viernes, 24 de julio de 2009

LOS SOBERANOS EMPEÑOS


No voy a escribir sobre el Rey, aunque sean soberanos sus empeños, porque sé que mi distanciamiento de la monarquía me sitúa en la orilla de los subjetivos y políticamente incorrectos, El título hacen referencia a la novela de Agustín Muñoz Sanz, “Aunque sean soberanos los empeños”, porque el mes de agosto puede tener muchas horas libres para leer una buena novela y este es el caso, con el adorno de que el autor es, además, uno de los nuestros. Una novela magnífica con escasas referencias en los medios extremeños, a excepción de la reseña que se hizo en Trazos, el suplemente cultural de HOY y, pocas o ninguna en los medios nacionales. Sigo insistiendo en que a este lado de Mirabete, hasta las liebres son más pequeñas y que Extremadura carece de escaparates fuera de Extremadura. Así no se puede, así es imposible, porque los éxitos editoriales no llegan exclusivamente por la calidad de las obras y muchas de las que consiguen un impacto en la opinión de los lectores, pasarían de puntillas sin la distribución y la promoción oportuna.

En la pasada Feria del Libro de Badajoz, se dieron cita muchos autores y fue noticiable que el día dedicado a la novela histórica se cubriera íntegramente con autores extremeños, algo impensable hace unos años. Allí presentó su ópera prima, “La traición del rey” José Luís Gil Soto, que da en esta novela un serio aviso de sus posibilidades como escritor de largo recorrido, si no desfallece, se aburre o se desmoraliza. Desde esta tribuna yo sugiero a los lectores que las compren y las pongan junto a sombrillas y tumbonas playeras. No se arrepentirán. Los monárquicos porque verán otra cara del prisma y los que no lo son porque en las dos novelas se dan razones para no serlo.

Una distribuidora regional de libros es una de las asignaturas pendientes que tenemos por aprobar en Extremadura, si de verdad queremos que nuestros autores tengan alguna posibilidad. No hay excepciones, lo que se edita en Extremadura, en Extremadura se queda y los autores que han logrado difusión nacional es, además de por su evidente calidad, porque han ido de la mano de editoriales bien organizadas que cuidan la distribución. La media docena de sellos editoriales que heroicamente se empeñan en sacar sus ediciones desde aquí, apenas logran traspasar Mirabete, aunque trabajando mucho y empeñando más, es posible que vean sus ediciones en algunas librerías de Extremadura. Pero para dar el salto necesitamos la voluntad decidida de las instituciones públicas, aunque distribuir y propagar sea menos vistoso y menos vendible electoralmente que editar.

Ahora que tenemos una consejera de Cultura que es gestora y a la que no le ha temblado el pulso al soltar el lastre impertinentes de marisabidillos de la cosa cultural, se debería afrontar el reto de invertir para que los autores extremeños y las editoriales de Extremadura tengan una acogida menos dificultosa a nivel nacional. Tal como están las cosas, no podemos llegar más allá del ABC y porque allí tenemos al buenazo de Santiago Castelo, el mejor embajador de Extremadura. Hay poco que objetar de la Editora Regional, que tras un paréntesis penoso, vuelve a recuperar pulso y dignidad, pero los libros hay que ponerlos al alcance del lector y lo que no está en el mercado no existe. Aunque existan realidades tan palpables como “Aunque sean soberanos los empeños” y “La traición del rey”. Anímate, Consejera.


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