viernes, 28 de noviembre de 2014

TONTOS TALLA XXXXXL


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                                      El son de los asombros
                                      TONTOS TALLA XXXXXXL
                                                              Tomás Martín Tamayo
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Se necesita ser idiotas, papanatas y de mollera blandengue para, contra toda norma de decoro, prudencia y cortesía, montar el numerito y abandonar los escaños del Parlamento Europeo, para escenificar una protesta por la presencia en la tribuna del Papa Francisco. Han sido los y las cantamañanas de Izquierda Plural, es decir, Izquierda Unida y sus variables regionales, seis necios talla XXXXXXL, todos ellos españoles, entre los 751 diputados de los 28 estados que integran la Unión Europea. Ni siquiera el día de la solemne sesión inaugural hubo en el hemiciclo europeo  tantos diputados, e incluso diputadas comunistas de otros países, con baja maternal, acudieron ese día para escuchar al Papa, pero para dar la nota allí estaban los seis contestatarios de la Izquierda Plural española, buscando su momento de gloria. Pudieron optar por la ausencia, -como hicieron otros eurodiputados-, pero prefirieron dejar constancia de su gloriosa existencia y por primera vez el mundo mundial se percató de que allí estaban ellos, los más íntegros y coherentes de la Unión Europea. Hasta el pasado martes, no se conocía ninguna iniciativa por parte de la media docena, dos ellos y cuatro ellas, que con el numerito de la espantada lograron entrar en todos los informativos europeos. ¡Ya han justificado el sueldo para toda la legislatura!

El Papa Francisco, incluso para los que no andamos muy allá con la Iglesia, ni con ningún otro credo, es un referente de dignidad, sencillez y firmeza y lo mínimo que merece es que se le escuche. No era obligatorio el aplauso unánime, ni ponerse en pie, como hicieron  tras oír su intervención. No se exigía el asentimiento plenario sobre las cosas que dijo y ni siquiera era necesario seguir su intervención por los auriculares que traducían su mensaje. No se exigía nada, ni ir, ni escuchar, ni asentir, pero había una exigencia de base que es la educación, el respeto y la vergüenza. ¿A qué fueron los seis de marras que, eso sí, por montar el espectáculo, cobraron ese día la dieta completa? Más de 17.000 euros mensuales nos cuestan cada uno de ellos, a los que habremos de agradecer que se tomaran la molestia de viajar desde España a Bruselas para poder salir, en plan indignados, cuando el Papa iniciaba su intervención.

 Es posible que el Papa no reparara en que, nada más subir a la tribuna, por un lateral de la sala, seis la abandonaban ante la mirada perpleja de todos los demás, incluidos comunistas,  socialistas  y radicales europeos de todo pelo y condición. También los temidos Podemos estaban allí para escuchar el mensaje,  y Pablo Iglesias no tuvo inconveniente en demostrar por Twitter su admiración por la figura del Papa y su identificación con el mensaje que acababa de oír. Después de la espantada se ha esgrimido genéricamente el recurso de que España sigue siendo diferente, sin reparar que seis trasnochados no representan a un país que hace mucho que superó la barrera de los antagonismos decimonónicos. La última intervención del Papa en la Eurocámara fue en 1988 y el martes pasado, con un personaje tan entrañable y singular como el Papa Francisco, era un buen momento para evidenciar respeto incluso hacia los postulados con los que algunos se llenan la boca, porque el Papa no se fue por las ramas a la hora de denunciar los desajustes sociales.

 ¿Qué fue lo que no quisieron escuchar los seis de IU? Toda la intervención del Papa Francisco fue como un aldabonazo a favor de los más necesitados, pero me atrevo a señalar algunos fragmentos:

-No se puede tolerar que millones de personas mueran de hambre mientras toneladas de alimentos se desechan cada día en nuestras mesas.
-Los grandes ideales que inspiraron Europa parecen haber perdido fuerza a favor de los tecnicismos burocráticos de sus instituciones.
-El ser humano corre el riesgo de ser reducido a mero engranaje y, cuando su vida ya no sirve a dicho mecanismo, se le descarta sin reparos, como los enfermos terminales, los ancianos o los niños asesinados antes de nacer.
-No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio.
-En las barcazas que llegan a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda.
-Una de las enfermedades más extendidas es la soledad.
-Es necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos.
-Al menos que los derechos individuales se sometan armónicamente al bien mayor, estos acabarán por concebirse como ilimitados y llevarán al conflicto y a la violencia.
-Es la hora de promover políticas para el empleo, pero también aquellas que le den dignidad…

Nada de esto les interesaba a los seis eurodiputados de la Izquierda Plural, ellos fueron para hacerse notar. Y se les notó.
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jueves, 20 de noviembre de 2014

MONAGO, CADA DÍA MÁS PERDIDO

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                                  El son de los asombros
                                  MONAGO, CADA DÍA MÁS PERDIDO
                                                                   Tomás Martín Tamayo
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El autodenominado “verso suelto o barón rojo del PP” va de mal en peor. Como  pollo sin cabeza, cada día más perdido y alejado de un sentido común básico que lo empecina en cuadrar un círculo, en el que está cayendo como si fuera una fosa sin fondo. Por el bien de todos debería pararse, deberían pararlo. Esta semana he mantenido varias conversaciones con un amigo que suele estar en la pomada de lo que ocurre, de los qué y de los porqués y ninguno de los dos entendíamos que tanta torpeza encadenada no estuviera programada, no persiguiera un fin concreto, que se nos escapaba. ¿A qué se debe este harakiri mediático de Monago, saltando del coro al caño, con una verborrea tan rematadamente estúpida? ¿Tan iluso es como para creer que puede hacernos ver que su aparatosa desnudez la cubre con manto de armiño? Incluso su lenguaje corporal proclama a gritos que es un “trolas”, pero sigue empecinado en considerar que todo el mundo es idiota y que él es el faro que ilumina el universo, (Yo, yo, yo, el señor Monago, este presidente que les habla, yo, yo…) cayendo incluso en el concepto fascista de creer que el que lo ofende nos ofende: “Cuando me atacan, también lo están haciendo al pueblo de Extremadura”. ¡Qué desnorte, qué empanada mental, qué pena que alguien así esté donde él está!

Es tan torpe lo que está haciendo que cuesta aceptar que no está programada tanta idiotez y, por ser generosos, algunos incluso pensamos que guarda un conejo en la chistera, porque es imposible hacerlo tan rematadamente mal sin un propósito definido. Todos, tal vez menos Monago, hemos visto su deriva hacia una grandilocuencia grotesca de rico nuevo, sus subrayados ridículos en discursos que lo mismo podían leerse de principio a fin que de fin a principio y muchos hemos señalado con el dedo al rasputin que maneja sus bridas como un rejoneador las de su caballo. ¿Sigue el consejero de Ocurrencias siendo el artífice de una estrategia tan carente de sensatez? Si es así se ha convertido en un peligro, no ya para Monago sino para toda Extremadura. El que ataca a Monago no ataca a Extremadura, pero es evidente que los ridículos de Monago los esparce como el  hipopótamo sus excrementos y nos afectan, porque todos quedamos en ridículo, no con él, pero sí por él.

Lo que en principio fue un problema menor, no ilegal, de moral o ética personal -conceptos ambos con excesivas interpretaciones-, Monago lo ha convertido con sus estrafalarias puestas en escena, en un problema de credibilidad que lo está dejando desasistido en Extremadura, en España y si sigue así traspasará fronteras para acabar en el DRAE: “Monagada: empecinamiento, pertinaz testarudez para intentar cambiar la realidad con soflamas de autocomplacencia”. Pudo reconocer lo evidente y aceptar humildemente el error, cerrando en horas este interminable suicidio político, pero su soberbia y egolatría lo han llevado a una espiral en la que ya lo que menos importa son los vuelos para sus asuntos personales. Si por ellos podía seguir,  -un poco renqueante, claro- ya no tiene otra opción que la de irse, para no hacerse más daño, para no perjudicar más a Extremadura y para no arruinar a su partido. En el PP, me consta, hay mucha gente sensata y, con excepción de los que están en la mamandurria, para todos sería un alivio cerrar este capítulo que saben los está cercenando electoralmente. Los cierre de filas, los aplausos y los apoyos incondicionales son como flores para los muertos, que sí, que qué pena, pero que nadie quiere en casa. Nadie, excepto Juana la Loca, quiere a un muerto en su mesa.
 
En su obnubilación, Monago no es consciente de que se ha convertido en un “hombre-risa” y que su verborrea de mercadillo el auditorio la enmarca en el “club de la comedia”. Ha comenzado a hacer gracia y ya es un capítulo de la chistografía nacional. ¿Puede seguir así los seis meses que restan de legislatura? Está tan aferrado al cargo que creo que él sí puede, pero ¿puede Extremadura? PSOE, IU (que por fin, ya veremos, se ha caído del caballo), y los regionalistas de Crex-Prex, están obligados a entenderse para buscar fórmulas que abrevien esta agonía. Mantener ahí  a Monago es hoy un lujo que no pueden permitirse y que Extremadura no se merece. Que no se quejen mañana si el electorado les dice “pudisteis y no lo hicisteis, ahora nosotros Podemos”.

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viernes, 14 de noviembre de 2014

SOSEGAOS, SOSEGAOS, MONAGO

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                                   El son de los asombros
                                  ¡SOSEGAOS, SOSEGAOS, MONAGO!
                                                                     Tomás Martín Tamayo
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Se cuenta que en las audiencias mensuales que concedía Felipe II, algunos llegaron casi al infarto y tenían que ser atendidos en la antecámara real. Otros, la mayoría, después de meses de espera, eran incapaces de exponer al monarca los motivos que los habían llevado ante él. Eran tan frecuentes los atropellos en la exposición de sus demandas, que Felipe II no lograba entenderlos ni con la ayuda de traductores locales e intentaba tranquilizarlos, acompañándose con las manos con un “¡sosegaos, sosegaos!” que se hizo famoso. Falta nos hace a todos un poco de sosiego, que en el diccionario de sinónimos se dice que es calma, serenidad, tranquilidad, quietud, paz, placidez, reposo, relajación, moderación, silencio… El affaire viajero de Monago a Tenerife ha dejado al descubierto el atropello del protagonista que, pese a la treintena de asesores de tonterías y otros menesteres, no ha sido capaz de articular un discurso mínimamente coherente más allá del que le prestaban unas lágrimas que movían más a la conmiseración que a la comprensión.

Ayer mismo, el propio Monago, consciente de sus atropellos y meteduras de pierna presidencial, volvía a aparecer, esta vez con más envolturas que una alcachofa, para después de besarse durante veinte minutos, aclarar algo que hace sonreír incluso a los más ilusos: No fueron 32 los viajes que hizo a Tenerife, sino solo 16. Y punto, todo lo demás pienso para los crédulos y desprevenidos. Ahora, eso si, da el nombre de un senador con el que al parecer se vio alguna vez, aunque los demás no sepan nada del trabajo que hacía el incansable viajero a favor de sus islas. Pues bueno, si antes solo teníamos la información de un medio, ahora tenemos una certificación oficial, firmada por el letrado mayor, que dice que Monago pasó al Senado 16 viajes o 32 vuelos. ¿Ego te absolvo?

¿Cuántas veces he escrito en mis columnas que la cohetería barata que le preparaban en la consejería de Ocurrencias, no tenía más eficacia que la de atronar los oídos del personal? Monago, lo repito una vez más, no tiene un gabinete de comunicación, sino un equipo de ocurrentes sin más capacidad que la de epatar al personal con juegos malabares, tragafuegos y trileros de mercadillos. Ese popurrí es el que nos ofreció ayer.  Más que un retén de bomberos, capaces de abordar un gran incendio, lo que tiene es un “rasputín” que lo atolondra con idioteces, rodeado de aprendices a los que ha dotado con pistolitas de agua, incapaces de apagar una cerilla.

Mentir bien no es fácil, aunque se tenga una consolidada experiencia y, para interpretar hace falta mucho ingenio y un buen guión. Aquí han fallado los dos pilares y lo que iba para tragedia, ha devenido en tragicomedia, porque si malo es el actor, peor es el libreto y aún peor el elenco de acompañantes. En algo que exige delicadeza y mesura ¿se le puede dar protagonismo a Manzano, pintoresco presidente de la Asamblea, empeñado en recitar su particular canto de Segismundo, “triste de él, mísero de él…”? ¿Se puede representar el papel de justiciero del oeste americano un día, el de contrito y confeso al siguiente y el de hombre evidencias después? ¿Se puede vestir el esperpento desnudando al partido, al grupo del Senado, a los portavoces, a la secretaria general del PP y al presidente del Gobierno? ¿Es sensato arroparse en el manto de los privilegios clasistas, mientras otro, como el dimisionario diputado por Teruel, por los mismos motivos, pero con menos razones, es obligado al destierro? Y, con la que está cayendo dentro y fuera de Extremadura, ¿puede un responsable político escurrir el bulto porque sus vuelos pasen de 32 a 16? ¿Hasta 16 está bien?


Torpeza a la torpeza, se evidencia, una vez más, que algunos, en su soberbia y engreimiento, dan evidentes muestras de que consideran tontos a todos los demás. ¿Tenía salidas Monago para desmentir lo que se había afirmado? El digital hizo su trabajo, supongo que basándose en una información que ha resultado fiable, y que desde luego no está residenciada donde el viajero piensa, excepto en el número de kilómetros recorridos, pero Monago, emulando al gran Houdini, ha pretendido un escapismo a la desesperada, aunque no le voy a negar habilidad para desviar la atención y, al paso, convencer a los predispuestos. ¡Falta le hace una larga temporada en el rincón de pensar!

viernes, 7 de noviembre de 2014

PODEMOS Y MONAGADAS

                            El son de los asombros
                        PODEMOS Y MONAGADAS
                                                      Tomás Martín Tamayo
                                                       tomasmartintamayo@gmail.com
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Los de Podemos lo tienen complicado para llegar a las autonómicas de mayo solo con la marca y el logo, y aún más difícil para llegar a las generales, después de haber pasado por el trance de las autonómicas. Silbar y esperar que los demás sigan cometiendo errores, que los jueces continúen deteniendo a corruptos agazapados y que el deterioro de los partidos (casta), siga pendiente abajo no parece suficiente programa alternativo que, de momento, solo es un círculo, un nombre y dos o tres caras televisivas. ¿Pueden mantener el tipo durante todo este tiempo entreteniendo al personal con toqueteos preliminares,  sin concretar ni llegar a mayores? Francamente no lo creo porque incluso los funambulistas más expertos se agarran a la barra de equilibrio para superar las corrientes de aire. Monago ya ha adelantado su disposición a pactar con Podemos, pero voy a intentar escribir de cosas serias y dejemos las monagadas de “altos vuelos”. Vamos a imaginar escenarios posibles.

Supongamos que Podemos sortea todas las dificultades y logra llegar a mayo sin grandes sobresaltos, que logran entrar en ayuntamientos importantes y en la práctica totalidad de los parlamentos autonómicos y que con las minorías del PSOE y PP son ellos los que tienen que decidir. Como suele decir Jaime Álvarez-Buiza, “ahí es donde la cochina tuerce el rabo”. Centrémonos en Extremadura. Si IU desaparece y PSOE y PP se alejan de los 33 escaños que garantizan la mayoría absoluta, el complemento para lograr la investidura y hacer gobierno será Podemos. Es decir, el mismo panorama que en las elecciones anteriores, pero poniendo a Podemos donde estaba Izquierda Unida. ¿Qué harán, con cual de los dos partidos, PP o PSOE, se “contaminarán”?

Si apoyan al PSOE, permitiendo la investidura de Vara, o comprometiéndose activamente en el gobierno junto al PSOE, -que sería lo más responsable y comprometido-, vincularán la marca cara a las elecciones generales, algo que no entra en la estrategia nacional de Podemos que, de momento, municipios y autonomías son un incordio que no saben muy bien como sortear.

¿Pueden dejar que gobierne Monago? Sería permitir que gobernara también la “casta”, agravada en este caso por ser casta de derecha y con el desastre de una gestión de pandereta a sus espaldas. Además, la última monagada, poniéndose divino de la muerte contra “las alcantrillas” de la corrupción, mientras es incapaz  de dar una explicación coherente a sus  32 vuelos a Tenerife, pagados por el Senado, lo dejan muy achicharrado. Mientras más tonterías argumentan menos argumentos demuestran. El  consejero de Ocurrencias está haciéndole a Monago una impagable labor de desgaste y si el PSOE fuera agradecido debería enviarle una cesta por Navidad. Si Podemos, por acción u omisión, deja gobernar a Monago/PP, debería desdecirse de todo lo que han dicho de IU en general y de Escobar y Nogales en particular. Esta hipótesis, sabiendo además las consecuencias electorales que ha tenido para IU apoyar al PP, la veo prácticamente descartable.
 

Si con Vara es difícil, con Monago resultaría imposible, porque esa opción descalabraría a Podemos de cualquier posibilidad cara a las elecciones generales, a no ser que en el horizonte de Pablo Iglesias esté coaligarse con Rajoy. Con el declive sostenido del PP y del PSOE,  Podemos puede conseguir 16 diputados, mínimo exigido para poder presentar candidato alternativo a la presidencia de la Junta, con lo que votarían a su candidato, dejando a PSOE y PP en una complicada disyuntiva, porque si ninguno de los dos lo apoya, ni se apoyan entre sí, acabaría siendo investido el más votado, pero forzado a gobernar en solitario y con una minoría tan notable que haría imposible la gobernabilidad de Extremadura. Vara ya ha dicho que si no consigue la presidencia se va, pero Monago tiene la ventaja, y el inconveniente, de ser un relativista que no cree en nada ni en nadie y, por tanto, puede aceptar cualquier reto para mantenerse visible y seguir impartiendo lecciones magistrales de decencia política, como la de los 32 vuelos a Canarias. Ay.

Si Podemos no logra los 16 diputados necesarios para optar a la presidencia de la Junta, puede apoyar a Vara, pero dejándolo gobernar en solitario porque Pablo Iglesias no quiere contaminar la marca antes de las elecciones generales, con lo que el panorama sería complicado… ¿Mi predicción? Habrá elecciones autonómicas anticipadas, que es lo que le conviene a Podemos, posiblemente coincidentes con las generales, donde Pablo Iglesias, a costa de todos los demás, jugará su baza… Pero esta es ya otra historia.