jueves, 30 de septiembre de 2010

JUERGA GENERAL (I)


Le debo al barbudo líder de UGT una sonrisa que concluyó en abierta carcajada. Creía que después de haber sufrido la Lisístrata que este año nos han traído al Teatro Romano, ya no era posible presenciar una representación tan estercolera, burda, soez y esperpéntica, pero aún me faltaba presenciar el histrionismo cándido de Cándido Méndez, en la fiesta minera de Rodiezno. ¡Qué gracia tan repajolera tiene el tío dando voces, muy enfadado, sin decir nada! Era evidente que sus exigencias de rectificación a las políticas sociales del Gobierno llevaban una post data de justificación. Algo así como: “José Luís, compañero, perdona el tono, pero son exigencias del guión, tú ya sabes”. Detrás de él estaba Alfonso Guerra, que, con las manos en la hebilla del cinturón, miraba al infinito, yo creo que para no soltar la carcajada.

Días después, la representación llegó hasta el ministerio de Trabajo. A la salida, enseñando ufanos la copia registrada, parecía que ni ellos mismos se creían el paso que habían dado, “una gran putada”, según Toxo. Supongo que para tranquilizar sus conciencias clasistas, atacaron al Partido Popular, culparon de la situación económica a Rajoy y se olvidaron del Gobierno y de Zapatero. ¡Acababan de inventar la “huelga general contra la oposición”! Ni una referencia al Gobierno y a Zapatero no lo tocan ni con una pluma de colibrí. La huelga general la hacen contra el Partido Popular, que es el que ha rebajado el sueldo a los funcionarios, ha congelado las pensiones y ha propiciado la catástrofe económica que asola toda España. Como finamente dice una de las actrices de los videos de movilización “es para mearse en la bragas”.

¡Vaya par! A base de contubernios económicos con CC.OO y UGT, que permitían a los dos sindicatos engordar donde todos los demás adelgazaban, Zapatero y su Gobierno han pulverizado las políticas sociales, ensañándose con los más débiles y enterrando el Pacto de Toledo que garantizaba la estabilidad salarial de los funcionarios. CC.OO y UGT han sido colaboradores necesarios, tan culpables como el propio Gobierno y detrás de las vergonzosas rectificaciones de Zapatero han estado los dos líderes sindicalistas. Si fueran honestos, Cándido Méndez y Fernández Toxo deberían convocar una huelga general contra UGT y CC.OO, porque han respaldando al Gobierno en detrimento de las políticas sociales, contra los trabajadores a los que dicen representar y a los que ahora convocan a una huelga general… ¿contra el PP? Díganme ustedes si no es para reírse.

La huelga general se avecina chunga para los dos sindicatos, y aunque los piquetes “informativos” la ensancharan hasta donde puedan, impidiendo que el transporte público circule con un mínimo de normalidad, será un reflejo de la confianza que funcionarios y clase obrera tiene en unos sindicatos aburguesados, apesebrados, amuermados y desclasados, que sólo se mueven por parámetros de proximidad ideológica y por dinero, y a los que les importa muy poco lo que pueda ocurrir incluso a sus escasos afiliados. El día 30, si queda algo de dignidad en esas organizaciones, Méndez y Toxo deberán dar paso a otros sindicalistas con más conciencia social. Y menos cara dura.

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