sábado, 29 de diciembre de 2012

¿DE QUÉ ME SUENA ESTO?


              tomasmartintamayo@gmail.com
La caída de la monarquía absoluta francesa no fue fruto de un elemento aislado, como la rebelión del ejército, la sublevación de los artesanos o las penurias del pueblo, sino de la coincidencia temporal de todos esos factores y, sobre todo, de la desconexión entre la clase dirigente y la clase dirigida. En el lenguaje de hoy podríamos decir que los políticos, empezando por los propios reyes, “estaban fuera de cobertura”, porque habían caído en una endogamia que los mantenía al margen de la realidad de la calle. Ellos gobernaban un mundo al que no pertenecían. Confundieron los gritos con el griterío y fueron incapaces de distinguir entre voces y ecos, por lo que no supieron traducir los avisos que durante diez años les llegaron. Era evidente que la clase política, instalada en una ficción permanente, no fue capaz de bajar del escenario y confundió con aplausos lo que era pitos y pataletas… ¿De qué me suena esto?
 
 El corazón de la calle latía con una frecuencia diferente a la de unos políticos instalados en una torre tan alta que apenas les permitía oír  un murmullo lejano. Ni veían, ni oían, ni olían, ni sentían, ni padecían... Se hizo evidente que la necesaria y obligatoria reforma no la podía capitanear un sistema anquilosado, oxidado y de espaldas a la realidad y se asumió que las reformas de los políticos sólo servían a los políticos. En las calles se agolpaban los mendigos que años antes habían tenido prósperos negocios, campesinos que habían abandonado sus campos, enfermos y lisiados, familias enteras... En Versalles, rodeando a la pareja real, existía una cohorte instalada en la comodidad, aduladores y serviles ocupando estamentos inútiles, cuyo sostenimiento suponía un alto porcentaje de las riquezas del reino. Todo aderezado con una corrupción galopante y generalizada, consentida porque era moneda de uso común. El esplendor y el lujo de los políticos concitó la crítica popular que, indignada, fue movilizándose contra una casta parasitaria a medida que la crisis económica se agudizaba, golpeando a los más débiles… ¿De qué me suena esto?

La revolución francesa surgió como un estallido social, cuya consecuencia inmediata fue la ruptura violenta de un sistema corrupto e incapaz de modificar su errático deambular, incluyendo el derrocamiento de Luis XVI, perteneciente a la Casa Real de los Borbones. La I República no surgió por el impulso de los republicanos, sino como respuesta violenta a un régimen agotado e incapaz de ver las pústulas sociales que estaba generando. Fueron muchas las causas y no hay espacio para analizarlas pero una de ellas, tal vez la principal, fue la demostrada incapacidad de la clase gobernante para hacer frente a los problemas del Estado. Luis XVI se mostró tan indiferente e indeciso que la traca popular le cogió de cacería. La justicia estaba al servicio del poder y el clero en sus prebendas. Mientras la clase gobernante seguía en su eterno ferial, los impuestos recaían sobre el campesinado, trabajadores y pequeños comerciantes, con la consiguiente ruina que generaba cada vez más pobres y desasistidos… ¿De qué me suena esto?

sábado, 22 de diciembre de 2012

MACHOS IBÉRICOS S.A.



tomasmartintamayo@gmail.com

Nos queda Paquirrín como  relevo generacional, pero él sólo no puede suplir la ausencia de los machos ibéricos genuinos que, hasta hace muy poco, han estado manteniendo alto el pedestal, como últimos tenorios de un tiempo que los ha ido agotando, y sin que su testigo caiga en manos capaces de mantener el listón donde ellos lo pusieron. Lástima. ¡Ay, qué días aquellos en los que Humberto Janeiro, con  toda justicia conocido como “el tigre de Ambiciones”, lucía sonrisa conquistadora en todos los platós, mientras las ellas entraban por teléfono para presumir, en vivo y en directo, de haber disfrutado de los arrebatos del tigre! Competencia feroz, porque a juzgar por lo que contaban las seducidas, don Humberto consolaba, él solito, hasta cuatro tigresas  la vez.


¿Quién puede sustituir al ex de Norma Duval, el sin par Marc Ostarcevic, “chaqueta rosa”, que, como Drácula, salía al oír las doce campanadas, para desbragar a cualquier doncella que osara cruzarse a su paso en las discotecas? Nadie. En todos  los saraos lo recibían con alfombras y cubata gratis porque el desteñido arrasaba con su irresistible perfume de machomán. Su pelo entre blanco y marrón-champán-anaranjado, sus camisas de vivos colores, abiertas para ofertar pectorales, su porte erguido y la mirada firme del que se sabe sueño del corral, como su compi “tigre de Ambiciones”, quedarán para los anales, sin sustituto posible. Otros machos ibéricos con pedigrí, auténticos “pata negra”, ya nos dejaron, pero la huella de sus pisadas permanecerá en nuestra memoria, como  estrellas en el Paseo de la Fama: Lauren Postigo, que se atrevía incluso a mostrar paquete con su ajustado bañador de leopardo; el gran Fari que, tan bravo como su torito, llevaba botines y no iba descalzo. ¿Y “Papuchi”, siempre de ronda, alegre y dicharachero,  ejemplar “raro, raro, raro, raro”, que hasta llegó a darle tío abuelo a sus biznietos?


Después de los ejemplares insignes, los que ocupaban el podio en el cajón más alto, surgieron algunas fotocopias un poco arrugadas que, aunque no podían sustituir a los grandes césares del machismo ibérico, al menos ocupaban su sombra. Julián Muñoz, el gran “Cachuli”, con el cinturón por encima del ombligo, bigote de  Clark Gable y sonrisa picarona, coronando su apolínea testa con un sombrerito mientras le daba lengua a la Pantoja encima de una carreta. ¡Imposible olvidar semejante imagen! ¿Como olvidar su figura egregia, de espaldas a las cámaras meando en el camino del Rocío, mientras la Isabel enamorada lo esperaba abanicándose en la carreta. Recordando todo aquello y dan ganas de llorar.


Después, ya en la tercera división, pero defendiendo los colores de la selección nacional, salió a la palestra  Pipi Estrada, un filósofo de la vida, mientras recogía la ropa que su mujer le tiraba por la ventana, pero, sobre todo, por el  tiki-taka bailongo mientras encelaba a la Terelu, por su desnudo enseñando cacho en la portada de una revista y por la presentación en sociedad de su nueva conquista, la hoy pía Miriam Sánchez, ayer conocida como Lucía Lapiedra… Nuestro declive también se asoma por la extinción de una especie linajuda y hoy la única esperanza es Paquirrín con su mirada seductora y sus andares  marciales. Él, como  de Gary Cooper, también está sólo ante el peligro.

sábado, 15 de diciembre de 2012

A PALOS



Desde hace algún tiempo, cada vez que alguien me pregunta “¿te pagan?”, refiriéndose  a lo que pudiera abonarme HOY por mantener esta columna, suelo responder casi como el lazarillo de Tormes: “Si, a palos”. Si nos ponemos estrictos y puntillosos es mentira, porque de HOY yo no recibo ningún palo y sí alguna asignación, aunque sea meramente testimonial. Pero como respuesta genérica sobre lo que recibimos, no es mentira, porque el que mantiene una tribuna pública, opinando, no puede, ni debe, evitar que la gente se posicione respecto a las opiniones que emitimos. Y ahí entra de todo y todo hay que aceptarlo como un gaje del oficio. Del arriesgado oficio de escribir y de opinar. Nadie nos obliga.

Pero entre los articulistas también hay familias y es lógico que los que hacen crítica de televisión, hablan de economía, de la prima de riesgo, de moda, de historia o del último retoque nasal de Belén Esteban, reciban menos palos que los que, porque así lo hemos decidido voluntariamente, intentamos tomar el pulso de la calle, señalamos el día a día de nuestro entorno inmediato o comentamos el acontecer político. Esta “especialidad” sí tiene respuestas que suelen llegar con pitos, aplausos y palos, porque tenemos que aceptar que “donde las dan, las toman” y  los que se sienten agraviados, además del legítimo derecho de réplica tienen el no menos legítimo derecho de ponerte a parir, retirarte el saludo, no responder a tus “buenos días” y apuntarte en su personal listado de “indeseables”. Eso lo podríamos evitar estándonos callados, “en boquita cerrada no entran moscas”, pero algunos queremos hablar y nos hemos alineado con los versos de Manuel Pacheco: “En boquita cerrada no entran moscas/ pero tampoco salen palabras. /Aunque las moscas entren/ ¡nunca tengas la boca cerrada!

Después de treinta años de presencia más o menos puntual en estas páginas, algunos ya hemos aprendido a encogernos de hombros y a pagar con cierta naturalidad el peaje de la libertad de expresión, que sigue estando en libertad vigilada. De una u otra forma, según la educación y el nivel de tolerancia, la clase política suele dolerse  mucho de cualquier aguijonazo e intentan taponar la boca que les es incómoda. A lo largo de mi vida, ya es mal fario o mala suerte, yo siempre he resultado incómodo para el poder, para los del piso de arriba, para los que ostentando el mando, quieren también tentar la suerte de decidir en el  periódico. Casi siempre fracasaron, pero el fracaso no los desmotiva para que sigan intentándolo por cualquier procedimiento, descendiendo hasta la base o ascendiendo hasta la cúpula.  El resumen es que los políticos pasan, el HOY sigue y, dentro de él, a algunos nos salieron canas.

“Te complicas la vida tanto que incluso te odian los tuyos”. Eso lo he oído muchas veces, acompañado de epítetos como “vendido”, “traidor”, “tonto útil”, “resentido”… Yo quiero escribir y quiero hacerlo manteniendo una actitud crítica porque no me dedico a los ecos de sociedad. Yo no sé escribir de bodas ni amoríos y reivindico mi derecho a opinar y criticar, como acepto que sobre mí se opine. ¿Parece fácil? Pues les garantizo a ustedes que es muy difícil. A mí no me gustaría ser el director de este periódico.

sábado, 8 de diciembre de 2012

OÍDOS SORDOS



La corrupción se abre camino a codazos y ya ocupa el quinto lugar entre los problemas más acuciantes de los españoles. Casi un 10% la ponen en el primer peldaño, antes incluso que el paro, las dificultades económicas, los políticos y la sanidad. Transparencia Internacional, en la lucha contra la corrupción, sitúa a España incluso por debajo de Qatar o los Emiratos Árabes, igualándola a Chipre y Bostwana y muy alejada de los países de nuestro entorno. ¿Qué está pasando para que la otrora modélica España de la transición haya descendido a estos niveles? Seguro que si se abriera una consulta habría respuestas muy dispares, pero parece evidente que es necesaria la revisión a fondo de un sistema político caduco que la hace posible, pero ni la zorra puede guardar el gallinero ni la clase política puede articular la regeneración de unas estructuras obsoletas que perpetúan a esa misma clase política.

La política de “oídos sordos” está asentada en los partidos políticos, que prefieren sostener un sistema de mando vertical, que les asegure la docilidad de los más próximos, en detrimento de la iniciativa de los más capacitados. Hoy no se valoran ni ideas ni ideales y lo que prima es la docilidad, la parentela, el núcleo mafioso, la “cosa nostra”, la ocurrencia y el estipendio. Por eso optan por el continuismo de un sistema vetusto que sirvió en su día y que hoy se descubre como causa primera del desprestigio de nuestras instituciones. Pero lo que todavía no es más que indignación, una bola de nieve que va creciendo a medida que coge pendiente, concluirá en un alud de consecuencias imprevisibles, porque ya es sintomático que sólo el 37,4% de los españoles muestre su conformidad con una Constitución que ampara el sistema, frente al 51,5% que la rechazan.
 
 Aún peor que la disconformidad con la Constitución, a fin de cuentas un papel modificable, es la insatisfacción sobre la democracia, que es un sistema que tiene como antagonista a la dictadura, la autocracia y el silencio. El 67,5% de los españoles se muestran insatisfechos con nuestra democracia, frente a un 29,6% que la aceptan. En un sistema que prima las mayorías deberían tenerse en cuenta estas tendencias alarmantes, pero ni los gobiernos ni sus partidos están dispuestos a renunciar a sus privilegios, ni a revisar instituciones costosísimas que no sirven absolutamente para nada, salvo para asentar en ellas a gente a la que necesitan ubicar en algún puesto de representación. Tribunales inútiles, instituciones, como el Consejo de Estado, que apenas tienen otra misión que ser “cementerios de elefantes”, el Senado, las mancomunidades… deberían ser revisados porque después de tantos años no se ha encontrado para ellos una función que los justifique. Son los riesgos de haber creado primero el órgano para ir acoplándole funciones después.

No conozco ningún sondeo solvente sobre el criterio que en la España actual se tiene del sistema autonómico, pero parece evidente que cuenta con un rechazo creciente, porque de él emanan muchos de nuestros males y de él han salido las mayores corrupciones. Los peores enemigos del sistema autonómico son muchos  de sus supuestos defensores, los que se enrocan en él para no modificarlo, haciendo “oídos sordos” a una bolita que acabará en avalancha. Ayer nos enteramos de que Mariano Tancredo no quiere modificarlo. Normal. ¿Prefieren seguir ordeñando el sistema hasta que se agote? Esa puede ser otra opción.

sábado, 1 de diciembre de 2012

LA PAGA EXTRA



Lo políticamente correcto es subirse al carro y aplaudir que a los funcionarios de la Junta se les abone, por cualquier procedimiento, por torticero que sea, la paga extra en enero, febrero o  en diciembre. Ni políticos ni medios de comunicación se posicionan negativamente ante semejante medida, porque eso supone ponerse frente a un pelotón de 50.000 dedos que, por su efecto multiplicador, puede aumentar hasta los 200.000 cabreados. Así es que todo el mundo tocando la pandereta detrás de la última improvisación del departamento de Ocurrencias de la Junta, aunque eso abra más costurones de los que cierra. Nadie, y desde luego yo tampoco, quiere que los funcionarios sigan siendo los primeros paganos de una situación que no han generado y que la sufren como todos los demás, aunque tengan, todavía, estabilidad laboral; pero en política, como ante el tablero de ajedrez, hay que pensar mucho los movimientos porque la pérdida de un peón puede dejar desguarnecida a la reina. Monago de esto ni sabe ni sabrá, porque lo suyo será siempre la impronta ocurrente y nunca el análisis sosegado.

¿Midieron en la Junta las consecuencias de su última, acelerada e improvisada ocurrencia? Evidentemente no. Parece bastante claro que cuando se anunció adelantar la paga de junio a  50.000 funcionarios, se olvidó que en Extremadura tenemos otros 50.000 que no pertenecen a la administración autonómica, poniendo a los pies de los caballos a los municipios, diputaciones, mancomunidades, administración del Estado… que ahora se encuentran con la exigencia lógica de sus propios funcionarios por aquello de que “o jugamos todos o rompemos la baraja”. Hay municipios que podían estirar su economía incluso para abonar la extra en Navidad, pero eso sería ir contra una norma básica y por tanto de obligado cumplimiento… ¡para todos! Podían buscar un atroche para burlar la Ley, que es lo que en definitiva quieren hacer en la Junta, pero eso sería adentrarse por un camino de inestabilidad, a todas luces ilegal, de consecuencias imprevisibles. Si lo hacen, que algunos lo harán, se aumentará el agravio, porque incluso dentro de la propia Federación de Municipios, unos funcionarios cobrarán y otros no. De momento ya salió el gallo Quirico de la Asamblea de Extremadura, para adelantar que allí se pagará la extra. Sodoma y Gomorra, vamos.

Un cachondeo más que pone en tela de juicio al propio sistema,  porque parece evidente que sin respeto a las normas básicas, sin armonía general y sin solidaridad interterriorial, no vamos a parte alguna, y Extremadura no puede pedir lo que en la primera ocasión no da. Pero es que, además, en el caso particular de Extremadura, las cañas se nos tornarán lanzas, porque somos la comunidad más pobre de España, una de las que más paro arrastra, tenemos endeudados incluso a nuestros nietos, arrastramos déficit en Educación, en Sanidad, en Infraestructuras… y no parece sensato que porque nos hayan tocados los cupones no peguemos un chute de populismo barato y demagogia que nos saldrá muy cara. Y todo esto sin olvidar que se está vendiendo la piel del oso antes de cazarlo, es decir, improvisación, precipitación y, una vez más, ganas de dar un repique de campanas, cuando no tenemos campanas. Ni campanario.