sábado, 19 de mayo de 2012

EL MILAGRO DEL TÍO ENCISO



Cuando alguien proponía remedios tontos, en mi pueblo solían usar el desdén: “Sí, esos son los milagros del tío Enciso”. Resulta que el tío Enciso fue un granjero que se propuso acostumbrar a sus gallinas a sobrevivir sin comer, y estuvo a punto de conseguirlo, pero  en el último momento, después de muchos días de ayuno, las gallinas se murieron. Él se defendía de las chanzas del vecindario: “Sí, he fracasado, pero por muy poquito, porque ya estaban casi acostumbradas”. Me he acordado del tío Enciso y sus milagros por algunos de los remedios que se están aplicando para paliar la crisis, porque lo que está proponiendo el Gobierno y la Junta de Extremadura es acostumbrar al personal a no comer, aunque el desenlace no va a ser diferente al de las gallinas.
 
Es más fácil subir el IVA, el IRPF, la gasolina y los piensos que anular el esperpento del Senado, e incluso que anular la idiotez de los traductores con los que allí se entretienen, usando muy seriecitos el pinganillo. Antes que cualquier otra medida de achique, el Gobierno debería cortar por lo sano con estas instituciones teatrales que no sirven ni para divertir. No han vuelto a hablar de las diputaciones con sus plenarios inútiles, ni de unas mancomunidades que están creando el órgano antes que la función. ¿Y los cientos de asesores presidenciales, cobrando desde su casa mientras tararean, ahora el himno del PP, antes el del PSOE? Se sabía que Rajoy cogía una patata caliente, pero lo que ha hecho es ponerla al horno para calentarla un poco más, estrangulando las posibilidades de subsistencia de los que menos tienen. Bien parece que persigue el milagro del tío Enciso.

 Y en Extremadura más de lo mismo. Es menos complicado poner un impuesto a las bolsas desechables, cerrar consultas médicas o mandar al paro a cientos de interinos que acabar con una televisión que no ofrece nada singular y cuya programación es un suma y sigue de todas las demás. Para que los mandamases de turno puedan enseñar careto en su tele de juguete,  a muchos ancianos se les cortará la asistencia necesaria y los maestros se verán forzados a impartir una educación deficiente, con aulas y horarios saturados. ¿Más horas lectivas? Eso no  puede justificarse cuando el presidente de la Junta desaparece de viernes a lunes y, siguiendo su ejemplo, la mitad del Gobierno pica billete para salir pitando.

¿Cómo con menos presupuesto, menos personal  e inferior salario puede ofrecerse  una Sanidad mejor? Esa es una medida tan elitista como burranca, que preserva el derecho a la salud a los que pueden pagársela. ¿Que pretenden difundiendo el salario bruto, y con todos los extras, del cuerpo sanitario, mientras disimulan el propio con la pueril engañifa de dividirlo por dos? ¿Se puede reducir el fracaso escolar achicando el presupuesto y despidiendo a los interinos?

El tío Enciso jugaba con la vida de sus gallinas, pero esta política mostrenca de gastar en lo superfluo para economizar en lo esencial, está jugando con la vida, el presente y el futuro de miles de familias que no están para experimentos mientras “los químicos” se divierten.  Ya está bien.

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