sábado, 27 de junio de 2015

PEQUEÑO RECORDATORIO (y III)

                               


                                El son de los asombros
                                 PEQUEÑO RECORDATORIO (y III)
                                   
                                                                       Tomás martín Tamayo

En diciembre pasado, el director de uno de los periódicos digitales de más audiencia en España, me decía que el gabinete de comunicación que se había montado en Extremadura tenía más medios y personal que el del presidente del Gobierno. Yo le maticé que no era un gabinete de comunicación, sino de propaganda personal de Monago. Y se lo expliqué: ¿Qué sabemos de la gestión que se está haciendo en Agricultura, Turismo, Sanidad, Infraestructuras…? No podemos juzgarla porque si lo están haciendo bien o mal, eso no preocupa en absoluto al consejero de Ocurrencias que contrataron para  aumentar los delirios de grandeza del  presidente del ridículo gobex (con minúsculas, por favor). Se ignora lo que hacen y se ignora quién lo hace, porque los consejeros son peones desconocidos en un tablero en el que no hacen ni sombra. Toda la cama la ocupa Monago y a sus pies, arrellanados en las alfombras, andan desperdigados los consejeros, que se van a ir tan desconocidos como llegaron. Si es que llegaron alguna vez. Todavía siguen en funciones, pero invito a cualquier lector a que haga un esfuerzo mental para poner nombre y careto a los responsables de cada uno de los departamentos. Además de la vice Jejeje, el duendecillo de las ocurrencias  y el propio Monago ¿son capaces de acordarse de dos o tres más? ¡Pues son nueve, con el de Ocurrencias y Recados y Asentimientos!

Desde fuera y con la tecnología puntera de “la cuenta de la vieja”, algunos veníamos anunciando la deriva absurda de basarlo todo en fabricar una marioneta a la que poder mover a placer, haciendo propuestas de marketing político que ya quedaron añejas tras los primeros años de la Transición. Iván Redondo, el gran artífice del fiasco mayor del PP en las elecciones autonómicas de toda España, como estratega político no va más allá de las perogrulladas de “doña Rogelia”, pero Monago se lo creyó porque le dijo que era bonito.  Pobre, ahora si quiere protagonismo tendrá que batirse en duelo con Mozito Feliz. Con la ignorancia del jugador compulsivo puso todas las fichas en un número y en la primera ocasión la ruleta giró y le hizo un corte de mangas. Sin tanta teoría, los que conocemos un poco a Extremadura, sabíamos que no iba a pagar peaje para ver en plena calle como la cabra se subía a la lata, en lo alto del taburete, mientras Redondo trompeteaba y la vice Jejeje aporreaba el tambor. Por cierto ¿alguien ha vuelto a saber de doña Jejeje desde la noche del 24 de mayo? Seguro que ya anda buscando nuevas rutas en el navegador.

Desde enero he escrito en cinco artículos que iba a pasar lo que ha pasado y que el tipo de las ocurrencias, una vez concluido su estrambótico experimento, recogería sus bártulos  para montar la tienda en otra orilla. Parece que, pese a que tiene ofertas incluso en Júpiter, nos quiere tanto y se siente tan identificado con Extremadura que ha querido quedarse, pero ¿quién le paga a él y a su tropa el pastizal que antes le pagábamos entre todos? No es lo mismo tirar del presupuesto de la Junta que de los ingresos del PP y la criatura se nos despedía el domingo pasado con un lloriqueo de culebrón venezolano que lo retrataba. ¿Ese es el lumbreras que iluminaba el gobex? Hasta el primo de Manzano lo hubiera hecho mejor. Es la primera vez que he leído un obituario escrito por el protagonista. Capítulo cerrado, Iván Redondo se va, lamentablemente, porque sin los movimientos de baile que imprimía a su marioneta nuestra vida será un poco más aburrida. Adiós, Ivan, adiós, y no te preocupes, que ya encontrarás otro Pinocho a tu medida.  Acuérdate de nosotros cuando estés asesorando al príncipe de  las galaxias y pídele que llueva café en el campo. Mejor jamones.

Al nuevo gobierno, ahora sí, Junta de Extremadura, le quedan flecos por resolver y alguno con cierta urgencia, porque mantener los premios Ceres es hacer seguidismo de una insensatez que sólo se explica en el gobex faraónico de Monago y contando con una mediocre sectaria, como la todavía consejera de Educación y Cultura. ¡Vaya papelón el de esta señora, que llegaba de refresco y sin maliciar! Que la suerte nos proteja de estos espíritus puros a los que se les cae la máscara antes de que concluya el Carnaval. ¡Tas lucío, Triniá!

 El agua del río no besa dos veces la misma piedra, la vida sigue,  fluye y se manifiesta, a pesar de los necios que creían tenerla escriturada en propiedad.  ¿No habrá paz para los malvados? Enrique Urbizo dice que no en su película, pero la paz debe llegar para todos, porque sólo así viviremos en paz.

Y hasta Septiembre, que yo también necesito aburrirme contando las estrellas.


viernes, 19 de junio de 2015

PEQUEÑO RECORDATORIO (2)

                              
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                             El son de los asombros
                             PEQUEÑO RECORDATORIO ( II)

                                                      Tomás Martín Tamayo

¿Te ha llamado Vara?, me preguntó un conocido que suele seguir la faena política desde el tendido. La interrogante no era ingenua y el que la formulaba lo hacía porque, supongo, me veía en espera de no sé qué. Pues sí, me ha llamado Vara, le respondí, y no le di más explicaciones, con lo que el buen señor todavía estará deshojando la margarita sobre el puesto que me ofreció o que yo persigo. Lástima que no sepa que estoy de vuelta de casi todo y que lo único que anhelo es “que no me quiten el sol”, caminar a mi paso y disfrutar del sosiego que tengo. La libido del activismo y la participación política la tengo muy baja y no hay oferta ni tentación posible. Pasé la página para siempre jamás y  sólo espero que no me quiten la tranquilidad recuperada tras el 24 de mayo, porque cuatro años de vergüenza ajena, de ocurrentes y ocurrencias ya fueron demasiado. No puedo remediar sonreír para adentro cuando, ahora, me comentan desde todos los frentes del PP -vaya descubrimiento-, que la sobreactuación, los excesos, las ocurrencias chirriantes y el divismo, han sido causa de la causa del mayor estropicio del Partido Popular en la elecciones autonómicas de toda España... Bienvenidos, pero ¿no os apuntáis alguna culpa con vuestros cuatro años de silencio?
 
 Hay gente sin profesión conocida que se han especializado en hacerse imprescindibles para el que llega. Lo mismo les da que sea blanco, negro, cobrizo o amarillo, porque siempre están de guardia, ojo avizor,  jejeje de oreja a oreja, para otear la ruta del que va a llegar y salir a su encuentro. Esa es su profesión. Son zahoríes políticos que con solo mirar el terreno, ya saben dónde hay agua para saciar su sed. Corchos que flotan en cualquier líquido, tan pragmáticas que no pierden el tiempo en trabajar ni en los partidos políticos porque su especialidad es tan simple como situarse al lado del que manda, para navegar sin esfuerzo siguiendo la corriente que las lleva. Gentuza, garrapatas que se han acostumbrado a vivir holgadamente del erario público, que no aportan nada y que desde luego no se van a romper la uñitas con el engrudo de los carteles. En la tercera entrega de este pequeño recordatorio me pararé un poco en los ocurrentes que llegaron para hacernos un favor y que ahora se quieren quedar, como sea y dónde sea, porque no tienen adónde ir. La misma ruina que han traído a su marioneta los ha dejado con el culo al aire.

Unos que ríen otros llorarán… La vida sigue porque, al final, los años barren las idioteces como el viento la hojarasca. En esta carrera de relevos, pocas son las huellas que permanecen y de los esplendorosos cohetes que iluminaron la noche, en unas horas no quedan ni los ecos. ¿Qué quedará del bochornoso primo del chófer? Gozamos de una saludable desmemoria colectiva y no hace falta esperar mucho para conocer lo efímero de algunas soberbias que pronto estarán exclusivamente en la memoria estática de las hemerotecas. De todos modos, hay gente que son porque valen y otros, los más, sólo son porque han estado, pero que sin el paraguas del puestecino vuelven a la intemperie de la que proceden. Los que nacen nada, mueren nada, aunque se “traspolen”. Sin remedio. De ellos no quedará ni el dolor que produjeron porque la vida también se encarga de cicatrizar las heridas y, si acaso,  apenas un queloide cuyo origen también concluimos por olvidar. Algunos toreros no son capaces de situar en tiempo y  lugar la cicatriz del desgarro que le pudo costar la vida y los únicos toros que permanecen son los disecados y colgados de una pared, con una plaquita metálica claveteada al pedestal. De los idiotas que se creyeron algo porque les tocó un reintegro, ni eso, aunque hayan ido dejando plaquitas y retratos por todas partes. El rastro de la babosa se pierde con las primeras lluvias…

Es necesario pasar página y si se mira por el retrovisor que sea con condescendencia, porque en la historia hay muchas páginas dedicadas a necios que se creyeron su propio personaje. También está llena de rasputines, de vendedores de espuma y de gilipollas que se creen insignes doctores porque saben abrocharse los zapatos. En esta democracia imperfecta que tanto criticamos, está el bálsamo para aliviarnos de tontos y tonterías, aunque a algunos, ay, no les cabe en la boca el palo de fregona que las urnas les han dado.  Deberían probar por otro sitio.


El próximo sábado “PEQUEÑO RECORDATORIO (y III)


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martes, 16 de junio de 2015

CUENTOS DEL DÍA A DÍA EN EL DIARIO.ES


Crítica de libros

Los cuentos cotidianos de Tomás Martín Tamayo

"Tomás Martín Tamayo sorprende una vez más al lector, fiel a sus habituales colaboraciones en prensa y blogs, pero ahora con este libro de relatos. Lo hace a su modo, como una forma de entender la literatura sin pamplinas: a degüello. En el estilo, Martín Tamayo sigue la norma de Pío Baroja de escribir sin florituras, sin adornos, de frente, no sé si con intención o porque le sale así".
tamayo, critica, agustin muñoz sanz
Ejemplares de 'Cuentos del día a día', de Tomás Martín Tamayo
El libro “ Cuentos del día a día” del prolífico (quince libros publicados) y exitoso escritor Tomás Martín Tamayo (su novela planetaria ‘ El enigma de Poncio Pilatos’ va por la quinta edición), recopila un conjunto de relatos muy variados, en temática y en extensión, extraídos de un amplio abanico que el autor ha ido escribiendo durante años. La gran mayoría son relatos cortos, de menos de una página o apenas dos o tres; algunos son algo más largos, divididos en tres capítulos y con cierta vocación de cuento. El relato corto es un género de muy difícil clasificación. No es lo mismo que el cuento, aunque muchos eruditos pretendan equipararlos. El relato corto parece un género literario menor, poco trascendente, como de ejercicio de iniciación de los novatos en la hermosa aventura de escribir. La verdad es que los anaqueles de las librerías y de las bibliotecas están abarrotados de historias breves y extraordinarias escritas por los más grandes maestros de la narrativa universal. Sirva recordar a magníficos representantes de la literatura en español (García Márquez, Borges, Rulfo, Cortázar, Héctor Quiroga y muchísimos más), anglosajona (Edgar Allan Poe, Conand Doyle, Agatha Christie, Truman Capote, Hemingway y otros), europea (Frank Kafka, Anton Chejov) o japonesa (Murakami) por citar solo algunos de los monstruos de la ficción.
Tomás Martín Tamayo sorprende una vez más al lector, fiel a sus habituales colaboraciones en prensa y blogs, pero ahora con este libro de relatos. Lo hace a su modo, como una forma de entender la literatura sin pamplinas: a degüello. En el estilo, Martín Tamayo sigue la norma de Pío Baroja de escribir sin florituras, sin adornos, de frente, no sé si con intención o porque le sale así. Sin un miserable aderezo retórico. Con la crudeza que corresponde al alma de los relatos, de títulos también muy contundentes que, como todos los buenos títulos, definen el contenido a la perfección. Son pequeñas muestras de desasosiego. Una literatura nada fácil que tiene lectores adeptos por millones y escritores ineptos por miles. Algunos de los relatos dejan al lector tirado en el sofá. No solo por la sorpresa del final, sino por la contundencia de la situación descrita. Por el escenario moral, y porque turban de forma extrema durante la lectura. Esto es lo mejor que se le puede pedir a la literatura: que no deje indiferente al lector, que le pellizque el alma, que le remueva el saco de las emociones, que le alborote el almacén de las ideas. El libro ' Cuentos del día a día ' es Martín Tamayo puro. Pero, cuando uno se mete en este jardín sembrado de sustos y sorpresas y anda felizmente agarrotado por los truenos de la tormenta de la literatura en su estado formal, también surgen fogonazos, verdaderos relámpagos, en forma de aforismos, de literatura comprimida al extremo como si de Augusto  Monterroso y su dinosaurio se tratara, o de auténticas greguerías ramonianas. Pero es solo Tomás Martín Tamayo relatando las tempestades cotidianas del alma.

jueves, 11 de junio de 2015

PACTAR NO ES PASTAR

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                                       El son de los asombros
                                       PEQUEÑO RECORDATORIO (1)

                                                             Tomás Martín Tamayo

Pactar está bien y pastar tampoco está mal si no se vende como un pacto. Son verbos diferentes. El pasado 24 de mayo el electorado no enterró el bipartidismo, pero envió un serio aviso, obligando a los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, a dejar de mirarse el ombligo para complementar mayorías. Como en Extremadura no hay mucha práctica de diálogo, los hegemónicos  han tenido que someterse a una apresurada y rigurosa dieta de adelgazamiento de la soberbia que, en algunos ayuntamientos, sobrepasaba los 20 años, con el contundente argumento de “porque me sale de los co...” Durante 26 años,  Extremadura se hizo tan estrecha que solo cabía en ella el pensamiento de Ibarra, que tampoco era muy ancho. Era el amo y como amo se comportaba, eligiendo interlocutores sumisos y concediendo “peonadas” en las plazas de los pueblos a los que esperaban ser señalados por su dedo protector. Antes los señoritos lo hacían desde un caballo, pero él mandaba a sus capataces para cumplimentar tan desagradable misión y, si acaso, señalaba  a alguno bajando la ventanilla de su coche oficial. Todavía, 32 años después, sigue montado en el coche, aunque lleva ocho fuera del mando en plaza. El excelentísimo de por vida no se baja del coche oficial ni aunque se lo llenen de escorpiones y, si puede, en él hará su último viaje.

Dijo Ibarra  –¡qué humilde!- que se iba al asiento trasero, dejando supuestamente que Vara condujera la tartana, pero todo indicaba que seguía marcando la ruta, los destinos y paradas, porque a los dictadores, no sólo a Franco, les gusta dejarlo todo “atado y bien atado”. Vara logró incluso más escaños, 38, pero era evidente de que nunca logró liberarse del aliento en su nuca del padrecito que, casi desde el principio, se dedicó a meter entre las ruedas de su supuesto protegido los palos de la displicencia. Vinieron mal dadas porque Zapatero, una ruina como político, se encargó de arruinar al PSOE y de sus lodos salieron los barros de un PP hegemónico que logró superar al PSOE incluso en Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha.  Y Vara, haciendo suyo el poema de Rafael León y Antonio Quintero, parece que se dijo: “Otro cualquiera en mi caso/ se hubiera echao a llorá…/Yo, crusándome de brazo/ dije que me daba igual”. Aguantó el tirón, supo digerir la derrota y afrontar el reto de recuperar el poder cuatro años después. “Con la ayuda del vecino, mató mi padre un cochino” se dice en mi pueblo. Si ZP ayudó al PP, no se puede negar que el pistacho fosforito de altos vuelos ayudó al PSOE con su mercadotecnia de todo a cien. ¿Dónde estará el consejero de Ocurrencias? Los centenares de cargos de libre designación, que están recogiendo sus cosas para salir pitando, deberían organizarle un homenaje. Dos por el precio de uno, a él y a su marioneta.

 En ocasiones importan menos los votos y escaños que la oportunidad de hacerse necesarios, como le ocurrió a IU en la pasada legislatura que, con tres diputados, pudo decidir durante cuatro años. Y decidieron, claro, no por dejar gobernar al PP, que había sido el partido más votado, sino por hacer seguidismo de todas sus políticas y decisiones, justificando incluso aberraciones reglamentarias para cercenar en la Asamblea la voz de la oposición o para, a días de concluir la legislatura, hacer valer un contrato multimillonario en Telextremadura. Hubo más pasto que pacto. PP e IU se quisieron, fueron felices y comieron perdices, pero el electorado puñetero pasa la dolorosa cada cuatro años y Pedrito se ha ido, nadie sabe como ha sido… Y el bicicleto también se ha ido, bien se sabe porqué ha sido… El caso es que Vara ha vuelto a ganar las elecciones, ahora sin mayoría absoluta con lo que se verá abocado a negociar cualquier decisión y a retomar una voluntad de diálogo que ya practicó incluso con su holgada mayoría. ¿Y en los ayuntamientos? Más de lo mismo. En el de Badajoz Celdrán sentó cátedra del “yo me lo guiso, yo me lo como”, con él hubiera sido difícil cualquier entendimiento, pero dejó a Fragoso en su lugar y este, la primera en la frente, se ha pegado un tortazo, bajando de 17 a 13 concejales, perdiendo la mayoría absoluta pero ganando las elecciones. Y como los de Ciudadanos estaban por el cambio, han acordado que en Badajoz y Cáceres todo siga igual, pero contando con ellos. O sea… Al final fumata blanca que los dejará bien vistos. Hasta puede que vistos para sentencia. A partir de mañana comenzará el descuento y si no espabilan se irán con Escobar y su IU.


Aunque los cambios no se vislumbren espectaculares y el bipartidismo sume adeptos con los antibipartidistas, el panorama parece entrar por unos derroteros desconocidos, en los que hablar, dialogar, consensuar, acordar… serán verbos con los que nos iremos familiarizando. ¿Que se ha movido algo para que todo parezca distinto pero siendo igual? Allá por el otoño el electorado volverá a tener la sartén por el mango y alguno se va a llevar un sartenazo.

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jueves, 4 de junio de 2015

¿TRATO HECHO?


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                              El son de los asombros
                              ¿TRATO HECHO?

                                                     Tomás Martín Tamayo

Me susurran al oído que entre el PP y Ciudadanos hay acuerdo para que el PP siga gobernando la ciudad de Badajoz y que el asunto está más complicado en Cáceres. En lo que respecta al ayuntamiento pacense me dicen que se está mareando un poco la perdiz, escenificando diferencias insalvables, pero que al final, antes del 13, los dos “cederán” y habrá fumata blanca. No afirmo ni desmiento, pero quien me informa no suele errar en sus predicciones y en este caso tiene motivos para saber de lo que habla. Si es así tampoco es nuevo, porque yo he conocido acuerdos desde el primer café que se han vendido como diferencias insalvables hasta el último segundo, en el que, qué casualidad, lograron un entendimiento cuando el carrillón cantaba la hora límite. De todos modos, si se analizan las diferencias que se han hecho públicas suenan un poco huecas. Veamos:

Ciudadanos sale de la reunión afirmando estar más cerca del PSOE que del PP, porque Fragoso, el alcalde en funciones, se niega a prescindir de los puestos de confianza y a rebajar el número de concejales liberados y semiliberados. ¿Ese es el abismo que los separa? Fragoso es un político pragmático y entre reducir concejales liberados y no tener ninguno al pasar a la oposición, no tengo ninguna duda de que cederá, si no lo ha hecho ya, para hacer bueno aquello de “del mal el menos”. ¿Se va a empeñar el PP en mantener los cargos de libre designación del ayuntamiento, aún conociendo el riesgo de pasar a la travesía del desierto que supondría dejar el gobierno municipal después de 20 años de mando en plaza? Yo no lo creo y me cuadra que PP y Ciudadanos están dando muchas “espantadas” para mantener cada uno su rol, sin decepcionar a nadie. Esos amagos de votar finalmente al candidato socialista me parecen redobles de tambor, más para llamar la atención que para enviar avisos a navegantes al PP.

Ciudadanos ha logrado en Extremadura uno de los peores resultados de España el pasado 24 de mayo y la causa puede encontrarse en que el electorado extremeño no ha visto diferencias nítidas con el PP, como para saltar de unas siglas a otras. No haber logrado ningún diputado autonómico en la provincia de Badajoz y uno sólo en la de Cáceres dice mucho de la escasa atención que se le ha prestado al partido de Albert Rivera en Extremadura. Es verdad que aún pueden salvar los muebles porque tanto en Cáceres como en Badajoz tienen las llaves de la gobernabilidad, pero decantarse hacia la opción del tripartito, votando al PSOE, junto a Podemos, tiene sus riesgos. Riesgos que no se reducen dejando gobernar al PP en las dos capitales, porque darían la razón a los que han desconfiando del revisionismo que predican. Para la calle Ciudadanos es igual que el PP, pero con una deriva catalanista importante. La diferencia mayor entre ellos está en los líderes de los dos partidos, entre Rajoy y Rivera, pero ese eco no ha llegado.
 
Si Ciudadanos sostiene al PP en ayuntamientos y comunidades, los votos que han arañado al Partido Popular retornaran a su lugar de origen dentro de cuatro años. Sé que esto que escribo no va a gustar a Ciudadanos ni al PP, pero el tiempo dirá si mi predicción es acertada. Ya me encargaré de recordarla tras las próximas elecciones. Hace cuatro años yo entendí que IU dejara gobernar al PP, pero alerté desde el principio, de que aquella cesión les pasaría una factura importante en las elecciones siguientes. ¿El resultado? Escobar con sus milongas contemplativas ha llevado a IU nuevamente al extrarradio institucional, abocándola a una división interna que amenaza su pervivencia. No voy a juzgar aquí y ahora su frivolidad ni el empecinamiento de mantenerse al mando de un barco que él mismo ha torpedeado. ¿Pasará lo mismo con Ciudadanos? Creo que sí, y aunque tampoco es cómodo votar al candidato socialista y quedarse en la oposición, competiría con el PP en igualdad de condiciones, evitando la fagocitación. El pez grande se come al pequeño. Lo que es innegable es que Badajoz ha votado por el cambio y que la reducción de 17 a 13 concejales que ha sufrido el Partido Popular lo canta alto y claro, dejando la mayoría en la oposición.


Si como parece el trato está hecho, el próximo sábado lo sabremos y tiempo habrá para analizar sus consecuencias. De momento hay algo que no cuadra y diferencias que no se entienden. Uno y otro deberán sopesar la conveniencia de cocerse en el mismo puchero.
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