sábado, 22 de febrero de 2014

SOLTAR LA VAQUILLA

                            La calma del encinar
                            SOLTAR LA VAQUILLA
                                                           Tomás Martín Tamayo
                                                           tomasmartintamayo@gmail.com


Algún día van a intentar hacer algo en serio y nadie los va a creer. En la Junta deberían releer el cuento del pastorcillo que para divertirse movilizaba a todo el pueblo al grito de “¡socorro, que viene el lobo!”. Abusó tanto de la broma que el día que de verdad llegó, nadie lo creyó, mientras el lobo se empleaba a fondo con las ovejas. Ahora como el lobo es una especie protegida y casi extinguida, en la Junta lo que hacen es soltar vaquillas, una detrás de otra, para entretener al personal, pero ¿cuántas vaquillas llevamos ya? De feria en feria está bien, pero todo el puñetero día con el rollo de las vaquillas acaba aburriendo al más torero. ¡Vamos, que pasan por nuestro lado y ni las vemos! Ahora, la última vaquilla que han soltado es la propuesta de reforma electoral, algo de corto recorrido, que no irá a parte alguna y que después de unos capotazos cansinos, acabará con el animal en un corral, en el que se morirá de aburrimiento y sin que nadie le haga ni puñetero caso. Claro que para entonces habrán soltado otras diez o doce vaquilla más, porque lo único que no para en la Junta es la consejería de Ocurrencias. ¿No recuerdan la subasta de coches para achicar la flota? Pues han comprado 20 Suzuki y 30 Mitsubishi que ni siquiera han matriculado. Así todo el rato.

Como un amigo suele alertarme de mi tendencia a hablar “ex cátedra” en asuntos de política regional, quiero huir de las afirmaciones rotundas, pero conociendo los toros y a los toreros, no se necesita ser un “séneca” para saber cómo acabará la corrida. Así es que me juego el bigote que no tengo a que esta vaquilla de la reforma electoral, con comisión parlamentaria incluida, sólo servirá para que una docena de aburridos luzcan corbata nueva. Mientras van y vienen se entretienen, ya tienen algo que hacer. Que mi amigo me perdone si vuelvo a resultar “ex cátedra”, pero no habrá reforma alguna. Nada, absolutamente nada. Ni gobernará la lista más votada, ni se reducirá del 5 al 3% para optar al reparto de escaños, ni se reducirán los diputados de 65 a 45. Ni, ni, ni, ni… Pero es más cómodo hablar de tonterías que preocuparse o presentar alternativas para resolver los verdaderos problemas que tenemos.

Aún así, me sorprende que Fernández Vara entre al trapo de tanta tontería, posicionándose y posicionando al PSOE ante cualquier ocurrencia de la factoría. Y todavía resulta más sorprendente que se niegue a reducir el número de diputados, sabiendo como sabe que, con escasas excepciones, la mayoría son “leche migá”, no sirven ni para espantar moscas, un alto porcentaje no ha cotizado ni media hora a la Seguridad Social fuera de la política, no tienen trabajo conocido, no representan ni comarcas ni pueblos porque para eso están las diputaciones y lo único que hacen, y lo hacen bien, es cobrar y votar lo que les dicen, la mayoría de las veces sin saber lo que votan. Caiga quien caiga, amén a todo. Argumentar como hace Vara que “reducir el número de diputados es reducir la democracia” es una falacia impropia en él, porque cada diputado debería estar involucrado no sólo en los asuntos de su provincia sino de Extremadura.


Dedíquense a cosas útiles, a resolver el problema del paro, de los desahucios, la ruina de los autónomos, los vergonzosos comedores sociales, la Sanidad, la Educación… Ya está bien de tanta vaquilla. ¡Toreros!

1 comentario:

Unknown dijo...

Al día siguiente de la publicación de esta columna de TMT en el Hoy, E. Fernández de Vega en su 'De perfil'presenta a uno de los candidatos del PSOE a las europeas. Este individuo, José Ramón Ferreira Alonso, en una carta abierta al Papa Francisco le exige que' utilice la fortuna de la institución que representa para acabar realmente con el hambre en el mundo'. El candidato apunta alto, posiblemente tiene pensado destinar parte de los jugosos emolumentos que perciba cuando ejerza -es un decir- a la causa tan elevada que exige a, tal como seguro que hacen, sin darle mayor importancia, los cargos de su partido o de los del otro que lo mismo da. A lo mejor un día, José Ramón, que se confiesa no creyente tiene la suerte de viajar a sitios donde los militantes de 'esa institución' que representa Francisco son capaces de dedicar su vida, toda su vida, a ayudar a los demás en la trinchera de la pobreza, la enfermedad y las catástrofes. Sospecho que los trienios que llevamos soportando al padre de José Ramón y los que nos amenaza el hijo solo sirven para calcular mas o menos a cómo nos sale el apretón del botón de votar de los componentes de la murga, digo saga. ¿ nos merecemos estos representantes ?