOSTENELLA Y NO ENMENDALLA

                                                   Tomás Martín Tamayo
                                                   tomasmartintamayo@gmail.com
                                                   Blog Cuentos del Día a Día

La política debería servir para dar soluciones a los problemas y no para poner  problemas a las soluciones, pero cuando en ella entra el componente partidista o de la vanidad personal, es fácil caer en el despropósito de desarreglar lo arreglado con la contundente razón de “porque me sale de los coj…” Es lo que ha hecho Fernández Vara, presidente de la Junta y consejero de Cultura, al revisar a la baja la apertura de los 16 domingos y festivos para las grandes superficies. Se me dirá, ya lo sé, que la medida pasó por el plenario de la Asamblea,  por el Consejo Regional de Comercio y por bla, bla, bla, pero bien sé que eso es solo una envoltura para vestir al mono y justificar una promesa electoral que, además de innecesaria, no beneficia a nadie y perjudica a muchos, abriendo un frente entre las grandes superficies y el pequeño comercio.

¿Buenos y malos? ¿Ricos y pobres? ¿Montescos y Capuletos? ¿El PP lo puso porque protege a los grandes y el PSOE lo quita porque escucha a los pequeños?  Pues si en eso se resume todo, se ha lucido usted, señor presidente. ¿No tenía otros frentes más urgentes y necesarios para afrontar con realismo aquella palabrería vana de “Respuestas concretas a problemas concretos y fechas concretas”? En un año de legislatura y a juzgar por los titulares que ha acaparado, esta es su gran medida, Sr. Vara. ¡Felicidades y que Badajoz no se lo demande!

 Informes a medida del capricho del mandamás los tenemos a barullo y si como muestra sirve un botón, yo pongo dos. Recordemos el escrupuloso dictamen que el finiquitado Consejo Consultivo hizo, a medida de Monago, para cambiar torticeramente el Reglamento de la Asamblea, dándole el protagonismo en la moción de censura que presentó el PSOE. O la opinión, “sota, caballo y rey”, validando que el anterior presidente del citado Consejo se hubiera saltado todas las trincheras para hacer caja extra. Pues igual, aunque no sea lo mismo. Todavía me niego a creer que haya un plan preconcebido para perjudicar a Badajoz, que es el gran damnificado de la medida, aunque también toque a Mérida y Cáceres.

Badajoz, al ser fronterizo atrae a un contingente importante de portugueses y extremeños de todos los pueblos, que se desplazan para visitar El Faro, comprar en Carrefour, El Corte Inglés, Media Markt, Leroy Merlin, Bricor... ¿Se ha tenido en cuenta el perjuicio que se hace a la hostelería pacense, al transporte, a la restauración, a las gasolineras e incluso al pequeño comercio? Con la pataleta de que la apertura perjudica a los pequeños comerciantes locales, se anula una medida que se ha demostrado eficaz  en Madrid y Valencia que tienen reconocida la libertad horaria total. Y en Portugal, que es general para todo su territorio. Los comerciantes y  hosteleros portugueses serán los beneficiarios de esta restricción que no parece muy meditada ni ajustada. Aquí ha primado más torpedear al usuario y a las posibilidades comerciales de las grandes superficies, que la hipotética protección del pequeño comerciante. Una medida de corto recorrido, porque en muy poco tiempo veremos que la libertad horaria en Europa se impone por encima del intervencionismo cegato o de promesas electorales que deberían revisarse y posponerse a favor de otras más urgentes y necesarias. ¿Se las recuerdo, Sr. Vara?
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