sábado, 12 de enero de 2008

Matar moscas con el rabo


Cualquier extranjero que siga nuestras preocupaciones a través de los titulares de prensa, radio y televisión, podrá llegar a la conclusión de que España es Jauja y de que aquí no tenemos ningún problema. Las banalidades que sirven para alterar nuestro latido colectivo son algo que no suele darse en parte alguna, excepto en Venezuela, que están siempre entretenidos con el bufón que tienen por presidente. Las tres noticias más destacadas de la semana, las que más se han comentado, medido y sopesado han sido la selección de una letra para nuestro Himno Nacional, la cena de gala del Rey, rebautizado como “el patrón” por su propio hijo y la pretensión de un grupo de progres abogando para que se borre el “Todo por la Patria” en los portales de los cuarteles de la Guardia Civil.

El paro, la carestía de la vida, la Sanidad, la Educación, el terrorismo, la vivienda o la deriva separatista de los socios del Gobierno, apenas han tenido espacio propio, aunque al socaire de las tres mamarrachadas que nos han ocupado, se han vuelto a poner de manifiesto. Arturo Mas, el señorito catalán que acabará enterrando la otrora poderosa CIU, dice que “No cantaré ese himno, porque mi patria es Cataluña” y el siempre oportuno Josep LLuis Carod, le ha sacado una cabeza a la hora de las ocurrencias: “ Me dan igual las música y las letras de los países extranjeros”. No ha habido tertulia que no haya analizado el tema y hasta en los programas rosas se han canturreado los insustanciales versitos del autor, que ayer mismo se explicaba en una multitudinaria rueda de prensa

Unos quinientos comensales se dieron cita en la cena ofrecida por el Rey como motivo de su aniversario y de allí ha trascendido hasta el color de los manteles y el bordado de las servilletas, al margen de anécdotas tan significativas y trascendentes como que Santiago Carrillo fumaba. ¿Cuántas veces hemos visto y oído el “espontáneo” discurso del Príncipe, llamando a su padre “patrón”? ¿Y el recuento de los que faltaron y el anclaje diplomático de los comensales en sus mesas? ¿Quines se inclinaban, quienes bajaban la cabeza y quienes la levantaban para que quedara claro de que no son monárquicos, aunque allí estaban? Después todos se unieron en el brindis de Zapatero: “¡Viva el Rey!” A mi me gustó mucho ver por allí, engalanados, a todos los acérrimos revisionistas de la “Memoria Histórica”

Y como casi estamos en carnavales, la tercera portada -más bien parida- es descolgar los carteles con el “Todo por la Patria”. Partidarios a favor, en contra, indiferentes y soldados sin graduación han pasado por todos los micrófonos para dejar en ellos su opinión sobre tan peliaguda cuestión. Incluso se sabe de un general que hizo las indagaciones oportunas para comprobar si era un globo sonda o un propósito real… Ya podían aprender de Franco, que para distraer al personal ponía fútbol y toros, en lugar de aburrirnos, como ahora, matando moscas con el rabo.

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