sábado, 23 de abril de 2016

LA NUEVA POLÍTICA DE SIEMPRE



                      


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    La calma del encinar
                  LA NUEVA POLÍTICA DE SIEMPRE
                                                           
                                                     Tomás Martín Tamayo
                                                     tomasmartintamayo@gmail.com
                                                     Blog Cuentos del Día a Día


Cada nuevo partido que se registra lleva en sus estatutos el propósito  del cambio, de ofrecer algo diferente y un impulso distinto, aunque la mayoría de ellos procedan de subdivisiones o ramajes de otros ya consolidados y al final, todo quede resumido en izquierdas y derechas. Las buenas palabras, los mejores propósitos, una adecuada envoltura y la necesidad de creer en algo, despiertan un inicial entusiasmo en el electorado, hasta que, “por sus obras los conoceréis”, se descubre que todo es más de lo mismo, con la variante de alguna cara nueva enmarcada en una memez vieja. El ejemplo más reciente de la nueva política de siempre, es la  trampa del referéndum argamasado por la cúpula de Podemos, para que sus bases votaran sobre dos supuestos tan engañosos como la propia consulta. Mentira sobre mentira… ¿Es eso nuevo en política? ¿Son novedosas las puestas en escenas de Pablo Iglesias, rodeado de sus apóstoles? ¿Y sus tics autoritarios? ¿Es nueva la estrategia de tirar la piedra del desencuentro y esconder la mano? ¿El reparto de sillones? ¡Todo eso es más viejo que el hilo negro!

Sé que entre los inscritos que han votado por Internet hay militantes del PP, del PSOE, de IU, periodistas y curiosos que nada tienen que ver con Podemos y que, es de suponer, habrán votado  lo que conviene a sus verdaderos partidos, por lo que sin una depuración de los listados cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Pero si el proceso está viciado de origen, no está menos viciada la intencionalidad de las preguntas. Los dirigentes de Podemos han torcido el brazo a sus supuestas bases para que saliera el resultado que ellos querían y así  poder parapetarse detrás de ese remedo de democracia interna, que no es más que una burla clásica de la vieja política de siempre, aunque ahora llegue de la mano de estos renovadores de pacotilla que por gritar “¡Tierra a la vista!” creen que han descubierto las Américas. Todo lo que están presentando como novedad estaba en los viejos manuales, con la excepción del beso en la boca o el amamantado de una criatura en el hemiciclo del Congreso. ¡Para ese viaje no se necesitan alforjas ni la contestación del 15 M!

Con la pregunta adecuadamente apaleada, Mocito Feliz puede pasar por un líder carismático para la mayoría, por eso los que encargan encuestas a medida, tienen más interés en la pregunta que en el resultado, que es algo cantado de antemano. Supongamos que los gurús que de verdad nos mandan tienen interés en que España salga de la Unión Europea y, como los ingleses, proponen un referéndum. No es igual preguntar “¿Quieres que España salga de la UE y quedar relegada como un país marginal, cerrando todas las fronteras con Europa?” que, “¿Quieres que España recupere su soberanía para ser un país libre, capaz de decidir su presente y su futuro?” ¿Quién puede votar sí a la primera pregunta o no a la segunda? Pues las dos sirven para lo mismo.

Ya está bien de posados que no sirven ni para el lucimiento personal, pero que pueden apuntalar el bipartidismo que querían destronar. La decepción puede ser un tsunami para los que después de despertar entusiasmo demuestran que apenas tienen otros recursos que lo besos teatrales, los andares de “garicuper” y la coleta de Toro Sentado. Como se ve, todo muy moderno.








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