miércoles, 4 de agosto de 2010

LEER EXTREMADURA


Es compatible el ocio y la diversión durante las vacaciones estivales con la lectura, que nos da mucho en poco tiempo y por poco dinero. Por si alguien acepta la indicación, sugiero que junto al bañador se pongan libros de autores extremeños o sobre Extremadura. Libros que llenarán el vacío histórico y cultural que muchas veces nos deja sin respuesta ante los demás y ante nosotros mismos. “¿Qué atractivo turístico tiene Badajoz, qué podemos visitar en un par de horas?”, le preguntó un turista a una profesora universitaria. Después de unos segundos de duda, la profesora dio una respuesta que le pareció muy ocurrente, tan ocurrente que lo cuenta ella misma: “Váyanse ustedes al Carrefour”. Es verdad que Badajoz, sobre todo ahora, con contenedores colmatados de basura durante días, parterres secos, cucarachas y a 40º a la sombra, no está para tirar cohetes, pero tenemos nuestra historia, nuestros rincones, personajes, murallas, arquitectura, museos, parques, puertas, avenidas… Si la profesora universitaria le hubiera dedicado un par de días a la “Historia de Badajoz”, de Albero González, es seguro que su respuesta hubiera sido más prudente y acertada.

Leer cuentos de vampiros puede ser entretenido, pero resulta sospechoso que debajo de las sombrillas dormite siempre el mismo título, lo que demuestra que antes de lo que nos interesa, compramos lo que nos dicen. El mayor inconveniente de seguir modas literarias puntuales es que finalmente se ensancha la distancia entre lo que se compra y lo que se lee. Se sabe, por ejemplo, que de la trilogía de Larson, el 78% de los libros vendidos no se han leído. Hay autores que venden más en las ferias que en las librerías, porque su firma es para los supuestos lectores más atractiva que la propia literatura. Conozco a un cacereño que presume de tener todos los libros de Antonio Gala dedicados: “¿Los has leído todos? No he leído ninguno”. Durante la pasada feria del libro de Madrid, un librero afirmó ante las cámaras: “Hay autores que si vienen a firmar pueden vender quinientos ejemplares en un día. Y ninguno si no vienen”.

Ahora, con estas sofoquinas, podemos leer algo verdaderamente provechoso y entretenido, como es la reedición actualizada de “Historia de Badajoz” de Alberto González, editada por Tecnigraf Editores. Historia extremeña, autor extremeño y editorial extremeña. Alberto González, cronista oficial de Badajoz, tiene en su haber una treintena de libros y es uno de los investigadores de nuestra intrahistoria más puntillosos y sagaces. En los veintinueve capítulos de su “Historia de Badajoz”, hace un recorrido pormenorizados desde los primeros asentamientos al Badajoz del futuro, profundizando en las claves que han hecho posible que una ciudad fronteriza, geográficamente a trasmano, sea la capital natural de Extremadura y el centro más importante entre Madrid, Sevilla y Lisboa. Además de los datos novedosos que aporta y del interés histórico que ofrece su obra, Alberto González imprime a la misma la amenidad de la que suelen carecer los textos históricos.

¿Y Cáceres no tiene historia? “Cáceres, piedra y fuego” de Juan Antonio Pérez Mateos y “Cáceres, Guía para la visita de la Ciudad Antigua”, de Antonio Bueno Flores. Comprobarán que no es necesario visitar Carrefour.



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