viernes, 8 de abril de 2011

PALOMOS COJOS


El gran Wyoming, con la evidente intencionalidad de emplomarle las alas electorales a Miguel Celdrán, ha organizado una caravana de palomos cojos en Badajoz. ¡Qué error! Celdrán debe enviarle una cesta por Navidad. Inicialmente era para palomos cojos, pero parece que la respuesta estaba siendo muy tibia y, después de posponerla por la lluvia, “para que no se les mojasen las plumas”, la han hecho extensiva a todo el que quiera apuntarse a un jolgorio macarra.


Bienvenidos sean los que vengan, venga de dónde vengan, porque esta ciudad está abierta a todos, a los palomos, a los patos, a los gallos y a Wyoming, a pesar de que lleva dos meses jugueteando con el nombre de Badajoz en vano. Que vengan todos, los cojos, los desplumados, los tuertos y los de ala rota. Aquí van a encontrar simpatía, hospitalidad, tolerancia, humor, buen vino y mejor jamón. Ánimo para los palomos cojos y para los que corran como Lightning Bolt, que hay pistas para todos. Que se lo pasen bien y aprovechen la estancia para conocer un poco mejor a los pacenses y a los extremeños, entre los que hay gente de todos los palomares. No sé qué idea traerán, pero sé que la que se llevarán será buena, porque así es como se van todos los que visitan Extremadura. Aquí nadie presume de machos recios, ni de mari machas trasnochadas, porque esta tierra es de todos. Y de todas. Y de los palomos cojos también, sean autóctonos o filipinos.


En Badajoz, aunque no lo sepa Wyoming, sabemos medir las distancias, encogernos de hombros y reírnos de pamplinas e histrionismos baratos. Si lo que pretende el gran sextario de la Sexta es hacer una de sus gracietas para rellenar programa, pues ojala le salga bien y se lleve cuerda para alargar su pantomima un par de meses más. Extremadura necesita promoción y si es gratis mejor, pero que no borre la ruta para poder volver, porque Badajoz tiene otras gracias y otros problemas menos artificiales que los de los palomos. Nunca se movilizó por nuestras cosas, tal vez porque ignore que aquí hay gente que lo está pasando muy mal. Puede que nuestros 125.000 parados no vean bien el despilfarro festivo de una caravana chunga, montada artificialmente al rebufo de la nada, mientras ellos andan con la tabarra de buscar el pan nuestro de cada día. Wyoming no sabe de esto, pero si se baja un poco de su frivolidad, puede aprender y hasta concienciarse un poco para ayudarnos desde su tribuna.


Mientras tanto que se diviertan, que vacíen el monedero, que compartan su alegría, que sepan recibir la nuestra y que entiendan que el horno no está para bollos. Si sirve para que vean lo que no habían visto, daremos por buena esta caravana de palomos cojos, que puede abrir la posibilidad de otras muchas caravanas, solidarias con Extremadura, con su gente y sus problemas. Bienvenido sea Wyoming y todos los feligreses del esperpento que se hayan desplazado hasta aquí, con la disculpa de una sonsera. Seguro que cuando los necesitemos de verdad, volverán para ayudarnos. Feliz día, palomos.

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