jueves, 18 de febrero de 2010

¿TODOS AL ESTERCOLERO?

Maldita la gracia hacen los correveidiles, gubernamentales y progubernamentales, reclamando una “postura sensata, responsable y patriótica” al Partido Popular para que se sume a las ventoleras económicas de Zapatero. Parece como si hubieran recibido una consigna para soplar en la misma dirección y propagar que la culpa de los desatinos de esa amenaza pública en la que se ha convertido el presidente del Gobierno, es del PP, de Rajoy o de una conjura internacional. Hasta ahora, que se ven con la soga electoral en el cuello, habían desoído todas las alarmas, porque el patriotismo de muchos aulladores de la luna consiste en callar cobardemente y comulgar con cualquier desatino de mandamás de turno, importándoles un bledo lo que ocurra en España, mientras ellos puedan seguir al cobijo del paraguas protector del que manda. ¡Vaya patriotas!

Zapatero, e inmediatamente todos sus corifeos, ha rechazado cualquier entendimiento con el Partido Popular, “por diferencias ideológicas insalvables”. No ha escuchado a nadie, no ha oído a los que le gritaban hasta la extenuación de la deriva demencial de su gestión y de su despilfarro. Es verdad que la crisis es internacional, pero mientras que los demás estaban preparándose para afrontarla, el PSOE, Zapatero y su gobierno la negaban y acusaban de agoreros a los que conectaban las alarmas. Cegado por una torpeza impropia de gente responsable, cerraron filas en torno a Zapatero, secundando sus memeces de iluminado. Los señalamientos que se le hacían desde la Unión Europea, los pronósticos de los mejores economistas, -cuatro premios Nobel entre ellos-, y la evidencia de un declive galopante, chocaron contra el muro de un presidente irresponsable e infantil, que estaba en los cantos de la cigarra, entretenido con alianzas de civilizaciones y otras monsergas.

Todos los intentos del Partido Popular fracasaron porque, comprando votos a los nacionalistas y separatistas, lograban sacar adelante sus iniciativas, incluida una negociación con los terroristas, que concluyó pasándole chivatazos a los etarras, para que pudieran huir del cerco de la policía. ¿Quién es en esto el señor X o el señor Z? Ahora, cuando la ruina está servida, cuando España sirve de mofa internacional, cuando rondamos el drama de los cinco millones de parados, cuando todos los sondeos le señalan la puerta, a Zapatero le entra diarrea y quiere aferrarse al Partido Popular para arrastrarlo en su caída, haciéndole corresponsable de sus locuras. Ahora las máscaras le siguen el juego y señalan la “irresponsalbilidad” de Rajoy porque no se presta al juego de las estupideces de un presidente infantiloide, ciego y sordo.

A estas alturas, lo más responsable es quedarse al margen y que cada palo aguante su vela. Si Zapatero no se siente capaz de sacar a España de sus embrollos, debería hacer una excepción en su errático caminar y dar una prueba, una sola, de responsabilidad, dejando la solución en manos del electorado. Convocando elecciones anticipadas y, como Boabdil el Chico, llorar por el llanto que ha dejado a su paso, Lo malo es que mientras millones de españoles no lograrán salir de su cepo, él tiene su pitanza asegurada y podrá seguir riéndose. ¿Por qué o de quién se ríe Zapatero?

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