jueves, 1 de octubre de 2009

¿SEXO O TALENTO?


La mujer, por su propio impulso, esfuerzo y talento, está acaparando puestos que históricamente parecían destinados al hombre. En casi todas las facultades las mujeres superan al hombre y en las oposiciones más prestigiosas, suelen ocupar los primeros puestos, en dura competencia con los opositores. Es difícil encontrar hoy una actividad en la que la mujer no esté presente porque, en igualdad de condiciones, ha sabido abrirse paso con los codos del esfuerzo, la perseverancia y la inteligencia. La mujer que vale no necesita de lisonjas blandengues, favoritismos humillantes y discriminaciones trasnochadas y machistas, aunque queden muchas trinconas, claro, que pretendan suplantar la inteligencia con el sexo para que se prime la entre pierna más que el talento. Suelen ser las guerrilleras de un feminismo estrafalario que no cree en la capacidad de la mujer y pretende primar el sexo sobre talento. Estas feministas son en el fondo unas machistas recalcitrantes.

La diatriba “sexo o talento”, por humillante para las mujeres preparadas, debería estar superada, pero con Zapatero y su gobierno nada es incuestionable y cualquier disparate puede ser incorporado a un texto legal. Este hombre no es capaz de hacerse ni una foto sin dejarnos en evidencia. Lo extraño es que en el seno del PSOE no surja un coro discrepante ante la zafiedad generalizada y todo el partido permanezca adormilado en el abrevadero del poder, guardando el silencio, resignado o cobarde, de los corderos. En esto si lleva razón Ibarra.

Como la procesión va por barrios, ahora el bochorno nos llega servido por la ministra de Cultura, Ángeles González Linde, una “guionista” sin bagaje personal ni profesional, que dicen pertenece al mundo del cine y de la que apenas se conoce otra aportación “intelectual” que no sea el guión de “Mentiras y gordas”, donde soltó sus fantasmas y explicó al mundo sus patologías sexuales. Esta señora pretende dar más ayudas a las películas dirigidas por mujeres, porque, según su criterio, “así se motiva a las creadoras”.

El cine español lleva años en estado de letargo, el público le ha dado la espalda, el talento ha huido y muchas de las películas que se subvencionan no llegan ni al día del estreno, porque sus propios “creadores” las consideran impresentables. Otras no recaudan en taquilla ni la quinta parte de lo que han costado al erario público y sólo tres de cada cien logran beneficios. ¿Por qué no nos ahorramos las otras noventa y siete? Con un favoritismo tan descarado, permanecerían abiertos los trescientos mil pequeños negocios que en lo que va de año han optado por el cierre. Nuestro cine necesita regulación, mano dura y mucho insecticida para desparasitarlo, pero la ministra quiere pasar a la historia ordenando una discriminación positiva para las cineastas, porque debe considerar que todas son como ella y que en igualdad de condiciones no pueden competir con el hombre.

Y esto ocurre en un país que se permite el lujo de tener incluso un ministerio para la igualdad, dirigido por una miembra que, hasta ahora, no ha dicho nada de la desigualdad que establece otra miembra del Gobierno, tan prescindible como ella. Un país que va a la cola de la recuperación económica, en el que sigue creciendo el paro y, para paliar el déficit, se sube el IVA y se ordeña económicamente a los que dicen que quieren proteger. ¡Esto es una película! De vampiros.

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