jueves, 26 de febrero de 2015

PRIMICIA PARA MIS AMIGOS: Portada y primer relato de la antología que se está editando




DOÑA SOLEDAD.

Vivía sola, acompañada de sus recuerdos y de su soledad. Se llamaba Soledad. Cada mañana, a las cinco en punto se levantaba, se lavaba en su palangana de porcelana con agua que templaba en un hornillo eléctrico, elegía cuidadosamente entre sus tres vestidos negros el  que consideraba más apropiado  y despacio, sin desayunar porque quería comulgar,  salía para enfrentarse al aire frío, aferrándose a su bastón con sus dedos agarrotados de años, asombros y miedos. Cerraba con dos vueltas la puerta, la empujaba para cerciorarse de que lo había hecho, se santiguaba, besaba la cruz que le colgaba del cuello y despacio iniciaba la escalada de la cuesta por el centro de la calle. La calle de la Soledad.

 La misa de cada mañana era la culminación, el principio y el fin de cada día y  si la artrosis que aprisionaba sus piernas se ponía ceñuda, ella con paciencia y resignación, en silencio, sigilosamente para que el dolor no se percatara, adelantaba el despertador una, dos, tres horas… ¡O no dormir antes que llegar tarde!  Despacio, paso a paso, poniendo mucho cuidado en apoyar bien la goma desgastada de su bastón, subía, subía, subía con pasitos cortos, superando la dificultad de la empinada y las resbaladizas losetas del suelo mojado. Ya arriba, en el bar de la esquina, algunos clientes al verla pasar comentaban: “¡Por ahí va doña Soledad, son las siete menos cuarto!”. 

Como todos los días, un camarero piadoso la seguía de cerca y antes de que iniciara el penoso ascenso por las escaleras, cogiéndola del brazo se lo decía casi al oído: 

-Doña Soledad, váyase a casa y mañana venga más tarde. Han cambiado la hora, ¿sabe usted? Hoy la primera misa es a las once.

-¿A las once? Ay, hijo, gracias, no sabía nada. Me iré, sí, con estas piernas no puedo esperar tanto tiempo. Adiós entonces, adiós.

-Adiós. Hasta mañana, a las siete en punto, doña Soledad.

ATAR PERROS CON LONGANIZAS

                                El son de los asombros
                                ATAR PERROS CON LONGANIZAS
                                                           Tomás Martín Tamayo
                                                           tomasmartintamayo@gmail.com
                                                           Blog Cuentos del Día a Día





A principios del siglo XIX, en el pueblo salmantino de Candelario, había un charcutero, Constantino Rico, que hoy figura en un famoso tapiz del palacio de  El Pardo gracias al dicho que salió de su comercio. Parece que una de sus obreras  tenía un perro pequeño y apremiada por una urgencia fisiológica, para evitar que el animal la siguiera hasta el  servicio, lo ató a la pata de una mesa con lo primero que encontró, una longaniza. En esta situación entró un cliente en la tienda y al ver la escena, comentó en la taberna que en la casa de Constantino Rico ataban los perros con longanizas. La expresión fue aceptada como sinónimo de contradicción y exageración en la demostración de la opulencia y el derroche, porque en el pueblo se sabía que el chacinero estaba arruinado y cargado de deudas… La frase, “atar los perros con longanizas”, hizo fortuna y hasta el mismo Fernando VII la utilizó durante una recepción.

Pues Extremadura, arruinada y cargada de deudas, parece hoy la heredera del chacinero de Candelario, porque, estando como estamos, no nos falta para cohetes y fiestorras. Aquí, en la misma cola de los comedores sociales, seguimos atando a los perros con longanizas porque esto que se autodenomina gobex (por favor, respeten las minúsculas), ha establecido que su prioridad sea de principio a fin la fanfarria y el dispendio. Cuatro años, una legislatura entera, dedicados a fabricar un artificio que no se cree nadie, excepto el propio muñeco, que en su megalomanía  demuestra tener tan mal gusto que incluso se gusta. Ahora de frente, ahora de perfil, ayer de motero, mañana de bombero, después de matón desafiante, con aquel “si ten collons dímelo a la cara”, hoy de barón rojo, mañana de verso suelto, un día de contestatario, otro de manso cordero, por la tarde llorando,  por la noche recepciones seudo reales, allí lucimientos de pretensiones imperiales, aquí mentiras, viajes, cachondeos…Cuatro años moviendo los cubiletes y va a concluir una legislatura en la que ni el mismo tahúr sabe dónde está la bolita. ¡Y mira que la bola es grande!

 Lo curioso es que algunos “analistas” concluyen por elevar a lo sublime al equipo de ocurrencias que mueve los hilos de la marioneta. Parecen olvidar que los mejores asesores son los que no se notan, los mejores guardaespaldas los que no se ven y los mejores publicistas los que hacen que todo parezca verdad en medio de las grandes mentiras. Aquí, con un actor malo, el que se luce es el guionista. Con tanta sobreactuación todo apesta y da pufo de impostura. El consejero más conocido y famoso del gobex (sí, las tonterías con minúsculas) es el consejero de Ocurrencias y esa es la prueba más evidente de su fracaso y del fracaso de su marioneta. También dice poco de todos los demás. Un gabinete de casi treinta personas dedicados a paridas y no han logrado cumplir con la primera norma, la que se da en primero de comunicación, que es que los asesores deben permanecer ocultos detrás de las cortinas. Es decir, que no sirven ni para estar escondidos. Si se hace una encuesta en la calle, seguro que pocos identificaran al consejero de Agricultura, Sanidad, Trabajo, Cultura, Hacienda, Recados y Asentimientos…, pero si se pregunta por el consejero de Ocurrencias, serán muchos los que lo señalen con nombre y apellido. Hasta la vicetodo ha quedado obnubilada por el omnipresente, que ya está buscando vientos para navegar por otros mares después de mayo. ¡Tierra a la vistaaaaaaaaa!

Ahora se han gastado un pastón, atando jaurías de perros con longanizas, para sembrar los pueblos con publicidad estática y, para no dejar ningún cabo suelto, han soltado un gazapo por el monte, en plan Forrest Gump, vestido de  verde pistacho para que se le vea. Y para mear más lejos que los de Podemos, ellos son Hacemos, “Hacemos Extremadura”. ¿No se les habrá ocurrido algo más rotundo, como “hemos hecho”? La idea en sí, por ridícula, no pasaría ningún filtro en un gabinete serio de comunicación, pero aquí, como tenemos mucho de todo, excepto neuronas, la han llevado hasta los cines y los sufridos espectadores  se tienen que comer las palomitas mezcladas con un señor de pistacho que sin ton ni son, aparece y desaparece de la escena cada quince segundos. Por lo poco que tarda en volver, parece que da la vuelta a una farola.
 

Se lo han pasado bien y que les quiten lo bailado. Hasta el último día seguirán jugando. Después de mayo siempre podrán reunirse alrededor del fuego y rememorar hazañas y correrías. Fue bonito mientras duró y punto. Además, como el que tuvo retuvo (que se lo pregunten a Ibarra, que todavía anda por ahí con su cohorte y coche oficial, pagados por todos nosotros) siempre les quedará calderilla para un nuevo casco o unas nuevas zapatillas. Como decía Antonio Vázquez remarcando su acento gallego, “muy listos no son, carallo, pero ninguno quema billetes”. Sí que los queman, pero son los nuestros.

viernes, 20 de febrero de 2015

LA TORRE BRAQUE DE BADAJOZ

                           El son de los asombros
                           LA TORRE BRAQUE DE BADAJOZ
                                                   
                                                             Tomás Martín Tamayo
                                                             tomasmartintamayo@gmail.com
                                                             Blog Cuentos del Día a Día.




El gigantesco edificio se eleva majestuoso a orillas del Guadiana, mirando altivo a la ciudad de Badajoz desde arriba, proyectando su sombra sobre las tirantas del Puente Real y amenazando a la biblioteca que han puesto a sus pies. Es un rectángulo puesto en pie, recorrido en su entorno por cinchas metálicas que se asemejan a los braques, los correctores dentales, por lo que desde su construcción lo ví como la  Torre Braque. Desde su base parece un monstruo de cristal y acero, sorprendiendo la uniformidad del entorno, extraño como  ciprés en medio de un trigal. “El Braque” es una torre diseñada para oficinas, con pretensiones ciclópeas de los años de abundancia, diseñado de forma inconexa, estrafalaria y sin más previsión que la de servir de sedes, despachos y negocios que nunca aparecieron. Por ahora, es  “El Braque Vacío”.

La entidad financiera que lo levantó, una caja de ahorros desaparecida por razones que se justifican en la propia existencia de la torre “Braque”, acogió con entusiasmo una idea publicitaria de Enredo Redondo, un publicista amamantado en las ubres del poder, y ofreció 300.000 euros a la mejor idea para coronar el edificio. Así, en pocos días, toda España se enteró de la existencia gloriosa de “El Braque”, que era lo que se pretendía. Un numeroso equipo de recepción se encargó de seleccionar entre las miles de ideas que comenzaron a llegar desde todos los rincones del mundo, a las que consideraban que debían pasar a la final, porque el pellizco económico se propagó incluso por los “tam-tam” selváticos. Artistas, científicos, hombres de empresa, agencias publicitarias, arquitectos, escritores, bohemios, oportunis­tas, amas de casa, estudiantes... Millones de personas dedicaron unos minutos a pensar en "la chispa", la idea ocurrente para coronar “El Braque”. Todos los medios de co­municación se hicieron eco de la convocatoria y en la entidad financiera se frotaban las manos porque el golpe publicitario suplía con creces la cantidad del premio. Una vez más Enredo Redondo se relamió de felicidad al sentirse manijero de tanta marioneta, aunque, después de tanto ruido, el edificio seguía vacío.

El jurado internacional, que incluía a expertos multidisciplinares, y un equipo eficaz de publicistas regalaban puntualmente titulares sobre el edificio, el premio, el jurado, las ideas que llegaban… Y los infor­mativos de todas las emisoras y cadenas se iniciaban con alguna referencia, anécdota o comentario de la universal convocatoria. Además, la portavoz del jurado, La Hiena, conocida porque se reía en “jijiji”, todos los días, en apelmazada rueda de prensa, leía un comunicado referido a la lectura de originales, adelantando los seleccionados durante la jor­nada.

El día del fallo final España tenía la respiración contenida, centenares de cámaras y micrófonos hicieron selva ante el portavoz de turno que, en perfecto inglés, dio por fin el veredicto. Hizo una pausa y hasta los pájaros quedaron suspendidos en el vuelo:

 -Señoras y señores, ciudadanos del mundo -dijo remarcando las finales-, asómbrense, pero después de examinar exhaustivamente las trescientas doce mil ideas, el jurado, en su sesenta y tres votación, ha elegido como ganador la que presen­ta…

Guardó silencio y sólo se oía el viento al rozar los braques de acero que abrazaban el edificio.

-…ha elegido como ganador la que presenta… La que presenta… La que presenta… Según la plica… la que presenta… El, el, el... ¡El pollo pistacho! ¡Ohhhh! 

"¡Ooooooh,”  se oyó en medio mundo mientras el otro medio gritaba enfervorecido y llorando de alegría porque el Pollo Pistacho era un personaje estrafalario, un "todoterreno" de las ocurrencias muy conocido.

Media hora después, la presentadora, enseñando cacha hasta la cintura y escote hasta el ombligo, subió el volumen para sobreponer su voz al griterío:

-La idea puede parecer sim­ple, como todo lo genial. Les voy a leer el proyecto, que apenas tiene seis líneas: “Como imagen del despegue de Extremadura, locomotora de la economía y el desarrollo de España y de Europa, coronen el edificio con una máquina de tren, con una locomotora gigante. Una locomotora de vapor de tal dimensión que pueda ocupar toda la plataforma superior. Sobre la locomotora, en su parte más alta, pongan un enorme casco de bombero, simbolizando la unión de  la fuerza con la inteligencia suprema”...¡Magnífico, extraordinario, fenomenal, colosal, excepcional!

Un año después, el momento cumbre, a las cinco en punto —cuatro en Canarias, porque por decreto ley en Extremadura es obligado el recordatorio de las islas afortunadas—, ocho descomunales grúas fueron descubiertas, asidas a los braques de a torre. La locomotora se elevaba, se elevaba, se elevaba… Treinta, cuarenta, cincuenta metros... De pronto se apagaron las luces y desde lo alto del edificio fue desenrollándose un mural gigantesco, con la egregia figura del gran ocurrente, con casco de motero y piqueta de bombero, mientras el mundo lloraba de emoción y se rompía las manos aplaudiendo.

La presentadora, casi en trance, acercó el micrófono a un niño:

¿Qué te parece, criaturita?
-Me paece que se pué caé.

Como si el niño hubiera tocado un resorte invisible, la locomotora comenzó a agrandarse en su vertiginoso descenso, las grúas perdieron verticali­dad, los cables chillaron como hienas hambrientas…. Setenta, sesenta, cincuenta, cuarenta, trein­ta, veinte, diez, cinco metros...
Y miles de crédulos, pensando que eso formaba parte de la programación, permanecieron contemplando la caída de la locomotora hasta que les aplastó las narices.

jueves, 12 de febrero de 2015

JUGAR CON EL TIEMPO

                                       El son de los asombros
                                      JUGAR CON EL TIEMPO
                                                                     
                                                                                 Tomás Martín Tamayo
                                                                                                 tomasmartintamayo@gmail.com
 Blog Cuentos del Día a Día.

Por la presente, me comprometo a pagar e inaugurar el noveno puente de la ciudad de Badajoz en el año 2060. Es más, si para entonces aún no han construido la autovía Badajoz-Cáceres, la meto en el paquete y también la pago yo. ¿La de Badajoz-Zafra? Venga, vale. No es broma, mi compromiso es tan serio como el de la actual Gobex que, a tres meses de unas elecciones en las que se irán cantando la caña, acaba de programar un plan de infraestructuras educativas por valor de 90 millones… ¡hasta el año 2020!  Ese va a ser una año que no nos podemos perder porque también programaron para 2014-2020 la Estrategia para la Especialización Inteligente, que yo no sé qué es pero que parece que la cosa va de especializar a los inteligentes, hacer una especialidad inteligente, especializarnos en inteligencia… Qué arte, cortos hasta para prometer tonterías, porque ¿por qué 90 y no 900 millones? ¿Saben ustedes que tenemos AVE Madrid-Badajoz desde 1998? Pues más de lo mismo.

El  calendario, como el papel, lo aguanta todo y si nos queremos poner futuristas nadie podrá decir que hemos fallado hasta pasada esa fecha. Hoy, por ejemplo, podemos afirmar que aquel rollo con el que se paseó Monago por todos los platós en noviembre, asegurando que en enero iba a enseñar sus cuentas, incluidos los tiques en la compra del hiper, fue una mentira más, pero hasta el 31 de enero no lo hemos podido afirmar. No creo que a nadie le interesa conocer la marca de papel higiénico que usa Monago, pero como no podía explicar lo de los vuelos que le endosó al Senado para ir a ver a su novia, salió con aquella tontería. ¿Por qué no puso la frontera en el 2020? ¿Quién va a esperar hasta el 2020 para pedirle explicaciones sobre los nuevos colegios que se han sacado de la manga a  cien días de las elecciones?
 
En marzo de 1989, siendo Antonio Asunción director general de Instituciones Penitenciarias, los maestros de prisiones le solicitamos una entrevista para exponerle nuestras dificultades, ya que en algunos centros teníamos muchos impedimentos reglamentarios para desarrollar nuestra función docente. Antonio Asunción, que después fue el ministro del Interior al que se le escapó Roldán, tardó seis meses en responder a nuestro requerimiento, pero lo hizo con mucha gracia, porque nos adelantaba que “iba a ser un encuentro muy productivo del que saldrían acuerdos que  conformaría a todas las partes implicadas”. Hasta ahí bien, pero nos citaba para el 27 de agosto de 1993, a las seis y media de la tarde, eso sí, rogándonos que fuéramos puntuales. Le respondimos que ese día y a esa precisa hora no podríamos asistir porque queríamos estar presentes en el funeral del director general de Instituciones Penitenciarias. Por lo que después supimos, se cabreó.
 
En Extremadura tuvimos un consejero de Agricultura que se comprometió a crear doscientas mil nuevas hectáreas de regadío para 2005 y otro aseguró que con su plan, en Extremadura todos los jóvenes mayores de 25 años dispondrían de una vivienda digna antes de 2015, pero como desapareció cuatro años después… ¿Hemos olvidado el Pleno Empleo que iba a garantizar uno de los planes de Ibarra antes de 2000? ¿Y el tercer idioma o la cama hospitalaria por habitación en dos legislaturas? No me bajo de mis compromisos y dejo aquí otro, para que conste: En el 2060, yo mismo, piqueta en ristre, acabaré con los excesos del Cubo de Biblioteconomía y me encargaré de la demolición de Valdecañas. En las primeras elecciones municipales, un candidato de La Haba, preguntó en un mitin al vecindario: “¿Qué queréis, que queréis?” Uno se arrancó con retranca: “El mar, queremos que nos traigas el mar”. “Eso está hecho antes de diez años”, le respondió  el candidato. Pues, más de lo mismo, Monago, que ya ha empezado a correr, se compromete a inaugurar un montón de colegios en 2020. Para entonces, ¿dónde estará el pollo pistacho.

                                                                     

viernes, 6 de febrero de 2015

EXTREMADURA, FIASCO CULTURAL



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                        El son de los asombros
                        EXTREMADURA, FIASCO CULTURAL
                                                                      
                                                                          Tomás Martín Tamayo
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                                                                          Blog Cuentos del día a día

Llegó como la perla que iba a coronar la tarta de “el gobierno de los mejores”. Trinidad Nogales no tenía experiencia política conocida, pero si un buen currículo profesional que, al menos sobre el papel, la acreditaba como una persona capaz y solvente para llevar la consejería de Educación y Cultura. Fui uno de los que celebraron su nombramiento. La consejería de Educación, de mucha más entidad presupuestaria que la de Cultura, se la aligeraron desde el principio, porque, aunque ella firma como titular, le colocaron a un interpuesto -ahora imputado por la Justicia-, que desde la secretaría general se hizo cargo del departamento, dejándola relegada para la foto y la ocasión. Ella lo aceptó sin aparcar la sonrisa, demostrando que es persona acomodaticia y política relativista, capaz de asumir la titularidad de una competencia que en realidad no lleva. Figureo puro, duro y de la peor especie. Como a veces ha escrito  Jaime Álvarez-Buiza, “¡ahí es donde el puerco tuerce el rabo!”. La señora consejera no tiene problemas para encogerse de hombros y firmar en barbecho lo que el interpuesto le pasaba desde la secretaría general de Educación, pasando así a ser subordinada de su subordinado... ¡Qué más da, París bien vale una misa!

 Si con semejante farsa inició su camino político como responsable de la Educación, peor aún  ha sido su deambular como responsable de Cultura, departamento en el que ha demostrado elitismo, clasismo ridículo y trasnochado, desconocimiento y carencia de ideas, aunque, para remediarlo, ha intentado epatar al personal con redobles estridentes, como el de los Premios Ceres de teatro, que finalmente concluían en regüeldos. Su afán no ha estado en potenciar nuestra cultura ni en promocionar lo nuestro y mientras dejaba en la imposibilidad a grupos extremeños de teatro, se ufanaba de facilitarle a Monago el manoseo ramplón y la foto con los relumbrones de la escena nacional,  demostrando que vive en una realidad paralela y que la cultura en Extremadura es para ella un mero escaparate promocional para uso y disfrute del que se la confió. Vaya fiasco.

Consejera de Educación y Cultura, pero que no lleva Educación y  acepta, con impertérrita sonrisa, que dentro de la propia Junta le monten una consejería de Cultura paralela, a la que llaman “Organics Extremadura”. A ella le da igual, traga saliva y “ande yo caliente y ríase la gente”. Con semejante bagaje incluso la recordaremos mejor como consejera de Educación, lo que ya es mérito para alguien que se ha limitado a poner su firma donde veía una crucecita, como así se encargan de recordar desde el propio departamento. En la consejería bis, la del “organics” ni siquiera firma. Desde allí reparten el dinero a Extremoduro, Pablo Alborán, Huecco, Sínkope, Loquillo, Woody Allen…, según vaya apuntando Monago, que ahora demuestra una vocación irrefrenable de representante musical. Mejor de manager. ¡“Organics Manager”, queda guay!

Nuestro folclore, tradiciones, música, teatro, bibliotecas, museos… han quedado relegados y hasta los tres palacios de Congresos y Exposiciones  -Badajoz, Mérida y Cáceres-, han visto pasar estos cuatro años como morada de telarañas, porque, sin aparcar la sonrisa, la menguada consejera ha ido viendo y aceptando cómo cada año el presupuesto se le achicaba hasta lo testimonial  (0´96% del Presupuesto de la Junta), aunque, eso sí, no le ha faltado calderilla para gratificaciones discrecionales. ¿Y el programa electoral, aquel “compromiso férreo con el electorado”? ¿Dónde está el Centro de Cultura Popular y Tradicional, la Biblioteca a domicilio para personas mayores y discapacitados, la Hemeroteca digital de periódicos, el Museo Etnográfico de Extremadura, el Consejo Extremeño de Cultura, la Fundación de Amigos del Patrimonio…? Trinidad Nogales, la consejera más acomodaticia de la autonomía extremeña, retornará pronto a su trabajo, dejando en Educación y Cultura el vacío de su mediocre gestión. Se irá, pero con menos prestigio del que trajo, porque tanta tragadera la ha dejado muy retratada. Para ella el “ser o no ser” ha sido “estar o no estar”. Y estuvo.