sábado, 14 de septiembre de 2013

I CAN´T SPEAK ENGLISH

                            

                            La calma del encinar
                            I CAN´T SPEAK ENGLISH
                                                           Tomás Martín Tamayo
                                                           tomasmartintamayo@gmail.com

Para el 93% de los españoles que, como yo, no saben inglés, he titulado “yo no sé hablar inglés”, pese a que las risas de los últimos días, a cuenta del ridículo de Ana Botella, puedan dar la sensación de que en España hasta los espetos de sardinas dominan la lengua inglesa. Para mi lo peor de la alcaldesa fue pretender dar gato por liebre, gesticulando ridículamente con un discurso memorizado en un idioma que ignora. Aunque el fondo del discurso era tan malo como, al parecer, el inglés en el que lo envolvió, resultaba evidente su sobreactuación, simulando, no precisamente en diferido, un dominio del inglés que no tiene. Ridiculazo. No ponerse unos cascos de traducción para aparentar seguridad, salir por peteneras, respondiendo a lo que no se le había preguntado y echarle jeta al asunto, la dejaron mucho más en evidencia que si hubiera hablado en español, aunque tampoco se le dé especialmente bien.

Pero después del estropicio de la presentación de la candidatura de Madrid como sede olímpica, no salgo de mi asombro al oír la crítica que se ha hecho a los dirigentes políticos, desde Suárez a Rajoy, por no saber expresarse correctamente en inglés. En algunas tertulias, donde se supone que todos los tertulianos, desde Paz Padilla a Miguel Ángel Revilla, son vecinos de Shakespeare, llegaron  a proponer que para ocupar una representación política de cierto nivel se pase previamente por el correspondiente examen “para evitar que hagamos el ridículo”. Y para ilustrar lo del “ridículo” se proyectan videos de Franco, Zapatero o Sergio Ramos, esforzándose con la lengua inglesa… Es bueno saber idiomas y desde luego es conveniente saber inglés, no solo porque en los foros internacionales es la lengua predominante, sino porque su conocimiento permite andar por medio mundo entendiéndonos con la gente, pero me parece excesivo que la ignorancia de ese idioma nos lleve al  ridículo como alternativa.

En caso de necesidad los traductores suplen la carestía y cuando el primer ministro inglés ha visitado España, como es un palurdo que no sabe español, viene con su equipo de traductores, que son esos señores que se sitúan prudentemente detrás del ignorante y sisean bajito y casi al oído. ¿Qué problemas hay en usar traductores si los tenemos en nómina incluso en el Senado? Para los del zafarrancho, hay artilugios que permiten pedir unas cebollas caramelizadas, aunque después nos sirvan aros fritos con témpura. Los mayores de 50 años tenemos la justificación de que el inglés no estaba en nuestros planes de estudio, pero, pese a las risas generalizadas,  resulta que hoy  el 72% de los alumnos españoles tampoco hablan inglés. ¿Qué razones hay para tanta risa, tanta indignación y tanto rasgar de vestiduras? Si hacemos caso a las estadísticas, la inmensa mayoría de  que se mofan por los que no lo saben, no tienen ni puñetera idea del inglés, pero se ríen. Se ríen en gilipollas patatero, que es un idioma que dominan a la perfección.


Y ya que estamos en faena, los ingleses deberían cambiar el sentido de la circulación vial y adoptar el del resto del mundo. La mejor manera sería hacerlo escalonadamente, primero los autobuses, un mes después los camiones, después los coches… The end.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dos cosas (bueno, tres)
- más que ingleses, británicos
- no sólo los británicos conducen por la izquierda: irlandeses, malteses, indios, japoneses, australianos... y así hasta el 34% por ciento de la población mundial
- sobre el inglés de doña Ana: yo no juego bien al futbol, por lo que nunca jugaré en Primera. Si lo hiciera por el único motivo de ser el esposo de alguien, la gente tendría derecho a protestar, no?