miércoles, 16 de mayo de 2012

UNA DE CHINOS


Una familia china ha comprado un local comercial por el que ha pagado 1.680.000 euros…¡al contado! Ni bancos, ni cajas, ni intermediarios, aquí tu local y aquí nuestro dinero. Y para que conste, un notario  que levante acta y apunte, fotocopie y supervise los cinco talones que entregaremos. La misma familia, hace tres años, compró otro local por 800.000 euros, que pagaron con dinero que llevaban en cuatro mochilas, como las que llevan los niños al colegio. Llegaron a la notaría, esperaron su turno con las mochilas en el suelo y cuando el notario los llamó las vertieron sobre la mesa, para que los vendedores se entretuvieran contándolo. 100.000 euros los llevaban en billetes de cinco, cinchados con una gomita en paquetes de veinte.
 
Los chinos cogen traspasos de bares y restaurantes en ruina y los hacen rentables. En la costa del Sol se están quedando con  hoteles y con bloques enteros. La economía china no concibe el despilfarro y llevan su obsesión hasta extremos grotescos. Anoche coincidí con una china, de la familia que tanto compra, en el contenedor de basura, cortésmente pise el pedal y con un gesto le indiqué su preferencia. La china sonrió, dudó y finalmente se inclinó sobre el contenedor y vació las dos bolsas de basura que llevaba. Después las dobló, me regaló otra sonrisa y se fue con su preciado tesoro debajo del brazo. Necesario es aclarar que eran bolsas de basura comunes, de esas negras que se estrangulan con una cinta de color butano.

Los productos que se venden en los bazares chinos, se hacen en china con chinos y se venden en España por chinos, porque aquí gozan de una legislación tan permisiva que no les imponen un porcentaje de mano de obra autóctona. Yo no he visto a ningún español trabajando en un chino. Y que conste que intencionadamente he escrito “en un chino” y “no como un chino”, porque eso es imposible. Y no es ningún descubrimiento que los productos chinos son deficientes y elaborados con unos materiales que no se  permitirían a un fabricante español. Podemos comprar en ellos una llave inglesa o unos atornilladores muy baratos y bonitos, pero casi de un sólo uso, porque parece que la materia prima para su fabricación es la mantequilla, aunque eso no impide que tengan una clientela fija y creciente. Ganan mucho vendiendo mucho y malo. Malo, peor.

¿Por qué donde cierran los españoles porque no hay negocio si lo coge un chino hace negocio? Para los chinos España debe ser un país próspero, porque cada día vienen más. Aunque se diga que están contados y controlados, yo soy de los que creen que con el pasaporte de uno se cuelan cien. Para los chinos no hay crisis porque ellos  no la sufren. Tampoco la ven porque no salen de la tienda. Y como prosperan, porque en España han encontrado posibilidades para enriquecerse donde los españoles se arruinan, se permiten el lujo de invertir en pisos y locales comerciales, que compran a precios de saldo, aprovechando las oportunidades del momento. Yo a mi frutero, que ha anunciado  cierre inmediato, le he sugerido que ponga un chino. Esa es la alternativa.

1 comentario:

Javier Arizabalo dijo...

Espero no ponerte en un aprieto, pero el otro día comí en un asador "chino" (soy carnívoro excepcional). Tenían una empleada spanish y un cocinero de la tierra, ... parece que las costillas, todavía, no entran en su menú y saber hacer, igual por eso, también, no se echan la siesta y siguen trabajando.
Tienes toda la razón en lo del ahorro, hace 12 años la dueña empezó vendiendo rosas, Ahora tiene el asador, el bazar chino y su hijo ha acabado la universidad. ¿tendremos algo que aprender?.
Un abrazo Tomás