sábado, 23 de septiembre de 2006

Matan moscas con el rabo


No le hago ascos a la república. Soy hijo de republicano, encarcelado por sus ideas y represaliado durante toda la etapa franquista, que no fue corta ni parca en gestos de desdén hacia los que no entraban en su círculo y de eso tampoco se escapaba la familia. Vamos, para que se me entienda, Franco perseguía a los de la orilla opuesta con el mismo afán que lo hace Ibarra hoy, con lo que se da la paradoja de que algunos apenas hemos notado la diferencia porque nos persiguió aquel y nos persigue este. La diferencia más sustancial es que Ibarra no nos puede encarcelar ni ordenar paseíllos en la madrugada y que aquel duró cuarenta años y este SÓLO lleva veinticuatro. Por lo demás, dictador aquel y dictadorcillo este. Ególatra aquel y ególatra este.

Franco se rodeó de una camarilla pringosa, que superaba los excesos del dictador e Ibarra, más de lo mismo, también ha seguido estos pasos y anda con una guardia pretoriana, asfixiante y nauseabunda, encargada de lapidar a los “malos”, que en muchos casos, somos los mismos. O sea, que se dejen de cuentos los idealistas de tienda cien, que protegen y alientan estas prácticas. Unos por acción directa y otros por vergonzosa omisión, están amparando una dictadura y escenificando un amago de democracia. Está visto que a muchos sólo nos queda el consuelo de canturrear aquello de “ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio”.

Bueno, pues resulta que con la que está cayendo, con la que se nos viene encima a los extremeños, que acabaremos por arrancar también nuestros viñedos, en el Parlamento Europeo se entretienen con la gilipollez de censurar, setenta años después, la dictadura de Franco. Es seguro, gracias a Dios, que la inmensa mayoría de los eurodiputados no tenga ni la más remota idea del personaje, que Franco no ha ocupado ni un segundo en sus vidas, pero cuando se ponen a hacer el gilipollas, pies para qué os quiero. En casi todos los países europeos tuvieron su “franco” temporal, pero a ninguno se le ocurre dilapidar tiempo y dinero en andar con condenas semejantes. ¿Por qué lo han hecho? Mi abuela decía que cuando el diablo no tiene nada que hacer, se entretiene matando moscas con el rabo.

¿Y qué dicen de semejante condena, setenta años después, los miles de franquistas acérrimos que ahora ramonean en el PSOE? Pues igual que justificaron la dictadura de Franco, justificaron los crímenes de estado y el latrocinio de la etapa felipista. Y de la misma manera, justifican ahora la venta por parcelas autonómicas que está haciendo el bobo solemne. ¡Es la suerte de haber nacido hombre-estómago!

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