domingo, 14 de octubre de 2007

¡El escudo de oro de Mérida!


Parece que el alcalde de Mérida, al salir de su despacho se echa al bolsillo un puñado de “escudos de oro”, por si se encuentra con alguien al que tenga algo que agradecerle. Es un hombre prevenido y con ese criterio de pagar favores y simpatías acabaremos todos teniendo “el escudo de oro”, porque ¿quién no está dispuesto a hacerle un favor al alcalde de Mérida a cambio del “escudo de oro de la ciudad”?. Calle es un hombre amable y agradecido que en un bolsillo lleva caramelos para los niños y en el otro “escudinos de oro” para los adultos. Para los adultos que le sonrían, claro. ¡Qué diferencia con Pedro Acedo, que si podía se escaqueaba y no pagaba ni el café! Me pregunto si Angel Calle puede imponerme el escudo de oro de Mérida con carácter retroactivo, porque recuerdo que una vez almorcé con Pedro Acedo y pagué yo. ¿No me lo merezco?

Ahora, de una tajada ha impuesto los dos últimos “escudos de oro” en Villafranca de los Barros, su pueblo. Lo invitaron a dar un pregón en un barrio de Villafranca y como agradecimiento, impuso el escudo de oro de Merida al presidente la asociación que lo había invitado y ya, metido en faena, se llevo la mano al bolsillo y le impuso otro al alcalde de Villafranca, Ramón Romero. Supongo que por alcalde, por compañero de partido y por la reconocida trayectoria de Ropero en favor de Mérida. Para mi que se quedó corto, porque debería haberle impuesto tres y darle uno de repuesto, por si se le pierde alguno. Nada de protocolos, nada de consultas, liturgias, formalismos y bisuteria barata, los “escudos de oro” de Mérida son de don Angel Calle y él los entrega a placer, según convenga y le parezca. O sea, igual que Ibarra entregaba sus medallas, pero a lo bruto, sin disimulo alguno.

A este paso el “Escudo de oro de Mérida” podremos conseguirlo en el mercadillo, en los huevos “Kinder”, en la “subasta del mochuelo” o en la tómbola de Cáritas, y el que no tenga que se haga del PSOE o invite al alcalde a unas migas con torreznos, porque el alcalde de Mérida regala escudos de oro como si fueran pin del partido y, además, como las pizzas, los entrega a domicilio, porque si alguien lo invita a una barbacoa, se lo impone a domicilio. La duda que me queda es si los “escudos de oro” son de oro o son de un oro tan falso como los merecimientos de algunos. Se lo tengo que preguntar a Angel Calle.

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