domingo, 20 de marzo de 2005

¿Quid est veritas?


Cuando Pilatos le preguntó a Jesús “¿Qué es la verdad?”, la estaba cuestionando en forma y fondo, porque para un descreído como él, apegado a la conveniencia material de cada día, la verdad no pasaba de ser una pretensión filosófica inconsistente. Así era y así es. Sigue siéndolo, porque cada día descubrimos razones prácticas para detestarla y cuestionarla. No deja de ser paradójico que los que han pasado decenios con aquello de “la verdad os hará libres”, ahora utilicen cualquier estratagema para ocultarla, desviarla, adulterarla y mancillarla. ¿A quien interesa la verdad, si incluso se aplaude y se premia la habilidad para maquillarla? Si una mentira se hace verdad por repetirla cien veces, si se repite un millón de veces concluye por ser incuestionable. Por ejemplo, casi da pudor ir a contracorriente y mantener una verdad que se ha hecho mentira, como es la de la guerra de Iraq. ¿Participó España en la guerra de Iraq? No, pero el coro ya está gritando que sí, porque aunque sea algo cercano, está programado para que nadie se tome la molestia de recordar. Y para eso nos traerán la célebre y bien ordeñada foto de Las Azores, con los presidentes de EE.UU, Inglaterra, Portugal y España. De los cuatro, sólo los dos primeros tuvieron parte activa en la llamada “guerra preventiva”. ¿A quien le importa ésa verdad tan cercana, si la mentira está asumida incluso por el Partido Popular?

Pues bien, con foto o sin foto, en Las Azores o en Las Malucas, ni Portugal ni España participaron en la invasión de Iraq, aunque la oposición portuguesa haya sido más respetuosa con la verdad. En Portugal la política cabalga otros corceles y en su corta historia democrática no han visto a ningún ministro ni responsables de la seguridad del Estado en la cárcel, por matar, prevaricar o robar directamente. ¿Se puede recordar esta verdad? Es una verdad políticamente incorrecta, porque no interesa a los amos del subterfugio, así es que dejemos esta verdad incuestionable y enarbolemos la incuestionable mentira de la participación de España en la guerra de Iraq. España no participó en la guerra de Iraq, aunque no se opuso a ella, como Francia o Alemania, pero estos son matices sin importancia. Es curioso, pero si lo dices, no faltará algún ilustrado que se sonría con suficiencia histórica, recordando el cuarteto de las Azores, como prueba concluyente.

¿Mintió el Gobierno el 11 M, cuando en las primeras horas señalaba el sendero de ETA? No. Mintieron los que mintieron, fariseando con que el Gobierno mentia; mintieron los que dieron consignas para aplastar la verdad; mintieron los que lideraron las broncas en la noche de reflexión; mintieron los que brindaron con champán, con las víctimas todavía calientes, al conocer la autoría del terrorismo islámico y mintieron los que aprovecharon el dolor y la confusión para sacar réditos electorales. Mintieron los que pusieron trampas mediáticas; mintieron los que engordaron la confusión del momento y mintieron los que al socaire de las doscientas víctimas, azuzaron al coro para que repitiera la consigna de que aquello era una respuesta lógica e incluso legítima por nuestra participación en la guerra de Iraq.

Además, el ordeño de la mentira no ha concluido, porque sus sumos sacerdotes creen que aún pueden rentabilizarla un poco más y en lugar de avergonzarse por ser el único país donde el terrorismo islámico ha votado de forma tan contundente, ya andan preparando los fastos del aniversario, con “luto nacional” incluido, porque de lo que se trata es de aprovechar un poco más el tirón de las víctimas. ¡Ya verán la ración de imágenes que nos darán durante tres días, acompañadas de las explicaciones interesadas de los intelectuales de la farándula! Puede que hasta la Julita Otero se ponga un crespón negro ésos días!

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