sábado, 18 de noviembre de 2006

Un poco de verdad y mucha mentira


¿Existió alguna vez el monstruo del lago Ness? Desde luego fue bonito mientras la leyenda circuló a sus anchas, pero cuando se comenzó a exagerar, con noticias sensacionalistas, huellas en las orillas, estelas en el agua, fotos e incluso películas, se hizo un rastreo a fondo que sólo sirvió para -qué pena- deshacer la leyenda con un veredicto concluyente: "en el lago Ness no existe ningún monstruo y su fauna es similar a la de cualquier otro lago". Sirvió para eso y para gastar seiscientos millones de dólares. La conclusión y el carpetazo llegaron tras una exploración milimétrica de todo el lago, con submarinos equipados de sónar, radar y la más sofisticada tecnología en búsquedas y rastreos. Junto a la negación de Nessi, llegó también la negación de gigantescas cuevas interiores, interconectadas, que facilitaban al monstruo la huida y aparecer casi al mismo tiempo en dos puntos distantes de la superficie.

Pues como en el lago Ness, en algunos puntos de Extremadura y a cuenta de la mal llamada 'recuperación de la memoria histórica' estamos asistiendo a exageraciones, mezcladas con manipulaciones y fabulaciones de tal calibre que son capaces de situarnos en la orilla de la negación. Y eso es malo, porque en la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica hay gente bien intencionada que trabaja con rigor y cree en lo que hace.

Por ejemplo, se ha dicho y se ha publicado, incluso en la prensa nacional, que "en Mérida ha aparecido la mayor fosa común de Extremadura" y junto a estas noticia, burdamente manipulada, se deja caer otra sobre la existencia de un listado de 1.200 emeritenses desaparecidos durante la Guerra Civil, uniendo las dos noticias en la misma información. ¿Para qué? Es evidente que, aunque literalmente no se decía, lo que se pretendía es que se uniera "mayor fosa común con 1200 desaparecidos". ¿Es que han aparecido 1.200 cuerpos en esa presunta "mayor fosa común de Extremadura"? Puede haber un listado con 1.200 nombres, pero lo que es rotundamente falso es que en Mérida haya aparecido semejante fosa.

O sea, ésto es peor que lo del monstruo del lago Ness, porque, aunque el monstruo sea mentira, al menos es una mentira basada en la existencia real del lago. Aquí, hasta la fecha, no existe ni monstruo ni lago.

El pasado 7 de junio, junto a las tapias del cementerio emeritense, aparecieron unos restos humanos, escasos, fragmentados y calcinados. Se trataba de varias falanges, una esquirla de escápula, otra de diáfisis derecha y un trozo de occipital. También se encontró una hebilla, un trozo de tela y dos fragmentos de casquillos de balas fabricadas en Sevilla, en 1925. Uno de los obreros que participó en la recogida lo resume así: "todo cabía en un calcetín". De mutuo acuerdo las partes implicadas, Ayuntamiento, Consorcio y Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, decidieron encargar la supervisión y el estudio correspondiente a la Sociedad Científica Aranzadi, de San Sebastián. Los miembros de Aranzadi llegaron, hicieron sus sondeos y prospecciones y hallaron ocho fragmentos óseos más.

En total se hicieron 184 excavaciones en el recinto y para completar el estudio señalaron la necesidad de concluirlo con el análisis de un geo-radar, capaz de encontrar la fosa común o los restos óseos que pudieran existir en el lugar. Los de Aranzadi y los del geo-radar hicieron un trabajo minucioso, pero la fosa no ha aparecido. Si para algo ha servido el trabajo hecho, ha sido para descartar la existencia de la fosa en el lugar analizado. ¿De dónde se ha sacado que unos pocos restos, incinerados, supongan "la mayor fosa común de Extremadura"? Del mismo sitio que salió la existencia de Nessi.

Exagerar con estos temas tan dolorosos es sembrar expectativas falsas para los familiares de las víctimas y, además, restar interés y participación a la verdadera recuperación de la Memoria Histórica, porque fabular con asuntos así es "pan para hoy y hambre para mañana". Y resulta vomitiva la instrumentalización política de alguna jeta de granito, con afirmaciones tales como que el Ayuntamiento de Mérida pretende ocultar el hallazgo "echando más paladas de tierra encima de los restos encontrados". La conclusión a la que han llegado los expertos es tan rotunda como la que hicieron los que exploraron el lago Ness: Según Francisco Echeverría, profesor titular de Medicina Legal y Forense y presidente del Departamento de Antropología, "se trata de pequeños fragmentos y esquirlas que se corresponden con más de un individuo (sin poder precisar) y que han experimentado un gran deterioro como consecuencia de la acción del fuego que interpretamos como post mortem y muy probablemente relacionada con labores propias del cementerio en tareas de limpieza (exhumación y reducción de sepulturas).

Teniendo en cuenta la escasa representación de los huesos recogidos y su mal estado de conservación no es posible establecer criterios para orientar su identificación". Esto es lo que hay y todo lo demás es ruido, cohetería y fanfarria o algo peor. Mucho peor.

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