miércoles, 26 de agosto de 2009

QUE NO FALTE PARA COHETES


Cuarenta y ocho horas después de anunciar la aportación extraordinaria de 420 euros para algunos parados que se han quedado sin prestación, Zapatero, Pepiño Blanco y la vicepresidenta interrumpen sus vacaciones para rectificar porque “parece que es una medida mejorable y que admite correcciones importantes”. El Gobierno ha montado otro circo, ahora de tres pistas, y una medida plausible la transforman en un sainete electoral, que llena de desconcierto incluso a los mismos beneficiados. Pero para que no todo sea negativo, don Pepiño, que es un mirlo blanco al lado de doña Leire, ha dicho una verdad difícil de cuestionar: “si necesitamos dinero y no lo tenemos, tendremos que recaudarlo subiendo los impuestos a los que más tienen”. Impecable las dos afirmaciones. Necesitan dinero y no lo tienen, por lo que subir los impuestos es una consecuencia lógica. ¿Es lógico también preguntar para qué necesitan dinero?

Los impuestos indirectos, que son los más antisociales, han aumentado a medida que aumentaba el déficit y, como muestra más cercana, ahí está la subida de la gasolina en el mes de julio. ¿A quien afecta? Nunca he visto a ningún rico preocupado por lo que le cuesta llenar el depósito de su coche. ¿Ahora anuncian subidas para los que más tienen? No creo que lo hagan, porque los que más tienen son ellos, sus aledaños y adosados. Una cosa es predicar y otra dar trigo. Además ¿para qué torcer el brazo económico a los poderosos económicamente, si a todas luces nos seguimos comportando como los más ricos entre los ricos? Zapatero causó admiración en Italia, porque para agradecer la invitación que le permitía asistir, como convidado de piedra, a la reunión de los “ricos”, regaló a los italianos casi ochenta millones de euros, para levantar un monumento caído durante el último terremoto. Seguimos mal gastando más de lo que tenemos y sentimos más piedad por las penurias ajenas que por las propias.

Mientras el Gobierno se gaste 70.000 euros en fletar un avión para que Zapatero mitinee por los rincones de España, cuesta trabajo creer que las arcas del Estado puedan estar vacías. Mientras España siga manteniendo el ejército de 640 asesores de Zapatero, no se puede creer que la economía nacional vaya mal. Mientras las autonomías hagan de su capa un sayo y algunas de las más necesitadas, como la andaluza, subvencionen con millones de euros a empresas insolventes, pero relacionadas con la hija del presidente, el tema no puede ser tan grave. Mientras en España mantengamos la pitanza bochornosa de los llamados sindicatos de clase, no podemos hablar de arcas vacías. Mientras Zapatero siga viajando como el rey Midas, regalando millones a regimenes totalitarios y pagando bobadas como la cúpula de Barceló, en la ONU, nadie va a creer en nuestra ruina. No pueden ser pobres los pueblos que se lo gastan en cohetería.

Y en Extremadura más de lo mismo. Somos la comunidad con más funcionarios de Europa y tenemos el privilegio de ocupar el primer puesto en España, a mucha distancia de los segundos. Por cada mil habitantes tenemos 85´5 funcionarios, frente a los 40´1 de Cataluña. Los que nos siguen, las dos castillas y Andalucía quedan tan lejos que nuestra hegemonía no corre riesgo en mucho tiempo ¿Conclusión? O somos los extremeños muy difíciles de administrar o nuestros funcionarios son los más torpes de orbe. Elijan.



jueves, 20 de agosto de 2009

¡OH, QUE SORPRESA


Un mocito de dieciséis años, que no sabía nada de toros ni de encierros, se pone delante de un morlaco de 560 kilos, le hace bailes de cintura y aspavientos con los brazos, pero el animal se muestra perezoso y no arranca. El muchachito se siente ninguneado por el toro, se cabrea y con los pies le arroja arena en plena cara. El toro arranca, lo coge desprevenido, tropieza y antes de que pueda levantarse del suelo recibe un cornalón cargado de muerte. Se libra, porque se libra. Entrevistan a la madre, que declara entre sollozos que “nunca pensamos que eso le podría ocurrir a mi niño”. Alguien debería decirle a esa madre que su nene compró todas las papeletas de la rifa.

Al día siguiente otro joven, también de dieciséis años, de Cabanillas (Navarra), participa en un encierro y a cuerpo gentil tapona el paso de los toros. La criatura debió pensar que los que tenían que cambiar de trayectoria eran los animales, que hacían el recorrido al galope y asustados. No se sabe cómo ni por qué, los toros se separan a su altura, pero un manso de 700 kilos, que venía cegado por los que lo precedían pasa por encima del muchacho y de un testarazo lo mata. ¡Qué sorpresa, qué cosa tan inesperada, qué dolor! Los familiares no pueden dar crédito a lo ocurrido, están desolados y no encuentran consuelo. Los organizadores del encierro hablan de una suerte fatal. Oyéndolos uno puede llegar a la conclusión de que el muchacho iba tranquilamente por la calle y el morlaco le cayó del cielo. ¿Sorpresa, sorpresa? Vale.

El mismo día, nos machacan con otra desgracia. Un hombre ha sufrido el ataque de un perro que, de una dentellada certera, le ha segado la arteria femoral, en Torrellano (Elche). Murió desangrado, antes de llegar al hospital. ¿Sorpresa también? Resulta que el perro, más bien perrazo, con 50 kilos de peso, catalogado entre las especies más peligrosas, utilizados para atacar al enemigo, y muy habilidoso en la lucha con otros perros, había mostrado inestabilidad desde cachorro y el propietario decidió desprenderse de el, regalándolo un mes antes del ataque mortal. El perro fue encerrado en un desguace y estaba aún más irritado por el cambio de hábitat. La víctima apenas lo había tratado y, según los expertos, debió hacer algún gesto que al perro le resultó amenazador y respondió con normalidad, defendiéndose y buscando en la defensa la parte más frágil de su antagonista: la femoral. ¿Sorpresa, sorpresa? En todos los catálogos de especies peligrosas, el “okita luse” figura en un lugar privilegiado porque es un animal de apariencia pacífica, pero que sufre cambios repentinos y se hace imprevisible su conducta.

Ayer, se produjo otra fatal sorpresa. Unos amigos fueron al río, cargados de barbacoa y chuletones en abundancia. De bebidas nada se dice. Acabaron de comer opíparamente y uno de ellos, que no sabía nadar, se va hacia la orilla porque tenía mucho calor. Se quitó los zapatos, debió resbalarse, cayó en una poceta y se ahogó. Los otros tampoco podían creerse lo ocurrido, les parecía imposible. Vale.

Algún día acabaremos sorprendiéndonos de que alguien se electrocuta metiendo los dedos en un enchufe. ¿También es mala suerte rociarse de gasolina y arrimarse una tea? Vale

viernes, 14 de agosto de 2009

RESPUESTA INMEDIATA


En el mundillo de lo que podíamos llamar “alto periodismo”, hay “gente p´ató”, pero no escasean los que demuestran respeto y tolerancia. Es el caso de Eduardo Sotillos, con quien tengo la suerte de relacionarme un par de días cada año. Es uno de los periodistas más notables y experimentados del panorama nacional y, tal vez por eso, tiene muy aparcado el divismo, la suficiencia y la pedantería de otros insufribles de la profesión. Hace pocos días, durante un almuerzo en el que comenzaban a difuminarse las caras y las sensaciones por el humo del tabaco, Sotillos, que es fumador, guardó su pitillo “para no molestar”. Actitud extraña entre los fumadores, que se sienten perseguidos si no les permites que te echen el humo en la cara y que con total desvergüenza señalan como intolerante al que protesta.

La Ley vigente, que pretendía regular el uso racional de los espacios, para armonizar la convivencia entre fumadores y no fumadores, no ha conseguido su objetivo porque, salvo excepciones excepcionales, se fuma en todas partes y es tarea de exploradores encontrar un lugar donde pueda degustar algún plato que no esté “ahumado”. Ya se sabe que en España está muy asentado el principio de que “el que inventó la ley, inventó la trampa” y la Ley 28/2005 de 26 de diciembre, parecía ignorar todo esto y, candorosamente, partía de la base de que todos los fumadores son como Eduardo Sotillo. Parece que la reforma que se está tramitando va en serio y que el articulado que se propone, similar al de casi todos los países de la Unión Europea, va a hacer más difícil aplicar las trampas, aunque eso no evitará dificultades territoriales porque algunos, como Esperanza Aguirre, en Madrid, están empeñados en el “dime de que se trata, que me opongo”.

Rodrigo Córdoba, presidente del prestigioso CNPT (Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo) lleva años alertando a las autoridades sanitarias sobre el serio riesgo que para la salud supone no acotar los espacios, y parece que finalmente, la autorizada opinión del CNPT va a ser tenida en cuenta por el legislador en la reforma que se tramita. De todos modos, hay datos muy positivos, que dejan abierta la puerta a la esperanza de los propios fumadores, porque el organismo da respuestas inmediatas ante la ausencia de nicotina:

A los 20 minutos, baja la tensión arterial y el pulso se normaliza
A las 24 horas desaparece el monóxido de carbono y los pulmones comienzan a eliminar las partículas acumuladas.
A las 48 horas, las terminaciones nerviosas se ajustan a la ausencia de nicotina y vuelven las habilidades y sensaciones del pulso y del olfato.
A las 72 horas, se facilita el paso del aire a los pulmones, haciendo que la respiración se haga más fácil y que aumenten los niveles de energía.
A los 3 meses aumenta la función pulmonar en un 10%
A los 12 meses, el riesgo de cáncer de pulmón disminuye en un 50%
A los 15 años, el riesgo de ataques al corazón es igual al de una persona que no ha fumado nunca.

Pero no hay que dejarlo para mañana, porque a partir de los 40 años el daño es irreversible. Pasada esa franja, si se abandona el tabaco, el organismo no se sigue deteriorando, pero los daños permanecen. Ayer mejor que hoy y hoy mejor que mañana.