miércoles, 30 de abril de 2014

RECOMENDACIÓN DE CARIDAD JIMÉNEZ PARRALEJO

Cuentos de la Maldita Resignación de Tomás Martín Tamayo... por Caridad Jiménez

30 de abril de 2014 a la(s) 11:05
Buenas tardes.
Agradezco la posibilidad que la Real Sociedad Económica Extremeña me da para recomendaros a todos los asistentes, la lectura de un libro…

Como celebración del día del Libro lo más agradecido no debe ser comprar un libro, ni abrirlo ni leerlo, sino recibirlo, como un obsequio y aún más si es inesperado.Y si es un gesto que parte de la propia generosidad del que escribe por amor al arte —siempre pienso que ese es el buen escritor, el que solo pretende ser leído— como es el caso del libro del que quiero hablaros que lleva por título Cuentos de la Maldita Resignación y su autor, Tomás —no un Tomás cualquiera— sino uno que en sus renglones poco torcidos se da en cada palabra que honra y le honra, esTomás Martín Tamayo y dicho libro pues me aflige… ¡Me aflige su libro!

Tomás es un gran cuentista, con la ironía justa para retratar a la sociedad extremeña de ayer, de hoy y si no tomamos conciencia social rápidamente, describirá también a la de mañana. Un mañana resignado, ¡habrá que evitarlo!

Es un libro cuya dedicatoria personal es ya todo un manifiesto de conciencia y de toma de ella, pues la más importante, la primera se la dedica Tomás a su familia: Para Pili. A nuestros hijos.Así, el autor en esas 142 páginas que componen sus cuentos nos lleva a unos años sin crisis económica “acuciante” pero que ya se masca la resignación —allá por 1997 donde se lanzaron 2000 ejemplares— tal y como bien critica en su contraportada y en su prólogo, Manuel Pecellín Lancharro. En la página 143 se refleja el buen hacer de Aprosuba —una honrosa institución nada resignada—.

Cuentos dela Maldita Resignación no es un título para nada atrayente, es más, si la crisis actual no atacase tanto a mi bolsa de los caudales habría preferido ir de compras, de cañas o incluso haber leído una novela rosa antes que abrir un libro que me muestre, a una clase media extremeña que comenzó a desaparecer ya en esos años y, que ahora va a ser rematada. Es cuestión de un par de rescates bancarios más y adiós… Resignémonos pues, porque mal de muchos…

¡Ay TomásTomás!, tus cuentos siguen de una rabiosa actualidad que… ¡Para qué contarte! Desde tu primer cuento titulado RESIGNACIÓN,en el que ya tus personajes se resignan a soportar una lluvia cansina.
Y como me gusta fijarme en las personalidades de las que se dota a los personajes, juguemos alas adivinanzas de encuadrar cada cuento con los 7 pecados capitales, si es posible, al menos lo intentaré:

Encuadraría a RESIGNACIÓN en la Pereza como única respuesta a esa desgana y mansedumbre que gota a gota empapa al futuro sin rebelión, en un“dejar hacer, dejar pasar”. Tendría cabida aquí también otros cuentos más,entendiendo la pereza capital, como falta de gobierno de nuestra propia vida,sería el titulado CUMPLEAÑOS, en el que entra Tomás a saco en el dolor que produce el miedo a la no normalidad, a no estar dentro de los actos y costumbres que la sociedad que nos alberga toma por aceptables; y este pecado puede rayar en el conformismo perezoso como en el cuento LA PAGUITA; o el sin gobierno encajando perfectamente los titulados TARDARÉ y VOLVER NO EXISTE.

Sigamos con el juego de ver el resto de los Cuentos desde la perspectiva de los 7 pecados capitales:

A través del vicio se puede caer en el desorden de la resignación, o lo que es lo mismo,en la Gulapor el alimento —aunque sea caldoso o espiritoso—tenemos una serie de relatos condicionados por ella,como son EL CORTEJO donde nos asalta Tomás con la posible idea de que, para luchar contra la vida que nos ha tocado vivir, podemos coger el camino de en medio o pasar la mayor parte de ella fuera de ella ayudados por el alcohol.

Un pecado cada vez más frecuente en los medios de comunicación que nos asedian es la Ira, sin llegar a ser furiosa,encajan aquí varios relatos en los que Tomás deja entrever que a ella se puede llegar por daño interior como en DOS BALAS o por el daño que se recibe en lo material, así sucede en AL OTRO LADO DE LA PARED.

Tomás nos describe modélicamente a la Lujuria en el cuento FUGAZ y, magistralmente destroza en LA MAR Y EL ACANTILADO, llegando amostrar al lector en LA SAETA la resignación a la carne con un... ¡Qué débil es la carne! Aunque su lenguaje más lujurioso lo utiliza en el cuento titulado RETRATO,donde va describiendo la fisonomía de una bella mujer, como quien enarbola una a una las velas de un barco pensando si se hace a la mar o triunfa la Castidad y permanece amarrado, en el puerto, hasta que sea autorizado.

POR MAMÓN es la Avaricia como engaño o manipulación de la autoridad y que también nos describe Tomás la situación de ganarse una condecoración.

Situaciones surrealistas que rozan lo macabro y que podríamos englobar en la Locura… Tales cuentos son: MILROSTROSSUENA EL TELÉFONOEL ÚLTIMO TRAJE; una locura absurda y contagiosa en ¿ME DA LA HORA?; una locura colectiva en EL MERCADO; y una locura producida por los demás al no ser capaz de soportar la realidad en LA GRILLERA.

Podíamos entrar a juzgar si el cuento de LA PISCINA —donde se relata la visión de uno mismo— puede alcanzar al pecado más importante —el que tuvo el propio Demonio al creerse igual a Dios— la Soberbia. Desde luego Tomás sí nos presenta la visión de este pecado no en el protagonista del cuento BIENHABLÁ, sino en la mujer que es observada. En MAR ADENTRO me ha parecido ver la descripción de una persona cabal que, en un momento determinado de su vida, es atacado por las faltas menores de la Soberbia, así podía ser entendido como un personaje que se vanagloria,que es hipócrita y hasta altanero guardando una ambición desmedida pero que, debido a su defecto físico, solo aparece en la búsqueda del amor, autodestruyéndose al no ser capaz de resignarse a perder, posiblemente lo único que quiere, ser amado.

En el cuento CONFESIÓN nos muestra el autora un varón que vive preso del egoísmo y del interés personal desmedidos, hasta tal punto que convive con un ser que jamás le llevará la contraria cayendo irremediablemente en la pertinacia—que ataca a los que se mantienen adherido al propio juicio sin tomar en cuenta el conocimiento de la verdad— por lo que se engaña a sí mismo pretendiendo llevar una vida normal en compañía.

EL ESPANTAPÁJAROS es la Envidia, solo se quiere el mal al prójimo y eso nos hace creer que somos piezas fundamentales de un inmenso y verde prado, pero que somos meras marionetas del poder al que servimos de alimento.

Es difícil encuadrar en los 7 pecados capitales a los dos cuentos últimos que abordo en esta presentación del libro Cuentos de la Maldita Resignación, aunque estoy segura que Tomáscoincidirá conmigo en que nos resignamos a llevar una vida determina, aunque no nos guste, porque somos animales de costumbres, tal y como creo observar en el vendedor del tituladoOIGAAA e incluso, haciendo de lo extraordinario algo normal, como en el cuento EL ABUELO que trata sobre la resignación de una familia que no altera, para nada, la costumbre de celebrar las fiestas navideñas anteponiéndola al velatorio del abuelo, puesto que la muerte es lo último que acontece y contra ella solo nos queda la resignación, a veces, hasta maldita.

Ha sido para mí un placer y espero que mis palabras les haya producido un interés desmedido por leer a Tomás Martín Tamayo en cualquiera de los muchos libros que tiene publicados y que él tan generosamente ha regalado a la Biblioteca de esta maravillosa casa que nos acoge. Muchas gracias a todos por escucharme.

Badajoz, 29 de abril de 2014. Fdo.: Caridad Jiménez Parralejo

sábado, 26 de abril de 2014

PRESUNCIÓN DE CULPABILIDAD

                                   La calma del encinar
                            PRESUNCIÓN DE CULPABILIDAD
                                                           Tomás Martín Tamayo
                                                           tomasmartintamayo@gmail.com


Conozco a uno que, después de múltiples fracasos laborales, encontró la varita mágica de la riqueza en una tienda de retales. En apenas un año compró el local, pasó a otro mayor, abrió delegaciones, pagó sus deudas, cambió de coche… Años después invitaba a sus amigos a pasar fines de semana en su finca, con cortijo, caballos, plataforma para tiro al plato… Su mujer se convirtió en una “doña” de muchas estrellas y sus hijas iban a Madrid para conocer las últimas tendencias en moda femenina. El desperezo económico fue tan súbito que la envidia no se hizo esperar y comenzaron a cuestionar la licitud del mismo. Como nadie se explicaba semejante enriquecimiento, el chismorreo del vecindario lo encuadró en una terminal de la droga, que por aquellos años comenzaba a hacer estragos. Sospechas, conjeturas, presunciones que jamás fueron a parte alguna porque ni siquiera la Guardia Civil, que lo vigiló de cerca, logró jamás una evidencia para poder presentársela a un juez. Y sin pruebas…

 Ya sé que hay un largo trecho entre este caso y el de la exconsejera de Sanidad, que logró una nota para enmarcar en unas oposiciones convocadas por ella misma y con un tribunal que parece elegido a su medida. Es sospechoso que ella obtuviera un 93,333 sobre 100, mientras que el segundo apenas consiguió 64... En la barra del bar podemos cuestionar su ética, su estética e incluso su moral y el asunto puede rentabilizarse políticamente, que es lo que se está haciendo, porque la exconsejera no hiló fino, pero en un estado de Derecho está garantizada la presunción de inocencia, que descarta la presunción de culpabilidad. Afortunadamente la administración de la justicia no se basa en indicios ni suposiciones, por eso extraña que en la Junta de Extremadura en general y en el SES en particular, se arbitren medidas estúpidas que sólo sirven para demostrar la incapacidad de los que las establecen. En el SES tampoco hilan fino.
 
El SES ha anulado el examen de oposición de la exconsejera, -¡sólo el de la exconsejera!-, al mismo tiempo que bendice los demás, dándolos por buenos y aceptando el resultado final de los mismos, en todas las especialidades. ¿Por qué? Porque parten de la presunción de culpabilidad  y porque, evidentemente, creen que con esta anulación pueden sacar algún rédito político. Una vez más la estrategia y el marketing se imponen, buscando un ruido mediático de dudosa eficacia porque al final, ya lo verán, “fuese y no hubo nada”. Aún siendo un profano en Derecho, ya anticipo el final de la historia, porque si la señora Mejuto recurre a la vía judicial, seguro que no encuentra a un solo juez que respete la decisión del SES de anular su examen, ratificando además la infantilada de que vuelva a presentarse a otro, con otro tribunal elegido por los responsables actuales. Es de risa. Yo en su caso pasaría del contencioso-administrativo, para irme directamente a un penal, por haber dictado una resolución injusta.

La idiotez se subraya cuando el propio consejero de Sanidad  reconoce que “no hay pruebas fehacientes que permitan aseverar que Mejuto disponía de las preguntas del examen”. ¿Y entonces? ¿Es necesario recordar que los exámenes se hicieron a finales del pasado año y con los mismos responsables del SES actual? Como en el caso del que se enriqueció con la tienda de retales, los comentarios pueden llenar muchos sacos, pero si no hay evidencias, aunque se pretenda hurgar en la herida y sostenerla en el tiempo, al final la exconsejera mantendrá su puesto y la Junta y su “chan-chan”, otra vez, habrán hecho el ridículo. Ya lo verán ustedes.




viernes, 25 de abril de 2014

CINE

LA GRAN BELLEZA (Oscar a la mejor película de habla no inglesa)
Paolo Sorrentino ha logrado una diana con esta maravilla de difícil guión. Película de contrastes que nos descubre de forma desenfadada los dramas que se esconden bajo la alegría aparente de la noche romana. Monumentalidad frente a pobreza y altura cultural bajo la que se esconde la frivolidad de una sociedad endogámica y decadente. Es "La Doce Vita" de nuestros días.
Una oportunidad para ver el mejor cine si se tiene la paciencia que exige lo exquisito. Cine para minorías.

lunes, 21 de abril de 2014

SUÁREZ EN EXTREMADURA

                                  SUÁREZ EN EXTREMADURA
                                 Tomás Martín Tamayo
                                     tomasmartintamayo@gmail.com


No me es fácil pensar en Adolfo Suárez en pasado, a pesar de que lleva lejos más de doce años. Su larga enfermedad lo apartó de nosotros, pero no logró arrancarlo de la memoria de los que tuvimos  la fortuna de tratarlo en la cercanía que supuso su vuelta al activismo político, con el Centro Democrático y Social (CDS). En la vida pública de Adolfo Suárez existieron dos orillas muy separadas, la triunfal, como presidente del Gobierno y mullidor incuestionable de la transición, y la de, en expresión suya, “ponerse las alpargatas de esparto, partiendo de cero, para hacer la travesía del desierto, a la intemperie y contando con la animadversión interesada de AP y PSOE, que temían su resurgir como tercero en discordia, impidiendo la cómoda alternancia que por aquellos días ya se vislumbraba en España. Felipe González y José María Aznar se pusieron de acuerdo en pocas cosas, pero la de lapidar cualquier posibilidad del CDS fue una de ellas, contando con la complicidad de la banca que, de la mano de Rafael Termes, su presidente, nos negó el pan y la sal. Hasta los partidos testimoniales, que nunca habían logrado representación parlamentaria, tenía más facilidad para acceder a créditos bancarios que el CDS. Aunque no lo tuvieran concertado explícitamente, no lo afirmo ni lo niego, AP y PSOE hicieron del CDS y de Suárez el enemigo común y no perdían oportunidad para atacarnos. Muchos de nosotros tuvimos que responder personalmente de lo poco que lográbamos y, en el caso de Extremadura, algunos afrontamos la hipoteca durante años. Aún así el CDS se situó como tercera fuerza parlamentaria en España y en casi todas las comunidades. En Extremadura llegamos a tener ocho parlamentarios.

 Momentos muy importantes de mi vida están ligados a Adolfo Suárez y sé que, para siempre, será uno de los ejes importantes de mi existencia. No es fácil entrar en el círculo íntimo de una persona tan grande, que tanto hizo por España y a la que tanto admiraba, desde los tiempos de UCD, pero en esta segunda etapa del CDS, desde el primer momento, me vi gratificado con su amistad, lo que descolocaba a muchos porque mi bagaje político era más bien escaso y centrado exclusivamente en el ámbito de Extremadura. Yo, según decía José Ramón Caso, secretario general del CDS y persona de su absoluta confianza, era de las poquísimas personas que cuando lo llamaba se ponía directamente o me devolvía la llamada.  En la etapa del CDS lo acompañé desde el principio, me llevó al Comité Nacional del partido, me hizo miembro de su comisión ejecutiva permanente, órgano muy reducido, de cinco miembros, y coordinador general de política autonómica. Reclamó mi presencia para estar junto a él en sus dos últimas campañas electorales y en sus viajes al extranjero, siempre contó conmigo para que lo acompañara. ¡Qué privilegio haber hecho miles de kilómetros junto a él, hablando de todo, incluso de relojes, y compartiendo hasta momentos de somnolencia en el  avión o en el coche!

Recuerdo que en una ocasión tenía que ir a Lucerna (Suiza), como presidente de la Internacional Liberal y Progresista, y cuando en el Comité Nacional le preguntaron que quien deseaba que lo acompañase, dijo en tono muy serio: Quiero que venga Tomás, porque habla perfectamente alemán, inglés e italiano y nos ahorra tres traductores. Todos me miraron asombrados porque ignoraban que yo fuera el políglota que Suárez decía, pero mi asombro aún fue mayor, porque fuera del español apenas me entendía con el sistema onomatopéyico, que era el que utilizaba con mis alumnos analfabetos de la prisión de Badajoz. Al salir de la reunión, Suárez se aceró a mi, me cogió del brazo y en voz baja y con evidente ironía, me dijo: “Ya te he puesto tarea y en cinco días tienes que aprender alemán,inglés e italiano, no me falles. Como yo sabía que le gustaban los desplantes toreros, no me achiqué: “¿Que tengo que aprender inglés, alemán e italiano? ¿Es que crees que no los hablo? A esos tres súmale portugués, francés y algo de ruso”. Me miró muy sorprendido, hasta que mi risotada lo alertó del farol. Al concluir el viaje, ya en Barajas, cuando nos despedíamos, me regaló su reloj: "Toma, para tu colección". La verdad es que las razones por las que demostraba tan indisimulada preferencia hacia mi humilde persona, es algo que nunca entendí y supongo que los demás tampoco, porque más allá de una lealtad sincera, o aportaciones muy concretas para alguna intervención suya en Extremadura, era poco o nada lo que yo podía ofertarle, sobre todo si se miraba la trayectoria política y profesional de los que le rodeaban. Alguno de ellos sí sabían tres idiomas.

Yo tenía mucho interés en que Suarez viniera a Extremadura, a Almendralejo, donde celebrábamos el I Congreso en el que, previsiblemente, como así fue, me iban a elegir presidente regional. Había en torno a él un muro que apenas se podía franquear y mi requerimiento estaba abocado al fracaso, porque, según me decían, Suárez estaba reservado sólo para los grandes acontecimientos y, obviamente, un congreso en Extremadura no entraba entre ellos. Como último recurso, le envié una carta certificada, no a la sede de CDS, sino a su despacho de la calle Antonio Maura. Al día siguiente, nada más recibirla, telefoneó a mi domicilio particular: “¿Tomás? Buenas tardes, soy Adolfo Suárez” Recuerdo lo que él dijo pero no los seguros balbuceos que yo emití ante la sorpresa, que él conocía y administraba con evidente maestría: “¿Quieres o no quieres que esté mañana contigo? ¡Hombre, Tomás, no te quedes callado!. De inmediato todos los muros se derrumbaron y los mismos que antes habían dado por imposible mi petición, se apresuraron a venderme que Suárez iba a venir a Almendralejo por su intercesión, bla, bla, bla. A todos les di la gracias, pero aprendí que en política la linea recta es también la distancia más corta. No volví a usar intermediarios y a partir de aquel momento, cuando quería algo de Suárez se lo pedía directamente. Nunca me negó nada y esa disposición la aproveché para que visitara en nueve ocasiones Extremadura, a veces en detrimento de algunas comunidades más punteras y con muchísimos más habitantes. Suárez visitó Villanueva de la Serena, Don Benito, Almendralejo, Mérida, Cáceres, Plasencia, Trujillo, Badajoz. En los Santos de Maimona, el alcalde, Cipriano Tinoco, organizó el acto haciéndolo ir a pie desde el centro del pueblo hasta el local donde se iba a celebrar el encuentro. La gente comenzó a seguirlo y en un momento determinado Suárez se dio la vuelta: Vaya la que habéis organizado, pero si viene medio pueblo detrás de nosotros”. Así fue, más de 500 personas nos seguían

Suárez recordaba, y lo comentaba, que durante un mitin en Badajoz alguien lo increpó de forma agria y maleducada y que todo el auditorio (fue en el teatro Menacho) puesto en pié le regaló uno de los aplausos más grandes que había recibido en su vida. Nada que ver con aquel otro episodio en el que, siendo presidente del Gobierno, vino a Badajoz y, en la plaza de Minayo, un grupo de cafres intentó agredirlo con un palo... Años después, me lo comentó y yo le recordé que el antebrazo que recibió uno de aquellos palos fue el mío. Y que la horas después, en el salón en el que se celebraba el acto, él reclamó mi presencia para darme las gracias. Se acordaba: “¿Tú fuiste?” “Sí, presidente”. Suárez me dio un abrazo.

Ha muerto Suárez, pero doña Herminía, su madre (Soy hijo de Herminia, dijo en su pueblo) se sentirá muy satisfecha por haber parido a uno de los hombres más importantes de la historia de España. Y los que lo conocimos y por él nos sentimos reconocidos, también. ¿Ha muerto Suárez? Sí, ha muerto Suárez y con él una parte importante de alguno de nosotros. Sin dramas, la vida sigue. DEP.

sábado, 12 de abril de 2014

ASÍ SE VE MONAGO

EL QUE QUIERA SABER LO QUE MONAGO DICE Y PIENSA DE SÍ MISMO, AQUÍ ESTÁ. NO TIENE DESPERDICIO: http://t.co/7zOpZkWyd9

NOÉ

NOÉ: Un quiero y no puedo que después de tantos años y a pesar de la tecnología actual, se queda en efectos muy lejos de "Los diez mandamientos" de hace "taitantos" años. También algo pesada. No aporta nada. Bueno si, algo aporta. Noé sube a un monte, descaradamente de cartón piedra, para tomarse un TÉ con su abuelo Matusalen. Y sus tres hijos se dirigen a sus padres como "papi" y "mami". Vamos, todo muy creible.

viernes, 11 de abril de 2014

FEDERICO MAYOR ZARAGOZA

                              La calma del encinar
                              FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
                                                           Tomás Martín Tamayo
                                                           tomasmartintamayo@gmail.com

Conocía a Federico Mayor Zaragoza desde su etapa como Ministro de Educación, coincidente con la mía de consejero de Educación y Cultura, aunque lo traté más directamente años después, en el CDS, cuando, como muchos otros, vino a Extremadura para ayudarnos en algunos actos electorales. Poco a poco iré contando cosas de personajes ilustres como Eduardo Punset, Ínigo Cavero, Raul Morodo, Ramón Tamames, Rafael Calvo Ortega, Arias Salgado, Rodríguez Sahagún… que en la distancia corta aparcaban los disimulos y se mostraban con absoluta naturalidad. Después de la muerte de Adolfo Suárez, aunque hay cosas que me llevaré a la tumba, no descarto la posibilidad de traer aquí un recordatorio anecdótico sobre ellos, porque todos eran unos “artistas” que tenían su “puntito”. Además, tras la publicación del libro de Pilar Urbano, a la que hay que leer sin prejuicios, Suárez y sus “aledaños” siguen en prime plano.
 
Federico Mayor Zaragoza fue uno de los más sencillos y tenía una enorme facilidad para desdramatizar situaciones embarazosas. Estuvo tres días en Extremadura, soportando una programación de cientos de kilómetros y nunca borró la sonrisa de su cara. El cuartel general lo teníamos en Badajoz y él se hospedaba en el hotel Zurbarán, en el que, por tres veces consecutivas, invitamos a los medios de comunicación a un “desayuno informativo” que nunca se celebró, porque ninguno respondió a nuestra convocatoria. Para mi aquello era  embarazoso porque Mayor Zaragoza quería desayunar con los periodistas y finalmente acabábamos desayunando los dos solos. Yo le explicaba, como disculpa, que habíamos enviado la convocatoria por la mañana, la habíamos reiterado por la tarde y finalmente se había hecho un recordatorio telefónico. “No te preocupes, esto es así y si no vienen es porque no quieren, porque no los dejan o porque no les interesa lo que podamos decirles”. Un alivio para mí, que miraba al cielo pidiendo ayuda para que algún periodista se decidiera a desayunar con nosotros. No tuve suerte, Mayor Zaragoza no interesaba y a mí me tenían muy visto.

Con Mayor Zaragoza tuve un acto en un pueblo de la Siberia, del que recuerdo una de las anécdotas más desternillantes de mi vida. Fuimos para explicar las consecuencias de la entrada de España en la OTAN y tanto él como yo nos esforzamos en dar datos sobre lo que el ingreso suponía. Lógicamente yo iba de telonero y mi intervención fue corta, pero Federico se empleó a fondo y estuvo más de media hora explicando lo que era la OTAN. Al concluir su intervención, como siempre hacía, ofertó la posibilidad de abrir un coloquio y después de unos segundos de silencio, cuando ya nos despedíamos, un señor mayor, desde la primera fila y sin quitarse en cigarro de la boca, levantó la mano pidiendo la palabra. Mayor Zaragoza le animó: “Bueno, pues yo venía preocupado, pero me voy tranquilo porque por lo que ha explicado usted eso de la OTAN no nos afecta porque cae más bien al sur ¿verdad?”. Federico, sorprendido, apenas pudo responder con un “pues sí, entre el norte y el sur, más o menos”.


De vuelta a Badajoz, nada más montarnos en el coche, a Mayor Zaragoza le dio un ataque de risa: “Jo, tengo que revisar mi intervención porque por lo que ese señor ha dicho soy una puta calamidad. Media hora hablando de la OTAN y lo que ha entendido es que “eso cae más bien al sur”. “Yo también lo he entendido así, Federico”, le dije muy serio: “¿De verdaaaaaad?”

sábado, 5 de abril de 2014

EXTREMOBLANDITO

                                   La calma del encinar
                                   EXTREMOBLANDITO
                                                           Tomás Martín Tamayo
                                                           tomasmartintmayo@gmail.com


Años atrás, TVE emitía un anuncio para propagar las delicias del plátano canario: “Todos los días un plátano, por lo menos”. Era un spot inteligente porque por el doble sentido que se le podía dar al consejo publicitario, se prestaba al chiste fácil y algunas de las avanzadas del descoque nacional, no perdían oportunidad para exclamar: “He cumplido doblemente y hoy me he comido dos plátanos en vez de uno”. Al respecto, Marujita Díaz se mostraba comedida, mientras hacía girar los ojos como alucinada: “Pues a mi no me gustan los atracones, pero, eso sí, no puedo pasar sin mi plátano diario”. La carcajada estaba servida porque aunque el anuncio decía lo que decía, todos oíamos otra cosa. Y es que la mejor publicidad es la bifronte, la confusa que vende el producto de forma indirecta, dejando que la frase anide en el argot de la calle para que perdure. O sea, que ya llovió, aunque algunos se empeñen en vendernos el hilo negro como lo último en tecnología digital.

 Hace días, la “vicetodo” (je, je, je),  para distraer al personal y que no se fijara en los malos datos que acaban de hacerse públicos, nos alegró el día con una espectacular noticia. Aseguraba la buena señora que la Junta calcula que en Extremadura habrá 73.000 empresas en 2020. ¿Y eso qué es lo que es?, respondería Lola Flores. Es una de las declaraciones más huecas que han salido de la consejería de Ocurrencias, porque carece del más mínimo rigor y se queda en un decir por decir que concluye en la nada. Nada por aquí, nada por allí. ¿Por qué 73.000 y no 104.000? Pero lo más desternillante es el “largo me lo fiáis” del 2020. Bueno, pues semejante patochada tuvo su eco mediático en prensa, radio y televisión, colándose incluso en esos informativos que se repiten más que el ajo. Como Rajoy ya inventó las ruedas de prensa en “plasma”, no me extrañaría que la factoría esté trabajando para sorprendernos con las señales de humo y una manta.
 
“Y si estáis todos aquí, viendo como me muero… ¿Quién está en la tienda?”, preguntaba el viejo judío a su prole. Pues eso. Estamos como estamos y no se vislumbra mejoría ni para el 2020, pero ¿quién está en la tienda? Nuestro “gobex”, saca de nuevo a la “supervicetodo” para que nos diga que la Junta va a patrocinar los conciertos de Extremoduro, para que difundan comida ecológica regional. Doña Cristina, que parece saber de todo, menos de buscarse la vida fuera de la política, dice que “Extremoduro es el mejor  embajador de nuestros agricultores extremeños”. Nuestros y extremeños, dos indicativos por el precio de uno. ¿Estamos para esta fiesta que, según se apunta, puede costarnos hasta 500.000 euros, porque el grupo rockero lleve en sus entradas  el logotipo de “organics Extremadura?

Nada que objetar por mi parte hacia los hasta ahora irredentos  antisistema, que ayer cantaban: “La vida no me sonríe/ me cago en la humanidad/ hace un frío de cojones/va a llegar la Navidad… Noche de paz/ noche de amor/ todos contra todos/ me cagüendios”… No está mal para vender el “organics extremeño”.

Extremoduro puede trasmutarse en “extremoblandito”, comenzar sus conciertos con el “Yo soy rebelde”, continuar con “María Cristina me quiere gobernar” y concluir al ritmo de “Paquito el chocolatero”, con Robe Iniesta luciendo pajarita y zapatos de charol. Y si se tercia, pues “todos los días un plátano, por lo menos”. “París bien vale una misa”. Aunque esté oficiada por Rouco Varela.