jueves, 29 de enero de 2009

UNA DE ESPÍAS


Muchos de los 50.000 nuevos parados ignoraban la semana pasada que iban a moverse el lunes en las colas del INEM, pero seguro que todos sabían que la Comunidad de Madrid está tomada por los espías. Si va usted a Madrid, ándese con cuidado porque lo están espiando y contra espionando. Allí todos son espías menos usted, así es que sepa que esos con los que se cruza en el paso de peatones, que van como pirados, a lo suyo, a toda leche y sin mirarlo, en el fondo lo que hacen es espiarlo, pero como en el castigo va la penitencia, los espías que espían a los espías que lo espían a usted, también son espiados por otros espías que los espían a ellos. ¡Qué lío! Para no peder comba lo mejor si vamos a Madrid es ponernos a espiar también.

Un periódico independiente de la mañana, porque la mañana y el tal periódico no tienen vinculación alguna, dedicó la pasada semana siete portadas a los espías de Madrid, dando pelos y señales de todos ellos, con lo que se viene a demostrar que los espías madrileños son gilipollas “cinco estrellas”, de esos que tienen colocada una placa dorada en el portal de su bloque: “Mirón de Reojo García. Espía. 3º izquierda”. Si usted lo quiere contratar, sube, toca el timbre y le abre directamente don Mirón, con la gabardina, las gafas oscuras y el sombrero puesto, porque los espías madrileños duermen con el uniforme, se anuncian en la tele, relatan sus proezas a El País y reparten tarjetas de visita con su foto en colores.

¡Como duele en España el tema de los espías madrileños! Llevamos quince días en un sin vivir y el dolor es tan intenso que incluso hemos olvidado que cada día hay 7000 parados más. Que hemos batidos todos los récords europeos, creando un millón de parados en menos de un año. Que somos el país con mayor déficit exterior: 45.000 millones de euros, pero que eso no mitiga nuestra generosidad. Mientras en España ya hay 900.000 parados sin prestación alguna, hemos regalado a Marruecos 560 millones de euros y hemos agradecido la visita del presidente palestino con una propina de 5 millones, sin olvidar los 20 millones de la gilicúpula de Barceló, que ya se está cayendo. Y mientras que los ERE saltan de empresa en empresa, la única que crece es la de Zapatero, que ya tiene un ejército personal de 640 asesores.

¿Conocerán los 3.500.000 parados estos datos? ¿Sabrán que el Gobierno de Zapatero ha programado una campaña publicitaria de 30 millones de euros, sólo para propagar sus remedios contra la crisis? Posiblemente no, porque ahora nuestro pálpito está en el asunto de los espías. Rajoy han entrado a fondo y ya hay un juez encargado del asunto, mientras que doña Esperanza y don Alberto llevan una semana haciendo bolos por todas las cadenas. Zipi y Zape cabalgan de nuevo ¡Vaya par de lelos!

El tema es de tal gravedad que cuando Zapatero se subió nuevamente al hombro de Sarkozy -¿el loro del bucanero?- para hacerse la foto en Jerusalén, desde allí lamentó lo de los espías madrileños… ¿Y que espían los espías? ¡Tres leches me importan los espías, lo que espían y los espiados!

jueves, 22 de enero de 2009

LA JOFAINA QUE CAMBIÓ EL MUNDO


Notas acerca del autor de “El enigma de Poncio Pilatos”
Rafael Angulo


El maestro Antonio Burgos en su “Diccionario Secreto de la Semana Santa” define el término “Palangana” como el nombre popular de la jofaina de plata donde Poncio Pilatos se lava las manos en el paso de la Sentencia de la Macarena, para no dejar a los sevillanos sin Semana Santa. Ahora viene Tomás y con los ingredientes de su estilo, dedicación, intuición y lecturas pergeña un magnífico libro que consigue que todos los semanasanteros del mundo nos levantemos airados porque deduce que no existió la palangana ni Pilatos, el dudoso, era un pusilánime, ni se lavó las manos ni fue así lo que todos los creyentes pensamos que fue así. El otro día en la película “Australia” escuché decir a Nicole Kidman: “El que las cosas sean como son no quiere decir que necesariamente que tengan que ser así”, y aunque se puede aplicar a otros aspectos de la vida, parece frase inspirada en el enigma de Poncio Pilatos. Otros, menos imbuidos en las cosas de Tamayo, achacan el distanciamiento y la objetiva imparcialidad del escritor en un pretendido “descreimiento” de Tomás. ¡Ja!. Si será descreído este hombre que su frase más repetida es esa de “padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado”. Si será descreído este hombre que pregona, sin ambages que no ha descubierto mejor tratado social en el mundo que las bienaventuranzas, si será descreído que necesita ambientar uno de sus memorables y mejores cuentos en un balcón frente a un paso de Semana Santa.
O sea que este interés de Tomás por el rabí de túnica blanca no le viene del 2002 cuando comenzó a recopilar material para su libro sobre el hombre dudoso, dudoso para muchos pero no para él. A Tomás se le cruzó el Nazareno antes, mucho antes, pero le cuesta reconocerlo y parece adoptar una lejanía con el personaje no vaya a ser que le pida más, mucho más. Dios es el señor de la historia porque es el señor del tiempo donde los hechos, afanes y errores de los hombres están inmersos. En esta partida que jugamos, Dios da las cartas siempre aunque nosotros, insignificantes jugadores, no entendamos los descartes e incluso nos enojen los movimientos del dueño de la baraja. También es el señor de las novelas históricas, cuando son novelas históricas, de hecho este “Enigma de Poncio Pilatos” está basado en las conversaciones que mantienen, envueltos en la paradoja, el rabí de túnica blanca y Tomás disfrazado de Amasio Quilio, personaje que utiliza el Palestino para confundir a mi amigo. Ocurre que Tomás aprovecha la ocasión pues ya se sabe, el buen gallo canta en cualquier corral y este hombre apasionado, escritor entusiasta, vehemente y amigo, pero amigo de los que ejercen la amistad de modo tozudo, utiliza el camino de su libertad de conciencia (que, por cierto es uno de los mejores caminos para ir por la vida sin vergüenza) para adentrarse en un personaje sin cuyo concurso el devenir de la historia hubiera sido distinto, con palangana o sin palangana, porque fue actor principal en los prolegómenos de ese laberinto de pasiones que fue la Pasión del rabí.
Podía Tomás haber escogido a Judas Iscariote, aquel desdichado, pero no, tuvo que escoger (o creer que él escogía) a Poncio Pilatos y convertirse en un narrador de excepción. Pero el narrador, en este caso, no se limita a recordar aquellos hechos que narra. Como tiene lagunas sobre lo que realmente sucedió, mezcla a veces la evocación personal con su tarea de investigación y recurre a algunos testimonios de la época para que, a la postre, Amasio Quilio diseccione sobre la piel de Poncio Pilatos un mapa de los comienzos del cristianismo, que la novela refleja mejor que el personaje, porque el enigmático Poncio Pilatos como “pronosticador” era un desastre (la Historia me da la razón).
Para seguir los avatares del Enigma es preciso tener buena memoria, una de las condiciones que los clásicos reclamaban para el buen lector (y de la que carezco, por eso la tardanza en leer detenidamente el libro) pero una vez entrados en materia salta a la vista la solidez del ahora novelista (histórico), su facilidad para combinar géneros, su naturalidad y sus dotes para el psicologismo y convertir el mundo romano (de Roma) en un anticipo de la historia universal (como efectivamente sucedió). Todo esto desde una brevedad que a veces parece hermana del talento y desde las instancias mas cotidianas y mas importantes para los protagonistas: la familia, los hijos, la mujer, los amigos, los enemigos…creo que esta faceta de Tomás es la que anima al lector a preguntarse por el sentido de las cosas y a no ceder ante la claudicación de los hechos consumados, aquello de las cosas que son como son y lo que deberían ser. De este modo, el lector irá descubriendo, con asombro, que el mundo daría un cambio rotundo e instantáneo si pusiéramos por obra la caridad que el rabí de túnica blanca pedía, eso que ahora denominamos caridad cristiana y que convierte en inútiles todas las teorías filosóficas o los programas políticos. De ahí el valor del libro para la historia, para mi historia, a la que habría que añadir la presunción de que antes que para nadie, Tomás ha escrito para complacerse a si mismo, en otro de sus retos personales dignos de elogio. Tomás ha escrito el Enigma que le hubiese gustado leer y, ante eso, no hay palangana que se le resista.

Posdata: También es un libro oportuno ahora que los niños, en su condición de escolares, han quedado huérfanos de Religión (y por lo tanto de Historia) y los angelitos están en las escuelas ignorantes de lo que hubo y lo que hay.

miércoles, 21 de enero de 2009

¿LA RESPUESTA ESTÁ EN EL VIENTO?


Cuando el desconocido Robert Zimmerman compuso a los 21 años su emblemático “Blowin´in the wind”, todavía no había llegado al gran público como Bob Dylan, pero la canción era toda una tarjeta de presentación del que llegaría a ser uno de los mejores poetas musicales de todos los tiempos. Las interrogantes que Dylan va planteando a lo largo de la canción tienen una salida única: “la respuesta está en el viento, la respuesta está en el viento”. “¿Cuántas caminos debe un hombre recorrer antes de que lo llamen hombre? ¿Cuántas veces debe una paloma blanca navegar antes de que pueda dormir en la arena? ¿Cuántas veces la bala del cañón debe volar antes de caer para siempre? La respuesta está en el viento”.

Pueden parecer simplezas, pero lo lamentable es que cuarenta y seis años después casi todas las preguntas siguen colgadas de un viento que no acaba de soltar respuesta alguna. Dylan conectó con sus simplezas porque supo poner letra y música a las interrogantes que todos nos hacíamos sin saberlo. No hemos avanzado, seguimos sin entendernos y la solidaridad es una palabreja a la que estamos dejando vacía y sin otro contenido que la retórica, el oportunismo y la apariencia. Seguimos alambrando la tierra que Victor Jara quería desalambrar y cada día importa menos el que cae al otro lado de la valla que nos separa del vecino, porque inquieta muy poco lo que sucede fuera de la frontera de nuestro ombligo. Ni el frío, ni el calor, ni el hambre, ni la sed ajena nos conmueven porque hemos asumido que la vida es una oportunidad individual y sólo prestamos atención a la manada porque nos protege

Friedrich Nietzche decía que “el hombre, en su orgullo, creó a dios a su imagen y semejanza” Y lo seguimos haciendo, seguimos confundiendo el río con sus orillas y casi no distinguimos al hombre de la bestia que nos ocupa y nos amamanta. Es de necios pensar que no hay que achicar la opulencia de las minorías para achicar también la miseria de las mayorías, que lo que nos sobra también nos pertenece y que podemos dirigir el mundo con la batuta de nuestra estupidez. Mal camino llevamos porque ¿cuánto tiempo más podrá soportar el desheredado nuestra displicencia y encogimiento de hombros? Esto no puede eternizarse y en algún momento alguien se encargará de ponernos el contador a cero. Por las buenas o por las malas.

Las metáforas bíblicas nos recuerdan que ya hubo necesidad de un diluvio y que la confusión se dio cita en Babel. Hoy toda la tierra es una Babelia espectral en la que no se entienden ni los de la misma mesa. El ruido no nos deja oír al ruido, canta Leonard Cohen, y estamos tocando techo, pero nos estamos quedando sin suelo. Y Dylan sigue preguntando: “¿Cuántos años debe alguna gente vivir antes de que se les permita ser libres?, ¿Cuántas veces puede un hombre volver la cabeza y fingir simplemente que no ve? Yo no creo que la respuesta esté en el viento.

jueves, 15 de enero de 2009

¿QUIENES SON LOS BUENOS?






¿Quién está de acuerdo con que Israel masacre en Gaza a la población civil, incluidas mujeres y niños? ¿Quién está conformes con que los terroristas de Hamás utilicen a mujeres y niños, como escudos humanos? Que levanten la mano los que aplaudan los 70.000 misiles que en los últimos ocho años han lanzado los terroristas de Hamás contra la población civil israelita, incluidas mujeres y niños. ¿Quién sonríe por la masacre producida en un colegio de Gaza? ¿Quién acepta que desde ese colegio se lanzaran misiles contra la zona israelita? ¿Indica algo que junto a los niños acribillados en el colegio cayeran dos de los terroristas más buscados de Hamás y que en las aulas se encontrara un arsenal de armas y lanzaderas? ¿Quiénes son los buenos? Y la pregunta de siempre: ¿Qué es la verdad?

Aún a riesgo de ser señalado como antisemita o propalestino, que me daría igual, podía plantear una docena de cuestiones más e incluso alguna pregunta impertinente: ¿Quién se manifestó por las 800.000 víctimas civiles que produjo el ataque de las fuerzas aliadas contra la Alemania nazi? ¿Quién lloró por el exterminio de la ciudad alemana de Dresden, a manos de la aviación inglesa? Todos los pilotos fueron aclamados como héroes y nadie suspiró por los civiles que cayeron sin opción posible. La población civil es siempre la primera víctima, porque no hay ninguna guerra humanitaria, justa, equilibrada, ni decente y los ataques quirúrgicos y de precisión matemática sólo se dan en el cine. ¿Una guerra sin niños muertos? Eso si que sería una noticia de portada.

El conflicto de Palestina es la historia de un desencuentro eterno, porque en ese rincón no saben lo que es vivir en paz y me parece excesivamente simplista o excesivamente hipócrita, andar con lágrimas de cocodrilo, intentando sacar réditos de algo tan duradero y complicado. Zapatero se ha posicionado y ha posicionado a España, pero este es otro error de bulto, como permanecer sentado al paso de la bandera de EE.UU, que acabaremos pagando todos los españoles. No parece muy sensato tomar partido y después enviar al ministro de AA.EE para que medie en el conflicto.

Se entiende que el terrorista De Juana Chaos se manifieste en Irlanda a favor de sus colegas terroristas de Hamás, se entiende que Arnaldo Otegui luzca solidario el pañuelo palestino y se entiende que, entre gente de buena voluntad que se manifiestan de corazón y conciencia ciudadana, los apesebrados de la farándula hagan su oficio, pero para los que no estamos mediatizados, teledirigidos y con la cabeza ocupada por soflamas de conveniencia, pesan igual las víctimas de todas las trincheras y son igual de niños los niños de todas las escuelas, sean israelitas o palestinos.
La mejor manera de avivar las llamas de esa hoguera es tomar partido por un leño o por otro y dejar que el conflicto siga su camino ¿Es eso lo que se pretende? Los que estamos a favor de la paz, lo que queremos es que acabe la guerra. Sin más chorradas

miércoles, 7 de enero de 2009

Diario de Extremadura y Extremadura al Dia



EL ENIGMA DE PONCIO TAMAYO
Alfonso N. García Ortiz

Aunque Poncio Pilatos ha dado mucho juego literario y cinematográfico, no ha dejado nunca de ser una incógnita que se lavaba las manos, pero del que apenas sabíamos algo más de lo que reza el Credo: “Padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado”. ¿Pero quien fue realmente el prefecto romano que, al parecer, se interrogaba filosóficamente sobre la verdad? Tomás Martín Tamayo nos lo cuenta en una novela, EL ENIGMA DE PONCIO PILATOS, en el que el personaje es analizado desde todas las perspectivas posibles, pero jugando con el lector con maestría literaria porque finalmente el enigma no se resuelve sino que se agranda, ensanchando el misterio de su peripecia vital y una necesidad muy encomiable de que la historia continúe.

No ha podido ser más afortunada esta incursión de Martín Tamayo en el complejo mundo de la novelística, porque ha logrado una historia creíble y unos personajes perfectamente dibujados. La extensa bibliografía que publica con la novela sirve para ver el esfuerzo de investigación que ha hecho, al parecer durante dos años, para poder ofertar datos muy novedosos sobre la compleja relación de Roma con sus provincias en general y con la conflictiva Judea en particular.

La trama es muy sencilla dentro de su complejidad, porque el autor se esconde tras un personaje de ficción, Amasio Quilio, supuesto primer secretario de la Prefectura en Judea, para que sirva de hilo conductor en todo el recorrido de Poncio Pilatos, al que reivindica desde las primeras páginas de esta novela que exige una lectura continuada desde las primeras páginas.

Parece claro que Poncio Pilatos fue un hombre erudito, políglota, militar y jurista, que se vio cogido en la tela de araña de las intrigas palaciegas, las trampas del Senado romano y la ojeriza permanente de los sacerdotes del Sanedrín, que supieron hacerle la vida imposible, con la participación activa de la propia Roma. Un mundo complejo, donde las pasiones tienen un papel principal y en el que el temor al “cegato de Capri”, Tiberio, hacía imposible gobernar con coherencia en la provincia más conflictiva del Imperio, Judea o “la cloaca del Imperio”, como se la conocía en Roma.

Tomás Martín Tamayo, que hasta ahora había editado una docena de libros de cuentos, muestra aquí más ambición y más altas miras. Ha acertado de lleno y sólo así se explica que de su novela, editada en Extremadura y distribuida en Extremadura, ya esté a la venta la segunda edición, lo que supone muchos miles de ejemplares vendidos. Algo inusual para un autor extremeño y para una novela editada en Extremadura por Tecnigraf, una editorial extremeña.

TABACO:SALUD O DINERO


La información de HOY sobre el consumo del tabaco en Extremadura, delataba que la Junta, tan preocupada por el estrés del cernícalo primilla, no parece dispuesta a tomar medida alguna contra el brutal incremento del consumo del tabaco en Extremadura. Nada han hecho y nada quieren hacer, porque es poco rentable acotar una drogodependencia que proporciona a sus arcas casi ochenta millones de euros/año. Sólo IRPF, IVA y carburantes superan los ingresos que el tabaco proporciona y como poderoso caballero es don dinero, el cáncer, la muerte y la ruina de centenares de familias no parece ser contrapeso suficiente. Lo paradójico es que el presidente de la Junta es médico forense y debe saber de las dramáticas consecuencias de frivolizar con el tabaquismo.

Sesenta millones de cigarrillos más que el pasado año, es la consecuencia en Extremadura del encogimiento de hombros de la Junta y de una Ley farragosa que cumplía en su articulado todos los postulados del “talante Zapatero”. Es decir, contentar a todo el mundo y huir hacia delante, porque lo importante es que no se mueva un solo voto en el electorado, más allá de los decesos directos que produce el tabaco y que el pasado año fueron un 3% superiores a los del año anterior ¿Una Ley antitabaco que fomenta el consumo del tabaco? Eso solo puede ocurrir en la España de Zapatero, ese genio capaz de mezclar el agua con el aceite.

La Ley antitabaco o de protección de los no fumadores, ha sido una de las mayores tomaduras de pelo y mejor hubiera sido no hacer nada que articular una Ley aberrante de la que se olvidaron el mismo día de su publicación. Se incumple en todos sus apartados y pese a la pamplina del control de las máquinas expendedoras, HOY informaba de que en Extremadura son muchos los adolescentes que comienza a fumar a los 11 años y que la media para iniciarse está entre los 13 y los 14 años… ¿Dónde lo compran, quien lo vende? Extremadura es una de las comunidades donde más ha subido el consumo del tabaco, aunque le echemos la culpa a los fumadores de Portugal, y tenemos el demérito de ser la región con más fumadoras de España ¿De esto también tienen la culpa los portugueses?

Hace pocos días la condensación de humos hizo saltar las alarmas en la Asamblea de Extremadura, en un salón donde está prohibido fumar y reservado exclusivamente para los diputados. ¡Todo un ejemplo de civismo y respeto! La Asamblea es un fumadero para los políticos, porque para sus funcionarios está prohibido. En Extremadura o eres fumador o eres fumador a la fuerza, porque hay fumadores tan arrogantes, estúpidos y cegatos que ostentando una representación política de primer orden, dan ejemplo y manifiestan su civismo encendiendo un pitillo incluso en el teatro López de Ayala de Badajoz, durante un acto con muchos niños. ¿Y la Ley? La Ley la lleva este excelentísimo guardada en su bragueta y le sirve para limpiarse el lugar por donde le emana el civismo, la educación y el respeto a las normas de convivencia.

COMENTARIO EN ABECEDARIO SUDAMERICANO


Alejo Fernández Pérez
El ambiente de la Navidad y de fin de año es un ambiente propicio a los sentimientos religiosos, al amor y a la bondad. Tiempo de regalos. Un buen amigo pone en mis manos un libro: “EL ENIGMA DE PONCIO PILATOS” de Tomás Martín Tamayo. Tecnigraf editores, Badajoz
Conozco a Tomás desde hace tiempo. He leído buena parte de su obra original, precisa, cortante y tan valiente en sus artículos como en su vida social y política. Tomás no se parece a nadie, ¡es Tomás! Pensé disfrutar de su obra como es habitual. Pero…
Más que leerla sobrevolé por encima de sus letras, de sus personajes y de una lejana historia con resonancias familiares. ¿ Es verdad? ¿Es falso? Ni lo se, ni me importa. Es una verdad que se impone a cualquier historia más o menos real con la pasión eterna de los personajes míticos.
Todo lo que se mueve alrededor de Cristo está dotado de una luz y un brillo de eternidad. Cualquiera de los hombres o mujeres que tropezaron con Jesús, importantes o sin importancia, han pasado a la historia humana con un relieve extraño. Pilatos también. ¿ Fue cobarde? ¿Fue valiente? ¿Se vio impelido por circunstancias políticas, y la miseria humana a firmar la muerte de Cristo, que intentó evitar? ¿ El Sanedrín estaba tan podrido como los de cualquier nación actual?
Una galería de personajes romanos como Antonina, Quinto Cornelio, Rino Galo, Albión, Nemenio, Tiberio, Calígula,…se cuelan entre nosotros como viejos conocidos. Las ambiciones de los políticos de todos los tiempos están presentes ayer como hoy y como siempre. El alma humana con sus defectos y virtudes se muestra heroica o bajuna según las circunstancias. En el alma del pueblo romano, como en la del pueblo judío; en la del pueblo dominante como en la del dominado están presentes las invariables corrientes de odio, de amor, de miedo, de valor,…que determinan el entramado del devenir humano, que se muestra difuso e impreciso en la historia escrita.
Todo ello engarzado en una trama insuperable con un ambiente irreal, de ensueño que nos prende hasta el final de la obra. Como todo lo que mueve alrededor de Cristo, esta obra también esta tocada por su presencia.
Mérida (España) 30 de diciembre de 2008
Alejo Fernández Pérez
Alejo1926@gmail.com

viernes, 2 de enero de 2009

CIPRIANO TINOCO


Cuando con frecuencia se denosta a la clase política en general, resaltando siempre su cara más negativa, es conveniente dejar una puerta abierta a la esperanza porque, afortunadamente, no todo es corrupción, ambición y patanismo. Entre los políticos, como entre los abogados, los maestros o los electricistas, los hay buenos, malos, mejorables y sobresalientes. El caso más evidente entre estos últimos es el de Cipriano Tinoco, veinte años alcalde de Los Santos de Maimona y uno de los últimos caballeros, todo un señor dentro y fuera de la política, que supo dejar una estela de buen hacer sin renunciar nunca a su bonhomía ni caer en lo estridente y chabacano. Pulcro y ajustado, estuvo arriba, abajo y fuera, pero jamás cayó en la malicia y nunca renunció a sus amigos, ideas y principios.

Sé que cada día está más bajo el listón de los políticos, que abundan los aprovechados sin otro bagaje que la sumisión, la traición y la desvergüenza. Sé que es urgente una regeneración de la clase política, generalmente aborregada y adocenada por el interés y la disciplina que imponen los partidos, sé que son muchos/as los/as que ejercen una descarada prostitución política y que para ponerse a salvo son capaces de vender una conciencia que no tienen, pero también sé que hay políticos de la estatura moral de Cipriano Tinoco, que entienden la política como un servicio a los ciudadanos, con una actitud generosa y una conciencia escrupulosa.

Cipriano Tinoco fue el primer alcalde de la etapa democrática en los Santos de Maimona, (formado al lado de Francisco Murillo, otro gran alcalde) y pronto se granjeó el respeto en todas las instituciones porque se veía con admiración el afán que ponía en todo lo concerniente a su pueblo y a su gente. Si un santeño entraba en prisión, allí estaba Cipriano; si alguien tenía un conflicto en los juzgados, allí estaba Cipriano; en el hospital estaba Cipriano, para cualquier gestión estaba Cipriano. Durante muchos años, sin asignación alguna como alcalde y en su coche particular, Cipriano fue el alcalde-recadero que exigían las circunstancias.

El pasado domingo lo enterramos y tras el pleno institucional (¡gracias, alcalde José Santiago!), mientras arropábamos a Celia, su inseparable compañera, el portavoz del PP, Manuel Lavado, concluyó así su intervención: “Que Dios lo tenga en su seno y que dentro del dolor por su pérdida, todos sepamos valorar con alegría la satisfacción de haberlo conocido”. Pues eso.

EL ENIGMA DE MARTÍN TAMAYO


EL ENIGMA DE MARTÍN TAMAYO

Agapito Gómez Villa (HOY 28.12.08)

En efecto, de verdadero enigma se puede calificar el hecho de que un escritor de raza, Martín Tamayo, no haya dedicado su vida a la literatura. Lo de 'escritor de raza' no es mío. Lo dijo Cela dijo de Umbral, ahí es nada, al que más de una vez recriminara que dedicase tanto tiempo a 'personajes de tercera' (sic): los políticos. Si a Umbral le dijo eso, a Martín Tamayo le habría negado el saludo. Hombre, ya se sabe que a la política se tiene que dedicar alguien. Pero fíjense ustedes que los mejores arquitectos no se dedican a la cosa, ni los mejores médicos, ni los mejores científicos, ni los pintores, ni los músicos, ..., ni los buenos escritores, en fin. No sé si me van entendiendo. De ahí el enigma de Martín Tamayo: que teniendo hechuras de escritor, vamos, de lo que se dice escritor, haya incurrido en otra actividad, la política, en detrimento de la creación literaria. Dicho de otra manera: no se entiende que a estas alturas de la liga Martín Tamayo no lleve publicadas media docena de obras de la categoría de "El enigma de Poncio Pilatos", que así se titula su última y magnífica novela.
De lo que yo no tenía ni idea es de que Martín Tamayo hubiese vivido varios años en la Roma de Tiberio y que, asimismo, hubiese pasado una larga temporada en Judea. Algún día me lo explicarás, Tomás. A mí no engañas: si no se han vivido en primera fila, no hay forma de contar de modo tan fehaciente las cosas que narras en tu libro. Ah, y el conocimiento que tienes sobre la forma de ser del personal de cuando entonces, mayormente de los emperadores y demás compañeros mártires. Eso no hay forma de saberlo, si no se ha convivido con ellos. La novela, qué digo novela, la crónica a mí me atrapó desde el primer instante, pero la narración tiene un 'crescendo' que hace que te quedes pegado al asiento, libro en mano, como cuando el avión empieza a tomar altura. Hasta llegar al momento culminante: el encuentro entre el prefecto romano, Pilatos, y un pobre hombre, cabizbajo, maltrecho, sucio, malherido, conocido como el predicador de la túnica blanca. Una de las escenas más emotivas que uno ha leído en su vida (casi se me caen las lágrimas).
"Esa frase pide mármol", acostumbra a decir Carlos Herrera. El enigma de Martín Tamayo, quiero decir "El enigma de Poncio Pilatos", pide a gritos una cámara. Y un buen director. Lo que yo te diga.



JUAN DE LA CRUZ
EXTREMADURA 24 HORAS, martes 30 de diciembre de 2008
Juan de la Cruz
El enigma de Poncio Pilatos, de Tomás Martín Tamayo
E24h - 30/12/2008

Tomás Martín Tamayo representa uno de los nombres más serenos e inquietos a la vez, si se me permite la contradicción, dentro del panorama literario de Extremadura y que desde su juventud, entre otras inquietudes, se lanzó a la aventura de escribir. Con numerosas publicaciones en su haber ahora se abre a una nueva dinámica en su proyección con una historia novelada.


Para llevar a cabo esa incursión ha elegido una figura tan profunda y sorprendente en su propio misterio como la de Pilatos, que llegó a ser prefecto de la provincia romana de Judea, y a cuyo recorrido en el proceso histórico va dando forma literaria bajo un titulo significativo como es el de El Enigma de Poncio Pilatos. Un trayecto novelado que Tomás Martín Tamayo lleva a cabo con ese sentido del rigor expositivo, documental, argumental, de interés y de dinamismo que preside la obra a través de unas páginas en las que el autor deja clara constancia de su dominio de la figura de Pilatos sabiendo desarrollar el mayor interés y sensibilidad literaria para que el lector avance en su incursión sobre la propia trayectoria del protagonista. A través de una amplia capacidad de investigación y de recreación, mediante una selección de fuentes alrededor de la vida, las acciones, el recorrido y las decisiones de Poncio Pilatos, Martín Tamayo, con un cuidado y esmerado lenguaje, un selecto hilo argumental y un recorrido puesto en primera persona, en la figura de Amasio Quilio, primer secretario de la prefectura de Cayo Poncio Pilatos, va avanzando, paulatina, detenida, profundamente, en los pormenores y en la obra de una de las figuras más representativas del mundo que pasó a la historia por entregar a Jesús al pueblo hasta llegar a su crucifixión entre grandes sufrimientos tras el interrogatorio al que le sometió el propio y debil Pilatos.


Con una gran capacidad de hilvanar esquemas orientativos, aportaciones personales, esencias históricas, descripción de ambientes, situación de personas, escenas de relieve como una película de gran magnitud literaria, Tomás Martín Tamayo ha ido hilvanando la que, probablemente, se configure como su mejor y más profunda obra con ese ejercicio de una dedicación excepcional al rigor del camino de Pilatos. Para ello se ha rodeado de una serie de fenómenos conceptuales de una significativa hondura en el escenario de los pasos de Jesús. Sobre todo, si se quiere, en toda una cuidada serie de hilos y de aspectos que poco a poco, con relieve, subliman al lector con los pasos de Poncio Pilatos. Martín Tamayo se ha volcado con un engranaje de fecundidad creativa, de aportación al sentido histórico de Pilatos, hasta desgranar su propia esencia. Lo que lleva a cabo, desde el papel ya reseñado de Amasio Quilio, que aumenta, de forma paulatina, en intensidad, analítica, descriptiva y dramática.


Todo un proceso verdaderamente significativo, con un lenguaje que recorre los segmentos de la obra con un realismo que, en ocasiones, conociendo la vida de Pilatos, produce esa impresión vertiginosa hasta que se llega a los momentos cumbres que hilvanan la vida del protagonista con la de Jesucristo. Para ello, con un lenguaje contuntente, dramático y lleno de vida y de muerte, Martín Tamayo se incrusta en ese capacidad y fuerza narrativa que desgarra en lo más profundo de su fuerza novelística. En unos momentos en que se discuten tantos momentos y acontecimientos históricos, Martín Tamayo abre paso, con una mágica soltura literaria, a un personaje que va vistiendo y desvistiendo con el ropaje literario más enriquecedor, sencillo y profundo animando al lector de modo constante a avanzar en la intriga del desenlace final de la obra novelada. Páginas de la historia que figuran en el panorama de las letras extremeñas con esa simbiosis de quien ha tenido la capacidad de saber abordar y elaborar, con un perfecto trazado, un camino que nace en la investigación, en la inquietud y hasta en la perspectiva por la que se desliza el recorrido de Poncio Pilatos. Con personajes al medio como Calígula, José de Arimatea, María, Augusto o la transcencendencia e importancia de los sacerdotes del Sanedrín, Martín Tamayo ha llegado a elaborar una radiografía de Pilatos como solo podría escribir y radiografiar su propio secretario, conocedor de todos sus movimientos, actitudes y aptitudes.


Con una prosa clara, contundente, reflexiva y bien cohesionada el autor nos lleva a ese desenlace final del enigma de Poncio Pilatos con una especie de transmisión de su dimensión humana y en cuya vida quizá, si se analiza con rigor, destaca una frase que genera la culminación de la obra de Martín Tamayo: Pilatos era un hombre derrotado, con la amargura tallada en su rostro cuando decidió partir hacia lo desconocido con Claudia Prócula, su hija y un reducido grupo de sirvientes.