LA GALLINITA CIEGA
Tomás
Martín Tamayo
El 97, 46% del Fondo de
Reserva de la Seguridad Social, está invertido en deuda pública española. La
noticia interesa poco o nada y ha pasado de puntillas, porque parece que los
españoles no prestamos atención a estas “pamplinas” que, sin dramatizar, pueden
poner en riesgo el pago de las futuras pensiones. Sé que este artículo va a
resultar aburrido incluso para los afectados, porque es mucho más interesante dedicar horas de
debate, artículos de fondo, portadas y titulares al robo casero que ha sufrido
una pobre drogodependiente, famosa por llorar, gritar, gesticular y ser la
hortera mayor del reino. ¿Las pensiones? Son muchos los trabajadores que
cotizan para engrosar ese fondo, la hucha de la jubilación, que tienen asumido que
el sistema va a cambiar y que ellos cuentan con escasas posibilidades de ser
beneficiarios de unas asignaciones que deberían tener garantizadas. Cobrar por
una jubilación, tras cotizar 35 o 40 años,
no es entrar en el marco de la beneficencia, sino recibir parte de lo
que hemos ido depositando para este fin.
¿Pueden jugar con ese fondo
hasta invertirlo en su práctica totalidad? El Gobierno lo ha hecho y, lo que es
peor, huyendo de la prudente diversificación del riesgo, han puesto todos los
huevos en el mismo canasto, invirtiendo el 97,46% de nuestra hucha en deuda
pública española, para huir de un rescate que aún no se descarta y que, como ha
ocurrido en Gracia, Chipre y ya veremos Portugal, obligaría a quitas
importantes en la deuda soberana. La destreza que está demostrando el
Gobierno para paliar la crisis no es
precisamente tranquilizadora y como
muestra de su visión ahí está la Reforma Laboral, que impone un modelo
productivo basado en salarios bajos y alta precariedad. La traducción inmediata
ha sido menos crecimiento, más paro, más déficit presupuestario y mayor deuda.
¿Les importan estos juegos malabares a los pensionistas de mañana?
Evidentemente no, mañana ya tendremos tiempo de llorar, protestar y patalear.
Tenemos asumido que “el mañana no existe” que es algo tan racional como
proclamar en verano que el invierno no llegará.
Hasta 2008 se invertía casi al
50% en deuda española y extranjera, con el principio básico de la
diversificación que se sigue en todos los países de la Unión Europea, pero en
2012 el Gobierno vendió deuda alemana, francesa y holandesa para invertirlo
casi todo en deuda española: 62.026, 61 millones de euros del Fondo de Reserva
de la Seguridad Social para hacer frente a los 148.000 millones de deuda
pública española. Hasta ahora, ningún gobierno se había atrevido a semejante
órdago, jugándoselo todo a un sólo número. Para ello, han tenido que cambiar precipitadamente las
leyes que impedían semejante disparate. El Real Decreto 337/2004, articulaba
que el Fondo de la Seguridad Social podía invertirse con “criterios de
seguridad, rentabilidad y diversificación” y los tres principios fallan.
Fallan de forma tan clamorosa
que España tiene que adquirir su propia deuda por las dificultades de colocarla
en los mercados extranjeros. Están jugando a “la gallinita ciega”, pero con el
dinero de los futuros pensionistas… ¿A quien le importa? Pues nada, lo dicho,
por si alguien no se ha enterado todavía, unos desaprensivos han robado –¡ay
que pena tan penosa!- en la casa de la
“princesa del pueblo”.
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